MULTIMEDIOS PRISMA 24

IDENTIDAD EN COMUNICACION

La comunidad boliviana en Argentina vivió como nunc…

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Para la comunidad boliviana en la Argentina la elección del domingo pasado no fue una más. El pueblo migrante se movilizó como nunca en defensa del modelo que llevó adelante Evo Morales desde 2005. El resultado quedó a la vista: casi el 90 por ciento de los votos que se emitieron en Argentina fueron para el candidato del Movimiento al Socialismo (MAS) Luis Arce. Fue una jornada histórica en que los bolivianos pelearon por el derecho a sufragar en el extranjero, como manda la Constitución Plurinacional de 2009. Detrás de cada voto hubo una historia de lucha que en muchos casos viene de generaciones. Ante el intento de la derecha de su país de dejarlos fuera de los comicios, ellos respondieron con militancia y amor por la patria.

Historias de familia

El 88,14 por ciento de los votos emitidos en la Argentina fueron para el binomio Arce-Choquehuanca. Faltando apenas cuatro días para la elección los bolivianos residentes en nuestro país todavía no sabían si iban a poder emitir su voto. El Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia no actualizaba la información sobre los recintos habilitados. Además muchos de ellos no figuraban inscriptos. Sin embargo la comunidad organizada llevó adelante la lucha para denunciar esta situación. Para Carlos López, que emigró desde Bolivia a los tres años junto a sus padres, esta elección marcó un antes y un después. “La comunidad boliviana en Argentina tiene un poder en las manos del que no era consciente. Ahora, después del golpe y la elección del domingo, creo que lo entendimos y lo dejamos claro en las urnas. También desde acá luchamos para derrocar al gobierno de facto”, dijo López, de 31 años que milita en la agrupación Generación Evo en Ciudad de Buenos Aires.

Otro de las grandes comunidades de bolivianos está en Jujuy. Desde San Salvador Meleana Huanca Limachi contó a Página/12 cómo tuvieron que vencer el miedo de algunos compatriotas. “Con la campaña llegamos a los rincones más lejanos para decirles a los hermanos que necesitábamos su voto. Nos juntamos con todas las organizaciones sociales. Los hermanos nos decían ´no hay que votar, nos van a perseguir, tengo mi familia allá y les van a hacer algo´. Pero los convencimos y valió la pena. Ahora tenemos una esperanza muy grande”, señaló Limachi que forma parte la organización feminista “Las Bartolinas”.

Muchas de estas militancias se apoyan en historias familiares de lucha. Hoy esos relatos germinaron transformándose en acción. Limachi llegó al país en 2005, justo después de los sucesos conocidos como la “Guerra del gas”. En ese momento Bolivia estaba sumergida en un conflicto por la exportación y nacionalización de esa materia prima que se saldó con la renuncia de dos presidentes y decenas de muertos. “Bolivia estaba paralizada. Salimos del país porque no teníamos esperanza. Dejamos allá a mis padres y nos instalamos en Buenos Aires”, contó Meleana. Un año después apareció una posibilidad en San Salvador y partió hacia allí. En el medio llegó Morales a la presidencia. “La gente humilde de mi país empezó a vivir bien y a hacer sus negocios. Yo me preguntaba: ´¿qué hago acá cuando mi país está bien?´”, explicó la militante. Finalmente en 2014 decidió volver. “Nosotros eramos una familia humilde. De repente llegué a una casa de ladrillo. Mi mamá estaba cocinando en una cocina con garrafa cuando antes usábamos solamente leña”, recordó Limachi emocionada.

«Nuestra lucha hizo que se votara»

En Mendoza también hay una comunidad importante de bolivianos que luchó para defender el voto. Allí Yolanda Pozo es una de las referentas históricas. Ella nació en esa provincia en 1974, el mismo año que sus padres llegaron al país escapando de la dictadura boliviana. “Papá era taxista y presidente del sindicato en Potosí. Tuvieron que escapar por razones políticas. Acá trabajaron en Salta, Tucumán, Jujuy. Después volvimos a Bolivia. Allá se da otro golpe militar. Fue muy duro. Mis recuerdo de niña es ver los tanques de guerra, tener que apagar las luces de la casa. Eso fue así hasta el año 85 que deciden volver a la Argentina”, cuenta Pozo. Una vez en el país se instalaron en Mendoza donde pusieron rehacer su vida. “Acá conocí a mi esposo que es el primer presidente la comunidad boliviana en la provincia. Ahora tengo dos hijas argentinas que viven esta dualidad cultural de la familia”, cuenta Yolanda. Desde 2019 intentó obtener la doble nacionalidad pero el trámite se paralizó desde el golpe de Estado. Al final no pudo votar en estas elecciones. “Pese a todo defendí el voto porque no sólo es mi derecho futuro, sino el de muchos. Si el voto no se hubiera hecho en Mendoza, capaz que el gobierno que venía, si era de derecha, decía que no se iba a votar más en Argentina. Nuestra lucha hizo que se votara”, sostuvo Pozo.

En el ADN familiar de López también hay participación política. “Mi abuelo fue combatiente en la Guerra del Chaco, entre Paraguay y Bolivia. Mi viejo fue militante y dirigente en la Universidad de Oruro. Enfrentó varios golpes militares y me contó historias de cómo reprimían a los estudiantes”, contó López. Carlos fue delegado en el colegio secundario pero su actividad política pegó un vuelco tras el gobierno de Néstor Kirchner. “Cuando Néstor falleció estaba con mi papá y mi mamá. Nos largamos a llorar los tres. Su gobierno nos dio muchos derechos como migrantes. Fue un abrazo para nosotros. Los compatriotas pudieron sacar su DNI y acceder a la educación, a salud. Desde ese día sentí la necesidad de meterme más activamente en la militancia política”, narró Carlos. 

Los tres coincidieron en que esta victoria del MAS se vivió como ninguna otra. López se reunió con unos pocos compañeros de militancia tras fiscalizar en una escuela de Villa Lugano. «Una vez q vimos la diferencia aplastante respiramos
y nos emocionamos mucho
. Después de este año tan doloroso para la patria, de
tanta muerte y persecución, tantos compañeros refugiados… Pero recuperamos la patria», contó Carlos. En Jujuy también buscaron la forma de festejar pese al coronavirus. «Más de uno me llamaba al celular y decía ´queremos festejar´. Pero nos cuidamos mucho. Nuestra alegría es porque Bolivia recuperó su libertad. Los pueblos indígenas somos los que más fuerza tenemos. Las mujeres de pollera también han tenido que salir a las calles. Su lucha es la victoria de hoy«, sostuvo la integrante de Las Bartolinas.

Informe: Juan Manuel Boccacci

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