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Tras la crisis, hartazgo de los intendentes del PJ con Axel Kicillof

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La rebelión de la Policía Bonaerense no se había resuelto del todo cuando trece intendentes del peronismo de Buenos Aires se reunieron en un lugar reservado para hablar con la ministra de Gobierno de la Provincia.

La cita no era secreta pero sí se dio por entendido que debía mantenerse bajo algún tipo de confidencialidad. Fue el jueves pasado, a las seis de la tarde, en un predio deportivo llamado “La Torcaza”, ubicado en el distrito de Ituzaingó. Esa mañana Axel Kicillof había anunciado los aumentos para la policía y las mejoras en sus condiciones de trabajo.

El “paro y movilización” del ejército azul de Buenos Aires no inquietaba a los jefes comunales. Sabían que se arreglaría más temprano que tarde, como pasó.

Los intendentes querían quejarse ante una funcionaria como Teresa García, a la que consideran una “par” porque militó durante años en el peronismo de Buenos Aires, por la falta eficacia que aseguran que caracteriza la administración de Axel Kicillof. Expresaron su hartazgo con lo que ya consideran es falta de eficacia gubernamental y por el modo con el que el Gobernador interactúa con ellos, los líderes de los territorios más poblados del Conurbano. Reclamaron por la falta de soluciones cuando elevan sus mil infortunios al gabinete provincial. Querían además conocer, no como exigencia pero sí con la firmeza que suele caracterizar a los modales de los líderes de municipios habituados a batallas administrativas bravas, cuándo y en qué cantidad se les girarían los fondos millonarios del anunciado plan de seguridad para la Provincia y también de contratos para construir obra pública que juran que les adeudan hace meses.

La mayor parte de los intendentes presentes en “La Torcaza” disienten con el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, con quien empiezan a disputarse el control de los fondos del programa para frenar los delitos. Pero la cuestión más profunda que los aqueja es su vínculo con Kicillof y sus funcionarios. Es casi unánime la descripción negativa que difunden los intendentes peronistas de Buenos Aires con los ministros a los que acuden para pedirles soluciones rápidas y eficaces para intentar disminuir las crisis diversas que aquejan a los vecinos.

Buena parte de los jefes comunales del PJ están convencidos de que el Gabinete de Kiciloff ignora la problemática de los territorios de Buenos Aires. Rescatan solo a dos de esos funcionarios: a la ministro García y al titular de Justicia, Julio Alak. Quisieran que alguno de ellos sea convocado para formar parte de un Gobierno que aseguran, siempre bajo el anonimato, no pudo mostrar un solo logro de gestión en nueve meses de mandato.

El escenario es complejo porque está partido debido casi a lo que podría considerarse un “choque de culturas”. Los intendentes llevan años caminando las calles de sus localidades, conocen el millón de trampas y salidas del laberinto burocrático de la Gobernación Bonaerense, y acusan a los ministros de Kiciloff de carecer de esos conocimientos porque o son nacidos y criados políticamente en la Capital Federal, o porque los consideran inexpertos en el manejo infernal de los conflictos bonaerenses.

La tensión con Kiciloff es total.

Lo resume uno de los presentes en la “Cumbre de Ituzaingó”: “Axel te atiende el teléfono, escucha, te promete soluciones, pero después no cumple. Nos tiene desconfianza y sentimos que no va a cambiar”.

Kicillof asumió y no dejó que los jefes territoriales de Buenos Aires opinen sobre cómo deberían estar formado su Gabinete. No les cede espacios de poder. Y además, y quizás sobre todo, hizo crecer el poder de la agrupación juvenil K, La Cámpora, a cuyos militantes sí nombró en cargos relevantes de su administración.

La Cámpora y los intendentes del PJ son antagonistas desde hace años.

La representante de Kicillof que escuchó el hartazgo de los jefes comunales, la ministro García, sorprendió a sus interlocutores cuando confesó que coincidía con ellos: “Axel tampoco me abre el juego a mí”, dijo, palabras más, palabras menos.

A los jefes municipales del peronismo los abruma la ansiedad cuando indaga sobre alguna certeza respecto al envío de millones que corresponden a convenios para construir obras públicas que firmados hace meses, pero nunca ejecutados.

