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Uruguay se vistió de luto por el fallecimiento de Tabaré Vázquez, presidente de Uruguay durante dos mandatos (2005-2010 y 2015-2020) y encargado de llevar a la izquierda al poder tras 175 años de gobiernos conservadores. Oncólogo de profesión, de origen humilde y socialista desde su juventud, Vázquez fue el primer candidato del Frente Amplio en llegar a la intendencia de Montevideo en 1990 y a la presidencia en 2005. Aquejado por un agresivo cáncer de pulmón, a sus espaldas deja un legado de políticas sociales progresistas que permitieron un crecimiento como el de pocos países de la región.
Vázquez fue despedido en el mediodía del domingo con un cortejo multitudinario que partió desde la intendencia de Montevideo con destino al cementerio de La Teja, su barrio natal, donde se celebró un sepelio reservado para sus hijos y nietos. La pandemia de coronavirus llevó a la familia a limitar la estadía en la sala velatoria a unas pocas horas, durante las que recibió la visita del presidente Luis Lacalle Pou, la vicepresidenta Beatriz Argimón y el exmandatario José «Pepe» Mujica (2010-2015). El gobierno decretó tres días de duelo nacional, durante los cuales las banderas permanecerán a media asta.
Miles de personas salieron a las calles de Montevideo, auténtico bastión frenteamplista, para aplaudir y lanzar flores al paso del vehículo que contenía el féretro con los restos mortales de Vázquez, cubierto por la bandera uruguaya. Aunque el distanciamiento social fue imposible de mantener, el uso de tapabocas fue la constante en las calles de una ciudad que aumentó en las últimas semanas el número de casos de covid-19. El Frente Amplio convocó a los uruguayos a despedir a Vázquez a las 21 horas del domingo desde sus casas escuchando la canción «Defender la Alegría», compuesta por Mario Benedetti y Joan Manuel Serrat.
Nacido y criado en La Teja
Tabaré Ramón Vázquez Rosas nació el 17 de enero de 1940 y vivió toda su infancia y juventud en el popular barrio montevideano de La Teja. Fue el cuarto de cinco hijos del matrimonio entre Héctor Vázquez y Elena Rosas. «Mi padre había sido dirigente de (la petrolera estatal) ANCAP, fue destituido y preso. Y mi abuelo fue fundador del club Progreso, eran españoles, anarquistas», relató en una entrevista publicada en el libro Conversaciones con Tabaré Vázquez, de Carlos Liscano (2003). En ese mismo texto confesó que nació en un hogar «muy humilde que tenía grandes piedras en el techo para que no se volaran las chapas».
Vázquez trabajó de carpintero, administrativo y mozo para costear sus estudios de Medicina, su gran vocación. Finalmente graduado en 1969, se especializó en Oncología después de que, entre 1962 y 1968, su hermana, su madre y su padre fallecieran de cáncer. Docente universitario con publicaciones en centenares de revistas nacionales e internacionales, Vázquez se convirtió en un emblema de la medicina uruguaya. Ni las desgracias familiares ni las dificultades económicas frenaron el crecimiento del médico que tuvo en su esposa, María Auxiliadora, fallecida en julio de 2019, a su gran sostén por más de 50 años. Juntos formaron una familia con cuatro hijos, uno de ellos adoptivo.
«Nunca aspiré a hacer una carrera política, lo mío era la medicina con una cuestión social», aseguró en una entrevista emitida el pasado 29 de noviembre por Canal 10. En 1979 Vázquez incursionó en la presidencia del Club Atlético Progreso, y durante su gestión el club se consagró por primera y única vez campeón de la Primera División. En varias oportunidades fue firme candidato a ocupar la presidencia de la Asociación Uruguaya de Fútbol. Se rumorea que quien le bajó el pulgar fue el expresidente colorado Julio María Sanguinetti, hincha fanático de Peñarol.
Vázquez inició su carrera política en 1983 cuando ingresó al Partido Socialista. Una vez restaurada la democracia en el país, en 1985 fue uno de los que encabezó la campaña para derogar la Ley de Caducidad, que protege a los miembros del Estado que cometieron delitos durante la dictadura. Pero su gran salto llegó en 1989, año en que alcanzó la intendencia de Montevideo a través del Frente Amplio.
