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Evo Morales: «Nunca imaginé este recibimiento» | Tr…

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Evo Morales cuenta que tuvo un sueño en octubre pasado. El subía un cerro, al llegar, le ponían una medalla. El sueño se repitió, idéntico, y entonces supo que el MAS ganaría las elecciones en Bolivia. Por eso transitó los días previos con un optimismo y una determinación que desconcertaba a quienes lo acompañaban en la Argentina, porque contradecía algunos datos duros, con el golpe instalado en el país. Pero él visualizó con certeza que ese sueño transmitía tanta verdad como el que había tenido con su hermana una semana antes de que ella muriera. Soñó que una tía ya fallecida hacía tiempo la venía a buscar y se la llevaba. Ese fue uno de sus grandes golpes en el exilio. Lo cuenta en la entrevista que dio para el documental realizado colectivamente, dirigido por Diego Briata y producido por el Grupo Octubre y Operamundi. El equipo del documental siguió junto a Página/12 la «caravana del regreso a la Patria» de Evo Morales, desde su partida de Buenos Aires con Alvaro Gacía Linera, con una parada para visitar a Milagro Sala, pasando por el cruce del puente internacional de La Quiaca junto al Presidente Alberto Fernández. Hasta el recorrido de más de 1100 kilómetros que culminó con el histórico acto de Chimoré, ante un millón de personas. 

La forma en que Evo Morales fue recibido por el pueblo boliviano en estos tres días de caravana es uno de los grandes datos políticos que deja este regreso. Gente en todas las calles, caminos y rutas esperándolo durante horas, hasta en las que no formaban parte del recorrido original y se tomaron como camino alternativo, por los cortes de ruta de la oposición en la región de Tupiza. Actos multitudinarios aún en los pequeños pueblos. Una forma de conexión inmediata, espontánea y sensible con la figura que, de aquí en más, se consolida como líder regional. Un lugar destacado en la Unasur –su reactivación es uno de los ejes sobre los que Morales insiste en sus discursos– es uno de los roles que varios analistas preven para el futuro.  

Recibimiento con tanta gente, nunca. El sentimiento del pueblo, siempre”, dice Morales en la entrevista para el documental cuando se le pregunta, tras la enorme convocatoria de la caravana, cuándo fue la primera vez que sintió el amor de su pueblo. El primer recuerdo que aparece de ese pueblo movilizado en su defensa es el de un momento clave en la consolidación del Movimiento al Socialismo: cuando en 2002 era diputado y fue expulsado del Congreso, acusado de liderar la revuelta de Sacaba, en la que murieron cocaleros y policías. El Gobierno de Jorge Quiroga había decidido cerrar entonces el mercado de coca del único lugar legal donde los productores del trópico de Cochabamba, base social de Morales, podían comercializar. 

Igual que ocurrió con el golpe, lejos de sacarlo de la política, este hecho hizo que la popularidad del entonces diputado creciera. Morales y otros tres legisladores iniciaron una huelga de hambre, las movilizaciones se multiplicaron. La resistencia popular hizo que el Tribunal Constitucional le restituyera la banca. Cinco meses más tarde el MAS obtenía un inesperado segundo lugar en las elecciones. Tres años después, y exactamente en la misma fecha de su destitución como diputado, un 22 de enero, Evo Morales era electo presidente con casi el 54% de los votos. 

«Yo no me olvido cómo la gente venía en la huelga de hambre, a defenderme. No solamente campesinos, cocaleros, no: clase media, clase alta, la gente se expresó», dice en la entrevista que le hizo María Fernanda Ruiz. También recuerda cómo la gente se movilizó por él cuando fue detenido en 1994. «Pero como esto, nunca, nunca imaginé, ha sido impresionante. Siempre digo: cuando un dirigente no abandona a su pueblo, el pueblo tampoco abandona a su dirigiente. El pueblo cuida», está seguro.

