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Pablo López: «Compensamos un desequilibrio, pero no…

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«Las transferencias adicionales a través del Fondo para el Fortalecimiento Fiscal equivalen a cubrir todo el alimento para alumnos y alumnas bonaerenses en comedores escolares de la provincia en 2020», asegura Pablo López, el ministro de Hacienda y Finanzas de la provincia de Buenos Aires (PBA). 

Con un perfil bajo, característico de gran parte del equipo que trabaja hace años con Axel Kicillof, el especialista en mercado de capitales es el encargado de sanear las cuentas fiscales de una provincia que cuenta con un déficit estructural, profundizado estos últimos cuatro años por la toma de una enorme deuda en dólares. En una entrevista exclusiva con Página 12, el otrora responsable de negociar con los fondos buitre y el Club de Paris, habló sobre la decisión de la administración nacional de transferir un punto de la coparticipación a la provincia, sobre la deuda en dólares, pesos y con proveedores, el presupuesto 2021 y las expectativas de reactivación.

– ¿ Qué significa en términos simbólicos la creación del Fondo para el Fortalecimiento Fiscal para la PBA?

– El 1,18 por ciento de la coparticipación que crea este Fondo permite compensar una situación de desequilibrio histórica en la PBA. Da un paso en equilibrar la capacidad de ofrecer cierta calidad de servicios y generar infraestructura necesaria para que todos los ciudadanos del país puedan tener un cierto nivel de vida, más allá de dónde vivan. PBA cuenta con menor capacidad de generar recursos que la de la Ciudad de Buenos Aires, donde está concentrada la población con mayor capacidad contributiva y se encuentran los inmuebles y el parque automotor más caro del país. 

– ¿Qué cantidad de recursos extra significa y cuánto cambia para el día a día de los y las bonaerenses?

-Este año suma un estimado de entre 30 y 35 mil millones de pesos. El proporcional a partir de septiembre, cuando se sancione el decreto, será de 10.000 millones de pesos. Para el año que viene, se estiman 50.000 millones.

El costo equivale a casi todo el gasto realizado por el gobierno de la PBA para hacer frente a la covid-19, al 74 por ciento de los recursos destinados a programas sociales en 2020, entre otros. Es importante y va en la dirección correcta, pero no alcanza. Con esto, la provincia no va a solucionar sus déficits estructurales, e incluso tampoco  sus déficits corrientes. 

– ¿Qué hay que hacer para solucionar el tema de fondo? 

– La
PBA recibe una masa de recursos muy baja en relación a sus
necesidades de servicios básicos e infraestructura y a su participación en la producción
del país, que hace que se requiera una gran inversión en términos de caminos, etc. Desde 1988, que
se sancionó la ley vigente, se le quitaron puntos de coparticipación con la lógica de frenar la migración que se estaba dando hacia el conurbano bonaerense. La idea era darle más recursos a otras zonas que pudieran generar
condiciones para que la gente no migre. Sin embargo, eso no pasó. La lógica que tuvo ese esquema de coparticipación quedó viejo y buscó objetivos
que no se cumplieron. Aún persiste un desequilibrio de recursos, pero es una discusión amplia porque involucra a todo el país.

– ¿Piensa que la Justicia podría decidir que la medida es inconstitucional? 

– Sin ser mi «expertis», no debería haber un problema jurídico porque la decisión de asignarle mayores recursos a CABA fue a través de un instrumento que es un decreto, similar al que le retrae esos recursos a la Provincia.

– De acuerdo a su experiencia con la negociación con los buitres, e incluso con el Club de París, ¿cual le parece el mayor desafío en PBA?

– La provincia tiene un problema enorme en términos de deuda, no sólo por la cantidad sino por sus características: el 85 por ciento es en moneda extranjera. Para una provincia que no genera recursos en dólares, es un número que genera una presión muy grande sobre las finanzas. 

Algunos acreedores son compartidos con los del gobierno nacional y, en muchos casos, con el resto de las provincias. Estamos en diálogo con los acreedores de más de 7.000 millones de dólares, (la última prórroga vence el 9 de octubre) mostrando que la provincia necesita amoldar el vencimiento a la capacidad para generar recursos para pagarla y atender necesidades. Todo esto enmarcado en un contexto macroeconómico y una situación estructural de la economía argentina, que tiene que ver con la necesidad de generar divisas necesarias para el desarrollo del país.

¿Cuál sería la negociación ideal, bajando los intereses o priorizar el período de gracia?

– Así como está planteada, la deuda no es sostenible ni pagable. Hemos hecho una propuesta que tiene que ver en primer lugar con generar un alivio de vencimientos en los próximos años. Además, agregar una baja sustancial en la tasa. Hoy la tasa promedio es de 8 por ciento en dólares, y en algunos incluso es bastante más alta.

– También cuentan con deudas con proveedores, y un gran monto de deuda en pesos ¿en qué estado se encuentran esas negociaciones? 

– A la deuda en moneda local, la venimos trabajando desde que asumimos.  Al momento de nuestra asunción las últimas colocaciones de letras de tesorería habían sido con un plazo de 20/25/30 días y las llevamos un plazo promedio de cerca de los 70 días y  con tasas de interés más bajas. Estaban arriba del 45 por ciento en diciembre y hoy rondan el 25/26 por ciento. La deuda con proveedores rondaba los 50.000 millones de pesos, y en algunos casos la pagamos para agilizar compras necesarias para la pandemia como obras vinculadas a la salud, y también generando instrumentos financieros para permitir a proveedores cobrar sus deudas. 

– ¿Cuáles son los pasos a seguir en relación a la deuda?

– El objetivo es sanear las cuentas con herramientas de financiamiento sustentables y responsables, sobre el mercado de pesos, y también una pata adicional que es el financiamiento con organismo multilaterales. La gestión anterior había negociado algunos créditos que se frenaron porque no se concluyeron. Estamos trabajando esa línea para profundizar el financiamiento de este canal, que creemos que es muy útil, porque son a largo plazo y a tasas bajas. 

– ¿Cuál es el lineamiento del Presupuesto 2021?

– Nuestros objetivos tienen que ver con incrementar la inversión, sobre todo los gastos de capital que ocuparon una parte muy pequeña del total del gasto 2019 (4 por ciento). Hay una parte que son inflexibles como salarios o jubilaciones, pero nuestra prioridad es generar infraestructura y para eso hace falta incrementar los gastos de capital, la inversión, consolidar lo que se hizo en el sistema de salud, avanzar sobre el sistema educativo, y revalorizar también la producción y el empleo. 

– Se está hablando de una leve recuperación de la actividad económica, ¿adhiere a la frase que se viene repitiendo de que “lo peor de la crisis ya pasó”?

– Hay que ser muy cautos con estas frases, porque lo que estamos viviendo este año es inédito, no solo en términos de pandemia sino también en términos de crisis económicas. En el inicio de la pandemia se vaticinaba que la caída iba a ser muy fuerte durante poco tiempo y se iba a recuperar muy rápido, pero la verdad es que esto no sucedió y la crisis se extendió en el tiempo. Vemos que hay indicadores dispares, con cierto crecimiento intermensual en algunos sectores. En concordancia con lo que está pasando en el mundo, la reactivación es lenta y dispar.

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