La izquierda al poder
Tabaré Vázquez ya había sido proclamado como candidato a la presidencia de Uruguay por el Frente Amplio en 1994, en 1999 y en 2004, cuando por fin logró imponerse en primera vuelta y quebrar la hegemonía conservadora. El primer mandato de Vázquez se caracterizó por las políticas virtuosas con las que pudo reducir la pobreza y el analfabetismo. Se reinstauró la negociación salarial para los trabajadores y se implementó el Plan Ceibal, que repartió laptops entre los alumnos de las escuelas públicas.
Pero más allá de las políticas que le valieron el apoyo de distintos sectores, Vázquez protagonizó fuertes y acalorados debates por su ley contra el tabaco, pionera en prohibir la publicidad que incitaba al consumo de cigarrillos. El exmandatario promovió la campaña que convirtió a Uruguay en el primer país libre de humo de tabaco en América latina. Subió sistemáticamente impuestos al tabaco, lo que le valió un duro enfrentamiento con la multinacional Philip Morris, que en 2010 inició un proceso de arbitraje contra Uruguay ante el CIADI. El país ganó el proceso en 2016, con Vázquez nuevamente en la presidencia.
El expresidente uruguayo se convirtió en un personaje ampliamente conocido (y cuestionado) por el pueblo argentino cuando permitió que en territorio uruguayo, pero a la vera del río Uruguay, se estableciera la pastera Botnia. Ambientalistas y pobladores de la ciudad de Gualeguaychú denunciaron que la papelera podía llegar a contaminar las aguas del río de jurisdicción compartida, pero el presidente uruguayo mantuvo la construcción y el funcionamiento de la polémica industria.
En 2011, ya fuera de la presidencia, Vázquez confesó que incluso se había planteado la posibilidad de un enfrentamiento bélico con Argentina, por lo cual pidió apoyo al entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush. De hecho Bush visitó Uruguay en marzo de 2007. «Si me necesitas, llámame», fueron las palabras que le dirigió el mandatario republicano.
Vázquez también se enfrentó con su propio partido en 2008. Sus convicciones personales lo llevaron a ejercer el veto presidencial sobre la despenalización del aborto, pese al voto mayoritario del Parlamento. Luego de su decisión pidió ser desafiliado del Partido Socialista. Finalmente la ley se aprobaría durante el mandato de José «Pepe» Mujica (2010-2015).
En 2014 Tabaré Vázquez volvió a ganar la presidencia, pero esta vez en ballottage frente al actual mandatario, Luis Lacalle Pou. Vázquez continuó con varias políticas públicas que se habían iniciado en su gobierno y en el de su antecesor, Pepe Mujica, e impulsó otras reformas como la creación del Sistema Nacional Integrado de Cuidados. La declaración de la educación pública como un servicio esencial provocó grandes movilizaciones del movimiento estudiantil y los sindicatos que llevaron al gobierno a levantar la medida apenas cinco días después.
Tal vez el momento más complejo que Vázquez debió sortear durante su segundo gobierno fue la renuncia de su vicepresidente y compañero de fórmula, Raúl Sendic, quien se presentaba falsamente con un título académico y tampoco pudo justificar el uso de tarjetas corporativas oficiales para gastos personales.
Cerca del final de su mandato, Vázquez resolvió remover de su cargo al entonces comandante en jefe del Ejército, Guido Manini Ríos, tras sus cuestionamientos a la Justicia por las sentencias de represores de la dictadura y a la cúpula del ministerio de Defensa por el proceso vinculado al Tribunal de Honor de José «Nino» Gavazzo.
Pese a que en su último año de gestión sufrió la muerte de su esposa y la detección de un cáncer de pulmón, nunca se planteó renunciar y el primero de marzo de 2020 entregó la banda presidencial a Lacalle Pou. Apenas unos días antes el Frente Amplio le organizó un acto de despedida en la Plaza Lafone de La Teja. Allí Vázquez le dejó un claro mensaje a quienes deseen continuar con su legado: «No te rindas por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños, porque cada día es un comienzo, porque esta es la hora y el mejor momento, porque no hay herida que no cure el tiempo».
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