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En enero de 2018, Franco Armani se subió al altar, dijo fuerte «Sí, quiero» y arrancó su matrimonio con River después de su exitoso paso por Atlético Nacional. No hubo luna de miel ni tiempo para celebrar. Se puso los guantes y en el álbum de fotos fue coleccionando tapadas fundamentales y récords para adueñarse del arco «más grande del mundo». El nacido en Casilda está lejos de llegar a las Bodas de Oro, que se celebran a los 50 años de casados, pero logró una marca increíble: de los 101 partidos que lleva disputados en el club, mantuvo su arco en cero en 50. Y esas vallas invictas también son de oro.
Cuando Marcelo Gallardo gira la cabeza y observa bajo los tres palos al Chili, rebautizado como el Pulpo, le brillan los ojos y se siente tranquilo. El Muñeco no se olvida de que la salida de Marcelo Barovero le había generado un fuerte dolor de cabeza. Batalla, Bologna y Lux no se afianzaban en el puesto y Armani fue el analgésico prefecto que le solucionó el problema. Con una regularidad que asombra y que no es habitual en ese puesto, brinda máxima seguridad, liderazgo, gana partidos y el entrenador se «olvidó» del arco.
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