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La apertura de fronteras para el turismo internacional y la expectativa de llegada de unos 100 mil brasileños con 100 millones de dólares para vender en el mercado paralelo es un ingrediente más en la acumulación de señales que entregó el Gobierno esta semana para aplacar la corrida cambiaria. Todo suma, dicen en el gabinete económico, conformes con la caída de 34 pesos en la cotización de la divisa mediante las operaciones de contado con liquidación (CCL), de un máximo de 181 pesos el jueves 22 de octubre a 147 pesos este viernes 30. El dólar ilegal tuvo un recorrido similar, de 195 a 169 pesos. Bajó 26 pesos.
La mayor oferta de divisas en el blue con el regreso de los turistas ayudaría a quitar algo de volatilidad a ese segmento cambiario tan poco representativo en términos económicos –opera unos 6 millones por día, contra 250 millones del dólar oficial- como influyente en la formación de expectativas y utilizado como excusa para la remarcación de precios, ya que en verdad los costos productivos no pasan por ahí sino por el mercado formal.
La corrida en el CCL y el blue, sin embargo, genera un clima de desestabilización peligroso porque se instala la idea de que sus movimientos anticipan la devaluación del dólar oficial. Eso alimenta maniobras especulativas en toda la economía, empezando por los exportadores y los importadores, que son quienes acceden de manera directa al dólar oficial. Como esos actores retacean la oferta de divisas y apuran compras y pagos de deudas con el exterior, las reservas terminan por verse erosionadas. La baja de las reservas es leída como señal de desconfianza y los formadores de precios buscan prevenirse de una posible devaluación remarcando por las dudas, con el argumento de que desconocen el costo de reposición.
De ahí el apuro del Gobierno por cortar cuanto antes ese círculo vicioso, ya que si se lo deja correr puede arrastrar a la economía a una devaluación innecesaria, con costos potencialmente muy graves en el marco de la pandemia. Como se citó en este espacio la semana anterior, la consultora PXQ proyecta una inflación de entre 50 y 60 por ciento en 2021 si ahora se produce un alza del dólar oficial del 20 por ciento como piden agroexportadores y sectores financieros.
En el terreno de las expectativas, el derrumbe de 34 pesos en el CCL y de 26 pesos en el blue fue un éxito para la estrategia que diseñó Martín Guzmán, empoderado por Alberto Fernández para coordinar esa tarea. Cuando arrancó con su plan de aflojar controles en el CCL, permitir operar en ese mercado a fondos de inversión extranjeros que conservan bonos en pesos que en su momento le compraron al gobierno de Mauricio Macri, recomponer los instrumentos de deuda en pesos y lanzar títulos atados al dólar, esa cotización de la divisa estaba en 165 pesos. Después llegó a un máximo de 181, según Hacienda porque había que esperar que se acomodara el mercado a los nuevos plazos del parking de bonos, y finalmente este viernes bajó a 147.
Esa caída, en definitiva, debería frenar incrementos de precios que se venían anticipando para noviembre con la justificación del aumento del CCL y el blue, como se explicó más arriba.
Señal política
“Si quieren dar pelea, daremos pelea”, fue la primera señal que entregó el lunes temprano Alberto Fernández, ante el recrudecimiento de la corrida cambiaria de la semana anterior. El presidente y el ministro de Economía levantaron el tono de la respuesta oficial ante la ofensiva devaluadora, cada vez más intensa. Dejaron en claro que la decisión política del Gobierno es no alterar la relación del tipo de cambio con la marcha de la inflación. En lo que va del año, el dólar avanzó 30,8 por ciento, en tanto el IPC acumula un alza del 22,3 por ciento hasta septiembre y falta conocer el dato del mes en curso.
“Los que acopian y esperan una devaluación para vender, se van a quedar esperando que ocurra”, insistió Fernández este viernes. Es lo mismo que les dijo a los máximos responsables de empresas líderes en el país, con quienes viene manteniendo encuentros mano a mano para transmitirles la visión del gobierno sobre este momento tan particular y las perspectivas a futuro, como reveló Leandro Renou en PáginaI12.
El Presidente confirmó sus encuentros con Paolo Rocca, de Techint; con Jorge Brito, del Banco Macro, y también los tuvo con Roberto Urquía, de Aceitera General Deheza; con Marcos Bulgheroni, de Pan American Energy; con Luis Pérez Companc, de Molinos Río de la Plata, y con Daniel Herrero, de Toyota. Son compañías con activa participación en el mercado de cambios y claves para la evolución de la inflación.
A su vez, el gabinete económico apuró las reuniones sectoriales con la construcción, las industrias automotriz, textil, de calzados y con el consejo agroindustrial.
A todos ellos el gobierno les ratificó que no devaluará y les advirtió sobre los perjuicios de los comportamientos especulativos. También intercambiaron información sobre la situación de cada uno de los sectores. Las autoridades y los empresarios coincidieron en que si se logra superar este momento de tensión cambiaria sin una devaluación, la economía acelerará la marcha y en 2021 se podrá ver una recuperación en V.
Pasado de rosca
“El Gobierno tomó varias medidas, como la mega emisión de bonos dólar linked, por 254 mil millones de pesos, que influyó mucho, la devolución de 100 mil millones de pesos al Banco Central, el acortamiento del parking del contado con liquidación. Todo eso influyó para bajar el dólar, que estaba un poco pasado de rosca, y a tranquilizar las aguas. Las medidas fueron bien dispuestas, bien intencionadas y bien ejecutadas”, analiza la baja de los dólares financieros de esta semana Santiago López Alfaro, socio de Delphos Investment y ex director del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) en el gobierno de Cristina Kirchner.
“Lo que viene son las próximas emisiones de deuda para financiar al Tesoro, la oferta de un bono en dólares para los fondos del exterior que ejercen presión en el contado con liquidación y la llegada del FMI. La brecha sigue siendo alta, debería bajar del 90 a menos de 50 por ciento, pero lo que se logró esta semana fue parar una corrida que ya era muy importante”, agrega.
En el Ministerio de Economía están satisfechos porque la caída de los dólares financieros se produjo sin necesidad de subir las tasas de interés, salvo una corrección menor en los pases bancarios por parte del Banco Central. También se mostró mayor coordinación para empezar a mirar con lupa las importaciones, que en septiembre tuvieron un aumento del 3,1 por ciento, en un comportamiento especulativo para anticiparse a una eventual devaluación.
Son señales que se suman en una disputa bisagra para el gobierno del Frente de Todos y el bienestar general. Y ahora se agrega, para dar la pelea en el barro del mercado ilegal, el refuerzo de los dólares que vendrán de Brasil.
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