Del «debo llegar más al área» a tercer goleador del puntero

«Me falta tener un poco más de contacto con la pelota, más precisión, llegar un poco más al gol, más al área. Son cosas que habrá que ir mejorando”. Transcurría el 2016 y apenas un par de meses después de su llegada a River, Ignacio Fernández ​ya tenía bien en claro lo que debía pulir para adaptarse a un equipo exigente, que ya tenía la vara alta.

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Y hoy, a cuatro años de aquella declaración/autocrítica, Nacho no sólo consiguió transformarse en el futbolista al que muchos sindican como el mejor de la liga local: además de clarificar el juego también pulió la definición, al punto que ya es el tercer artillero del equipo en esta Superliga gracias a sus cinco conquistas. Sólo lo superan Borré, artillero del torneo con 10, y el otro Nacho (Scocco), que con seis gritos ya es el segundo máximo goleador del ciclo Gallardo​.

Una especie de delantero encubierto, digamos. Este flaquito desgarbado que tiene un grito más que Matías Suárez, quien en Santa Fe fue su asistente personal con ese centro preciso que le cayó en su cabeza para empatar la historia ante Unión y comenzar con la remontada que desembocó en un triunfo de punta, en soledad. Este volante de 30 años, que acaba de renovar su vínculo con el club hasta mediados de 2023, hace jugar y hace festejar al hincha de River con goles importantes, como el de este domingo. Como el que le anotó a Central Córdoba en la final de diciembre de la Copa Argentina. Como el grito ante Paranaense, en la Recopa. Como el 2-0 a Boca en la ida de la semifinal de la Copa Libertadores 2019 –también asistido por el Oreja- que fue fundamental para eliminar otra vez al rival de todos los tiempos y acceder a la finalísima frente a Flamengo…

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Y la lista podría ser más extensa si seguimos escarbando entre los 26 goles que acumula en Núñez. Pero en verdad no hace falta. Lo más importante es que el Sordo se volvió un jugador completo, un futbolista polifuncional lleno de herramientas y que parece hecho a la medida de lo que Gallardo busca cuando imagina los equipos. Un tipo con una visión de juego excepcional, con un empeine de gamuza –como denominó un tal Diego Armando Maradona…- y una pegada sutil que se traduce en festejo cada vez que pisa el área.

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De cabeza, de jugada, de penal. En definitiva, un gran abanico de recursos el que fue desplegando Nacho desde que se volvió un futbolista top bajo el ala del Muñeco. Así fue que aquella falencia que había marcado sobre su juego quedó en el pasado. Ahora no sólo es el cerebro de este líder del torneo doméstico, sino también es uno de los definidores. Parece que se acostumbró a cerebral…

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