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Cuando se cortó la trasmisión oficial Martín Guzmán tomó el micrófono y se despojó, sin abandonar su aire glacial, del traje de técnico para hacer un planteo de política cruda: pidió respaldo, habló de consenso, y anticipó que se vienen días difíciles.
«Habrá sectores interesados en que (el canje) fracase, que no se haga», apuntó el ministro de Economía que 40 minutos antes había ingresado con Alberto Fernández y Cristina Kirchner al quincho de la quinta de Olivos para anunciar, sin la letra chica, la oferta de renegociación.
Guzmán siguió al detalle el plan inicial que trazó Fernández para acumular músculo político y lograr un robusta plataforma institucional que defienda una oferta que el Gobierno dice que será la única y la última.
«Tómalo o déjalo», apunta un albertista puro y duro que como el Presidente elogia los dones de Guzmán. «Es la mejor oferta que se podía hacer: le tapa la boca a los que decían que el plan A era un default y fija un horizonte de cumplimiento posible», completa.
Fernández y su ministro tejieron la foto de Olivos para reducir los márgenes de disidencias locales, criollas. Causa nacional, le ponen épica en el oficialismo.
Santiago Cafiero y Eduardo «Wado» De Pedro, habituales interlocutores con los gobernadores, hicieron la costura previa para lograr un scrum de voceros multicolor que respalden la oferta de Guzmán.
Un peronista silvestre como el cordobés Juan Schiaretti, y los radicales Rodolfo Suárez (Mendoza) Gerardo Morales (Jujuy) y Gustavo Valdés (Corrientes), fueron los primeros que movieron.
Al atardecer, en Olivos, decían que era cuestión de horas que hable el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, la figura más visible y expuesta del PRO.
Sergio Massa, que pivotea entre terminales políticas y tiene vínculos con fondos de inversión, fue un portavoz designado: habló a la salida de Olivos mientras Fernández y su vice charlaban, café y té de por medio, en el chalet presidencial.
Cristina -que aplica un protocolo sanitario propio y rígido- llegó sola y se instaló en la casa presidencial lejos del tumulto de gobernadores y diputados. Entró al quincho junto al presidente y se fue con él. Estuvieron reunidos, después, hasta casi las 8 de la noche.
Más tarde, el Presidente se refugió en la oficina que más usa, la de jefatura de Gabinete, con Cafiero, Julio Vitobello y el vocero Juan Pablo Biondi. Se sumó el gobernador de Misiones, Oscar Herrera Ahuad, un médico al que el presidente escucha por tema coronavirus.
Guzmán iba y venia de una oficina vecina donde revisada papeles con su equipo, sobre la presentación de este viernes. Fernández leyó cada declaración de dirigentes a favor del canje. Llamó y mandó mensajes para agradecer.
Alberto F. se siente a gusto en esa centralidad mansa, con poco ruido, que le construyó la crisis del coronavirus y le facilitó el escenario para renegociar la deuda.
A esa hora, la lista de respaldos era larga: iba del santiagueño Gerardo Zamora al santafesino Omar Perotti, de Ricardo Alfonsín a Mario Negri, jefe del bloque de la UCR en Diputados.
«Va a ser dura como toda negociación», apuntó un operador del PJ a Clarín. «Es ésta o ésta, no habrá otra oferta» vocea un ultimátum un funcionario que habita el primer anillo presidencial.
Este viernes se conocerán los detalles finos de una propuesta de bonos que, en promedio, serán a 20 años. «Es lo que Argentina, creciendo al 3% en el mejor de los casos, puede comprometerse a pagar, de acuerdo a sus producción y sus exportaciones«, proyecta un funcionario.
La gobernadora de Río Negro, Arabela Carreras, se retira de la Quinta de Olivos luego del informe que dió el presidente Alberto Fernández junto con el ministro de Economía, Martín Guzman sobre la deuda.
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Guzmán, en modo político, desplegó ante gobernadores y diputados otros argumentos, y hasta repitió un slogan de Fernández: «Deuda nunca más», dijo.
A pesar de anticipar 20 dias difíciles, el ministro habló del «día después» y dijo que una vez superada la instancia de la renegociación -tiene fecha tope el 20 de mayo- se debe cambiar el paradigma sobre el rol del Banco Central y del sistema financiero.
«Bancos que den créditos a la producción», invitó antes de recluirse para ver el detalle último del texto que presentará este viernes.
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