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El fiscal general de Estados Unidos, Bill Barr, declaró que no encontraron fraude electoral en las recientes elecciones y que no se puede invalidar la victoria de Joe Biden del tres de noviembre. Con esto contradijo a quien lo nombró, el mandatario saliente Donald Trump. «No hemos visto un fraude a gran escala», afirmó Barr, un ultraconservador leal al presidente republicano, en una entrevista con la agencia de noticias Associated Press. Biden fue declarado ganador el siete de noviembre, pero Trump mantiene sus acusaciones de votaciones irregulares en estados clave como Georgia, Michigan y Pensilvania que, según sus palabras, le «robaron» la reelección. Cada día más aislado en su cruzada, Trump evocó abiertamente la posibilidad de presentarse de nuevo a la reelección en 2024, en un acto privado con dirigentes republicanos.
La caída de un relato
«Hasta la fecha, no vimos un fraude de tal magnitud que pudiera haber cambiado el resultado de la elección», señaló el fiscal general Bill Barr, quien agregó que las únicas acusaciones de fraude potencialmente justificables «están muy particularizadas en un conjunto específico de circunstancias, actores o conductas» que ya fueron debidamente investigadas.
Esto ocurre después de que el pasado nueve de noviembre, seis días después de las elecciones, Barr instruyera a todos los fiscales del Departamento de Justicia a investigar supuestas irregularidades antes de que los resultados fuesen definitivos.
Con ese movimiento, el fiscal general rompió con una norma de no interferencia federal en investigaciones de fraude electoral, que son competencia de los estados ya que son ellos los que encargan de la organización de los comicios. Barr alertó en ese momento del peligro de que «una mala conducta electoral no pueda rectificarse de manera realista», por lo que puso a todos los fiscales federales del país al servicio de la estrategia de Trump.
Tres semanas después, sin embargo, la mayoría de los estados ya publicaron sus resultados oficiales confirmando la victoria del demócrata Biden en lugares como Michigan, Pensilvania, Wisconsin, Arizona o Nevada, en los que Trump había denunciado el supuesto fraude sin pruebas.
Las palabras de Barr no fueron bien recibidas por la campaña de Trump, que salió a cruzarlo con vehemencia. «Con el debido respeto al fiscal general, no ha habido nada parecido a una investigación del Departamento de Justicia», apuntaron en un comunicado Rudy Giuliani y Jenna Ellis, abogados de Trump. Sin exhibir una sola prueba, el equipo legal del mandatario saliente dijo que había «reunido una amplia evidencia de votación ilegal en al menos seis estados que no han sido examinados» y que tiene «muchos testigos que juran haber visto delitos cometidos en relación con el fraude electoral».
Trump tampoco se quedó atrás y si bien no se refirió directamente a Barr, insistió en su denuncia de fraude. «La gente se está presentando como nunca antes. ¿Un camión grande que lleva cientos de miles de boletas fraudulentas (FALSAS) a un centro de votación? TERRIBLE – ¡SALVEN A ESTADOS UNIDOS!», insitió el mandatario en Twitter. «Grandes testimonios de fraude electoral hoy en el Gran Estado de Michigan. Esta elección es un escándalo mucho más grande de lo que cualquiera hubiera pensado», aseguró más tarde.
Barr, ¿con los días contados?
Poco después de la publicación de la entrevista, Bill Barr fue visto en la Casa Blanca. Su vocero dijo que era para una reunión previamente programada. «Supongo que Barr será el próximo en ser despedido, ya que él también dice ahora que no hubo fraude», dijo el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer.
Durante una conferencia de prensa el miércoles, unperiodista le preguntó a la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, si Trump todavía tenía fe en el fiscal general. McEnany no respondió directamente a la pregunta. «Si tenemos anuncios de personal, te lo haré saber», se limitó a decir.
Dos semanas atrás Trump había despedido a Chris Krebs, funcionario del Departamento de Seguridad Interior y responsable de la seguridad electoral, luego de que este concluyera, junto al resto de los servicios de inteligencia y observadores independientes, que la elección de 2020 fue «la más segura en la historia estadounidense».
El mandatario saliente criticó el domingo al Departamento de Justicia y al FBI por no ayudarlo a demostrar un fraude, según sus propias palabras, masivo. «Están desaparecidos», le dijo a Fox News. Pero Barr, que encabeza el Departamento de Justicia, dijo a la agencia AP que los fiscales federales y los agentes del FBI investigaron los reclamos recibidos, incluso la afirmación de que las máquinas estaban programadas para sesgar los resultados. «El Departamento de Seguridad Interior y el de Justicia han investigado eso, y hasta ahora, no hemos visto nada que lo corrobore», aseguró.
Biden cosechó más de 80 millones de votos frente a unos 74 millones de Trump, lo que se traduce en 306 votos electorales contra 232. Incluso si el mandatario republicano no reconoce su derrota, el Colegio Electoral que determina oficialmente el ganador debería confirmar la victoria del demócrata el 14 de diciembre. La investidura de Biden está programada para el 20 de enero, y el veterano político continúa configurando lo que será su futuro gabinete.
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