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Se entiende todo. La situación del país, la disparada del dólar blue, el esfuerzo de los dirigentes y lo difícil que resulta para Boca negociar con otros clubes del país que, se sabe, siempre piden un mango más de acuerdo al color de la camiseta. El tema es que el Xeneize fracasó en casi todos sus intentos por sumar jugadores de calidad y hoy pareciera contar con menos recursos que antes de la pandemia. Este sábado, Damián Batallini, el delantero que quería Juan Román Riquelme, confirmó que a fin de año se va a jugar a México, a préstamo por un año y con opción de compra.
Si Boca necesita o no refuerzos es harina de otro costal, parte de otra discusión. Con lo que tiene (o tenía), le alcanzó para ser el mejor del 2020 y luego del parate se clasificó sin despeinarse a octavos de final de la Copa. Pero desde el propio Consejo de Fútbol se habían trazado el objetivo de incorporar futbolistas en varios sectores de la cancha. Primero, Boca fue por los top. Por figuras de Europa y los del fútbol argentino. En todos los casos, el resultado fue el mismo.
El primer apuntado fue Mauricio Isla, libre del Fenerbahce. El chileno era una vieja debilidad de Román, el jugador al que ya había ido a buscar en enero, a poco de asumir y al que le había hablado, incluso, de dinero. Isla coqueteó con Boca hasta último momento y hasta llegó a comprar al club con el Real Madrid, el Barcelona y la Juventus. Pero cuando el Consejo lo apuró, se bajó y firmó con Inter de Porto Alegre. Otro jugador de selección que le dijo no a Román fue Edinson Cavani, aunque lo del Matador fue más un sueño que una posibilidad: en el United cobrará diez millones de euros por temporada.
Román trajo a Cardona, una de sus debilidades, pero no pudo con el resto.
Luego, Román y compañía redujeron la búsqueda al mercado sudamericano. Para reemplazar a Junior Alonso, una de las prioridades de Miguel Russo, hicieron el intento por el colombiano William Tesillo, del León de México, pero no hubo manera de avanzar. La alternativa fue Marcos Rojo, pero Riquelme lo llamó y el ex Estudiantes prefirió volverse a Europa para no traicionar al Pincha. En esa posición, hoy Boca cuenta con Izquierdoz, López, Zambrano y Ávila, que jugó apenas 8′ en Primera. Otro defensor por el que Boca hizo gestiones fue Fabricio Bustos, del Rojo, que también prefirió quedarse en su club.
Ahora, la casi cerrada venta de Batallini al fútbol mexicano volvió a dejar en claro las dificultades de Boca para contratar jugadores, también de mitad de cancha hacia adelante. Silvio Romero no llegó. Cecilio Domínguez, tampoco. Calleri y Carrillo no quisieron saber nada con volver al país y el punta del Bicho ya tiene las valijas hechas para irse en diciembre. La opción es de un palo y medio por el 50% del pase. ¿Imposible para Boca? Parece que sí.
Alonso dejó Boca y se sumó a Atlético Mineiro.
Por ahora, el mercado de Boca viene siendo bastante austero. Cardona llegó a préstamo para reemplazar a Bebelo Reynoso (se fue a la MLS) y Javi García, el tercer arquero, volvió al club después de ocho años para ocupar el lugar que dejó libre Marcos Díaz (también retornó Rossi, hoy primera alternativa para Andrada). Después, más allá de los jugadores que regresaron de sus préstamos (Maroni, Bou, Retegui y compañía) todas fueron bajas: Alonso, Marcone, Hurtado, Weigandt, Seba Pérez y los desafectados Villa y Almendra.
El libro de pases en la Argentina cierra recién el último día previo al arranque del torneo, que sería el viernes 30/10. Por ahora, Boca no la pegó. Y cuando menos se esperaba, perdió una nueva Batallini.
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