«Un día peronista en París»: la emotiva despedida de Fernando «Pino» Solanas

El adiós a Fernando «Pino» Solanas fue como uno de sus films, en el esplendor y el peso de la historia del cementerio Père Lachaise  en París, en la sala de la Coupole, con su estilo neobizantino y su cúpula azul, el cineasta y embajador argentino en la Unesco fue despedido con «Lembranças», canción cantada a capella por su viuda Angela María Correa.

No hubo nadie que no se emocionara. Allí estaban Audrey Azoulay, la directora de la Unesco, su gran amigo, el director de cine Costa Gavras, presidente de la cinemateca, Thierry Frémeaux , el presidente del Festival de Cannes. A pesar de las restricciones por el coronavirus, había más de 100 amigos y diplomáticos despidiéndolo con sus respectivos barbijos. 

Pino murió el 6 de noviembre por el Covid en el Hospital Americano en Neuilly Sur Seine, tras una visita a Roma para conseguir su sueño: que el Papa Francisco participara en una conferencia internacional sobre el cambio climático en plena pandemia. Fue el último de sus logros. 

“Un dia peronista en Paris”, en la despedida del ex embajador en la Unesco, con sol y moderada temperatura. Lo cremaron a 100 metros de la tumba vacía de Juan Bautista Alberdi, que la mandó a construir para ser enterrado allí y nunca ocupó porque lo llevaron a la Argentina. Sus cenizas serán trasladadas a Buenos Aires.

Bajo esa cúpula azul y con las restricciones que impone el virus en los funerales, se alineaban su familia y sus más íntimos amigos. El chamamé despidió a Pino. Una conjunción que el adoraba: Eduardo Makaroff, del grupo Gotan Project y Rudi Flores tocaron «La Calandria», de Isaco Abitol . Terminaron la ceremonia con “Vuelvo al Sur” , de Astor Piazzolla y letra de Solanas, junto a Cristina Villalonga.

Su hija Victoria estaba allí. Facundo, su sobrino y asistente personal tambien. Juan, su otro hijo, quien estuvo hasta el final acompañando a su padre en el hospital pero regresó a Montevideo y envió la foto que acompañó su funeral.

El cineasta Gaspar Noé, hijo del artista Yuyo Noé , contó con lágrimas que su padre y Pino se hablaban por teléfono desde ambos hospitales porque ambos tenían el virus. Se daban fuerza, se divertían. Yuyo sobrevivió, pero su amigo Pino murió a sus 84 años.

La ceremonia comenzó con las emocionadas palabras de Miguel Ángel Hillman, el actual encargado de negocios de la delegación argentina ante la Unesco. El conmovedor recuerdo de un jefe que lo protegió desde el primer día, tras leer el discurso del embajador argentino en Francia, Leo Costantino que no pudo asistir por razones de salud.

”Tuve el inmenso honor de conocerlo hace unos meses en París y de descubrir su persona, su apasionada vocación política y compromiso en la búsqueda de la justicia social y de la protección del medio ambiente” dijo el embajador en Francia. Y agregó: ”Me guardo el recuerdo de un ser excepcional, de una elegancia de espíritu intemporal que tuvo una vida plena y que nos deja un legado cultural sin par en la cinematografía argentina”. 

La embajada argentina en Paris lanzó en las redes un video en su memoria, realizado por Eduardo Carballido, quien también asistió a la ceremonia.

El Papa envió al representante de la Santa Sede ante la Unesco, Francesco Follo, quien rezó un Padre Nuestro. «Pino era un testimonio de la belleza, una persona que dio el ejemplo», dijo el enviado de Francisco, y recordó que el Santo Padre lo quería mucho.

La directora general de la Unesco, Audrey Aouzulay se emocionó ante la evocación de su primer encuentro. “En la primera reunión que tuve con Pino pensé que hablaríamos de cine. Pero en realidad jamás habló de cine sino de los derechos de los pobres, las mujeres, la biodiversidad en contra de los insecticidas”. Y finalizó diciendo que “este virus no afectó a un octogenario sino a un joven lleno de vitalidad”.

Costa Gavras , su compañero griego del exilio y los combates contra las dictaduras en Paris, reconoció que “ más allá de ser un colega, era un amigo”.  Pino estaría encantado ante las palabras del delegado del festival de Cannes, Thierry Fremeaux. “Como Visconti, Bergman, Solanas es el más grande representante del cine argentino”, comparó.

Arte, política, creatividad y amigos. Esa fue la fórmula de la vida y de la muerte de Pino. Nadie lo abandonó a la hora de las despedidas. Veinte películas y docenas de inflamados discursos desde su banca legislativa son el testimonio de una vida dedicada al compromiso político y social.

Otro embajador, Archibaldo Lanús, era otro de sus grandes amigos pero no pudo llegar a Paris a causa del Covid. Así lo despidió con una carta a Ángela.

«Pino era el inquebrantable eslabón que nos unía con la patria. Su mirada de cineasta, con su testimonio de más de diez películas famosas, nos invita a recordar que las causas que fundaron los ideales de la nacionalidad no estaban perdidas. Nos señaló que era imposible suprimir los ferrocarriles sin desconectarnos con la tierra profunda abandonando pueblos, familias y sueños suspendidos en el olvido. Denunció con coraje esa Argentina fumigada por la química de semillas ,que optaron por la renta mas que por la salud de un suelo natural» escribió Archibaldo Lanús. .

Como a Pino le gustaba decir, él era hijo de una familia burguesa, cuyas raíces llegaban por su madre a los fundadores de la patria. Pero era hijo de un médico, que eligió el exilio ante la persecución política en Argentina y se instaló en Paris.

“Pino» fue el heraldo que nos alertó por la usura de los especuladores y siempre estuvo a la cabeza de los espíritus que defendieron en la Argentina la dignidad humana frente a la prepotencia de la fuerza o la sumisión hacia los poderosos.

«Los amigos lo recordaremos siempre, en su conversación ágil, su sentido del humor, su alegría de vivir, y esa personalidad apegada a las mejores tradiciones de una argentina criolla, que interpretó lo popular a la vez de representar como intelectual una cultura verdaderamente Universal. Nos ha legado, sin duda, una forma de ser argentino” escribió Lanús en su Adiós. En sus comidas en el Palacio Estrougamou «Pino» era un querido y regular invitado, que será extrañado y evocado.

Lagrimas, sonrisas y al final aplausos en la sala de la Coupole. Fernando «Pino» Solanas se fue para siempre con el amor, la emoción y el respeto de todos los amigos que lo conocieron y admiraron. En París, su segunda patria.

Corresponsal en París

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