Y más todavía los tensiona asegurarse cuánto y cómo les serán distribuidos los milones de millones de pesos que les prometieron que manejarán para mejorar la Seguridad en sus localidades. En ese punto empiezan a chocar de nuevo con Berni. Varios de los intendentes que estuvieron en la reunión de “La Torcaza”, cuyo anfitrión fue el intendente local, Alberto Descalzo, afirman que sus municipalidades financian la nafta que usan los patrulleros de la Bonaerense para circular por sus distritos, también el arreglo de esos móviles, y hasta parte de los gastos de operatividad de las comisarías. Berni no quiere ceder nada. En su entorno dejaron trascender que el ministro cree que en muchos de esos arreglos entre comisarios e intendentes (no generaliza porque buena parte de los intendentes tienen buena relación con él) son poco transparentes.

Quizás por eso prepara un convenio con la petrolera estatal, YPF, para que los móviles policiales se abastezcan de combustible en estaciones de servicio de esa compañía público. Se cortaría así el flujo de plata entre municipalidades y comisarías.

Los intendentes que marcaron su hartazgo con la gestión Kicillof contaron que incluso para resolver flexibilizaciones por el confinamiento del Covid-19 chocan contra una pared de burocracia en La Plata.

Ejemplo: las habilitaciones de diferentes sectores de la economía tras el confinamiento deben ser solicitadas por autoridades municipales en un sistema informático que los transmite a los funcionarios provinciales de Kicillof. Los jefes comunales aseguran que con ese método lo que más reciben como respuesta son son rechazos y que después no tienen interlocutores para insistir.

Varios de ellos decidieron permitir de modo unilateral que en sus localidades los bares pudieran abrir con mesas en la calle, o se habilitaran actividades recreativas. Lo hicieron pasando por alto al Gobernador.

Es el mismo al que después ven declarando en contra de flexibilizaciones similares que anuncia la jefatura porteña de Horacio Rodríguez Larreta.

“Ellos (por la gobernación Kicillof siempre prefiere pelear con algún enemigo antes que intentar resolver problemas básicos”, se quejó uno de los participantes de la reunión con la ministro García.

Clarín reconstruyó lo hablado en la “Cumbre de Ituzaingó” gracias al testimonio de protagonistas directos de las tres horas de diálogo o catarsis con autoridades provinciales.

Ninguno de los varios consultados aceptaron hacer declaraciones identificados por nombre y apellido.

Los jefes comunales que convocaron a Teresa García son los de las primera sección electoral. Esa región incluye a las localidades de La Matanza (Fernando Espinoza), Merlo (Gustavo Menéndez), Hurlingham (Juan Zabaleta), Mercedes (Gerónimo Ustarroz), Escobar (Ariel Sujarchuk), San Martin (Adrián Moreira), Luján (Leonardo Boto, un apellido de chiste obvio para un político), entre otros partidos como Tres de Febrero y San Isidro, bajo mando de intendentes de Juntos por el Cambio, que no fueron invitados al encuentro del PJ.

De los peronistas, faltaron muy pocos a “La Torcaza”. Uno de ellos es el jefe comunal de José C. Paz, Mario Ishii, aislado por la pandemia debido a su compleja salud.

Entre oitras preocupaciones, los intendentes advirtieron a García sobre la caída en el envío de fondos de la coparticipación de impuestos que la Gobernación reparte entre los municipios. La rebaja el 4 %. Los jefes comunales creen que esa caída es responsabilidad del ente recaudador bonaerense, ARBA.

A esa altura del día y de la semana, los intendentes ya conocían que Berni sería ratificado en su cargo. El ministro, desde que estalló la crisis policial, sumó bronca importante contra dos jefes comunales: uno es Martín Insaurralde, de Lomas de Zamora. El otro es Espinoza. En privado, supo Clarín, los acusa de haber promovido la protesta de la policía para perjudicarlo.

La falta de confianza y las pocas consultas de Kicillof con los intendentes, admiten varios de ellos, será difícil de resolver. Ocurre el Gobernador sigue la lógica de su Jefa. Cristina Fernández siempre desconfió de los jefes territoriales del PJ de Buenos Aires. Nada que una elección no pueda solucionar. Para eso falta y hay problemas que resolver.

Con Berni, la pelea de algunos de los más poderosos intendentes no tienen vuelta atrás. Y sí final de consecuencias imprevisibles. 

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