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IDENTIDAD EN COMUNICACION

Memoria del empleicidio de Cambiemos

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Tanto las políticas neoliberales llevadas a cabo por Cambiemos durante los últimos cuatro años como sus impactos en términos de empleo, condiciones de trabajo y relaciones laborales han sido de gran amplitud. A lo largo de este período, no sólo se incrementaron en más de un millón de personas la cantidad de desocupados y desocupadas, sino que además crecieron los niveles de subocupación, informalidad y precarización laboral a la vez que caía el poder adquisitivo de los salarios.

Las transformaciones recientes desplegadas en el mundo del trabajo a escala global promueven predominantemente un modelo laboral neoliberal con eje en esquemas flexibilizadores y de rentabilidad empresarial, en detrimento de conquistas sociales y derechos adquiridos. La precarización del trabajo se extiende, así, asociada a los procesos de internacionalización, inseguridad social y flexibilidad laboral, con resultados diversos según los países en función de sus instituciones, historia y niveles de resistencia.

En el contexto argentino en particular, con un grado de organización sindical más fuerte que el resto de la región, la flexibilización del trabajo promovida desde el gobierno no pudo imponerse como reforma política, de modo de avanzar sobre la legislación laboral vigente. Sin embargo, la caída de los niveles de actividad económica y el mayor grado de desregulación institucional operó en la práctica como mecanismo flexibilizador y de empeoramiento de las condiciones y la calidad del trabajo. La orientación general de las políticas y el clima de época fomentaron una mayor precarización y destrucción de puestos de trabajo registrados, junto a una prédica del “emprendedor individual” en tanto salida autónoma frente a las consecuencias del ajuste y la extensión de diversas formas de tercerización y aumento de puestos no registrados y empleo por cuenta propia.

El desempleo era 16 por ciento en 2003, 6 por ciento en 2015 y 10 por ciento en 2019. Sumando el subempleo (menos horas que una jornada completa), 1 de cada 3 personas que participaban del mercado de trabajo no tenía empleo o tenía uno insuficiente en 2003, 1 de cada 7 en 2015 y 1 de cada 4 en 2019.

De 2003 a 2015 unos 2,4 millones personas con problemas de empleo consiguieron un trabajo de jornada completa (1,4 millones venían del desempleo y 1,0 del subempleo). Mientras que de 2015 a 2019 la población desocupada o subocupada creció en 1,9 millones (0,9 millones no tenía trabajo y un millón trabajaba pocas horas). Apenas cuatro años bastaron para destruir un 79 por ciento de los construido a lo largo de doce.

En 2003-2015 un 95 por ciento de los nuevos empleos creados fueron en puestos asalariados con descuento jubilatorio (registrados), contra apenas un 6 por ciento de los nuevos trabajos surgidos durante el macrismo. De 2015 a 2019 creció en 1,2 millones de personas la población con empleo precario (0,8 millones en trabajos por cuenta propia y 0,4 millones en puestos asalariados informales).

El salario real creció 35 por ciento durante el kirchnerismo (62 por ciento en el sector en el sector informal) y cayó un 16 por ciento (23 por ciento en los puestos informales) durante el macrismo, lo que implica haber perdido en apenas un gobierno dos tercios de lo conseguido en tres.

En conclusión, en materia laboral, como en tantos otros campos, es tiempo de reconstrucción, lo que implica, para el nuevo gobierno, recomponer la estructura productiva y poner al Estado al servicio de la creación y protección de trabajos de calidad para toda la población de nuestro país.

*Investigadores de la Universidad Nacional de General Sarmiento.

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