«No sólo es importante ser solidario, o ser populisa o progresista. Hay que ser además antiimperialista para ser revolucionario. Y la gente que lucha por la paz, por justicia social, tiene que empezar a cambiar. Algunos compañeros solo son de ambición, de conveniencia, no son de convicción. Solo están por cargos, no por un proyecto político de la liberación. A los que dicen no, soy independiente, neutral, al medio, les digo: El que se acomoda al medio, siempre está con los conservadores», define. «O somos del pueblo, o somos del imperio. Tiene que definirse si quiere hacer política. Claro, la política es una lucha de intereses. Pero nosotros luchamos por los derechos comunes, colectivos. Por la paz con justicia social, por soberanía por independencia, por la dignidad, por la libertad, por la igualdad de un pueblo».   

La experiencia del exilio

«En el exilio me sentí impotente de no hacer nada. En un momento pregunté: dónde sirvo más, refugiado o encarcelado? Yo quería venirme acá y que me detengan. Raúl Castro me dijo: no, no puedes volver, te van a matar, te van a envenenar, van a inventar una revuelta de presos», repasa el líder boliviano. «Tenían razón los que me decían: para salvar el proceso de cambio, hay que salvar la vida de Evo. Pero yo no quería que siguieran quemando casas de ministros, ministras, asambleístas, de nuestros familiares. Como mi casa en Oruro».  

Evo vuelve a agradecer «al compañero hermano presidente Alberto Fernández», a los movimientos sociales de Argentina y a los bolivianos residentes. El peor momento del exilio, dice, fue la primera semana. «No sabía que había pasado, no podía entender». Desde ese exilio trabajó mucho para lograr este regreso que «sabía que iba a ser, pero no pensé que tan pronto». «Hemos vuelto al gobierno sin violencia, con conciencia de recuperar la democracia, sin entrar en provocaciones, con un pueblo unido, organizado y movilizado», analiza.

Instituciones y democracia

Entre los interrogantes y desafíos que retoma el denominado «proceso de cambio» en Bolivia en esta etapa de reconstrucción, está el del rol que ocupará Evo Morales, la relación que mantendrá con Luis Arce en la gestión. Si antes de partir de la Argentina se encargaba de marcar que no sería parte del gobierno, llegado a Bolivia dijo en un acto: «hoy hablamos por teléfono con el hermano Lucho sobre el gabinete, no podemos volver a equivocarnos con los candidatos». También mantuvo reuniones con dirigentes regionales de cara a las elecciones subnacionales de febrero. Evo Morales no olvida, por otra parte, que David Choquehuanca no aceptó ser vicepresidente ante el primer ofrecimiento. 

Una primera promesa de campaña, por lo pronto, ha sido cumplida en cuestión de días: Arce promulgó el viernes pasado las leyes para el pago del “Bono contra el Hambre”, que beneficiará a unos 4 millones de bolivianos en situación vulnerable con 1000 pesos bolivianos mensuales (unos 145 dólares).  

El gran desafío es en verdad el de la institucionalidad, con grupos parapoliciales conformados durante el golpe, y con capas dirigenciales removidas durante el último año, tanto en las jerarquías militares y policiales como en todas las áreas del Estado. Lo vivió el grupo de periodistas y realizadores que integró esta cronista al regreso de la cobertura de la caravana, en el aeropuerto de Viru Viru, en Santa Cruz. 

El equipo había cruzado la frontera a pie desde La Quiaca junto con la comitiva de Evo Morales, en un momento excepcional en el que el lado boliviano permanecía cerrado. De modo que tenían el papel de salida de la Argentina, pero no el de entrada a Bolivia. Estaban hechos los trámites para el debido registro del ingreso. Pero el papel no estaba. Así que en Migraciones del aeropuerto decidieron cobrar una multa. «Infracción administrativa grave por haber ingresado a territorio boliviano por lugar no habilitado de control migratorio». 

Pronto quedó claro que el objetivo no era recaudatorio. «Evo habrá abierto la frontera pero nosotros no somos de su partido, así que vamos a hacer cumplir la ley», le dijo el agente encargado de Migraciones, Cristian Castro Ledesma, al equipo periodístico. La multa se discutió pero se pagó sin opción a reclamo. Mientras autoridades consulares y ministeriales de Bolivia indicaban por teléfono que no correspondía. Es posible imaginar con qué se enfrentan en el futuro inmediato los ciudadanos bolivianos ante trámites de todo tipo, que complican o simplifican la vida cotidiana.   

La caravana se desvió el primer día por los cortes de ruta.

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