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Paolo Rocca, el CEO de Techint, es un hábil armador de escenarios favorables. Y sabe jugar. El cierre del encuentro anual Propyme, que reúne a la cadena de valor de su imperio, tuvo al ministro de Economía, Martín Guzmán, como orador principal. Y más allá de alguna pirotecnia infaltable y clásica de su factoría -como el pedido de baja de impuestos que llegó incluso a través de bajadas de línea de los periodistas conductores del evento-, la charla fue un cruce con códigos de dos que se conocen bien y, aún en la coincidencia, se estudian y son cuidadosos. Las características del cruce sirven para entender por qué Guzmán es el elegido por el presidente Alberto Fernández para torearse, a su modo y con sus límites, con los círculos del poder económico.
“Ha sido un año durísimo para nuestras empresas y para nuestro país. La escala global de la crisis ha ido restringiendo las oportunidades. Pero pasamos lo peor, estamos saliendo de la crisis”, arrancó Rocca. Y avisó que “la encuesta de nuestras pymes nos muestra una visión positiva. Esperan un aumento de facturación e inversiones, un 40 por ciento más. También mejoras en exportación y empleo. Ven en 2021 un escenario mejor, de crecimiento”, sintetizó en una especie de preludio a las palabras de “Martín”, como decidió llamarlo Rocca a Guzmán.
Hace unos meses, tal como adelantó Página/12, Rocca le había llevado a Fernández un informe con esas perspectivas. Una ofrenda de paz en Olivos, en el marco de una relación que venía tormentosa. Ese nexo parece haber madurado de la mano de factores que les convienen a ambos. Por un lado, el Gobierno adquiere contacto sincero y sin eufemismos con uno de los pilares de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), el mayor polo de lobby corporativo nacional. No es poco: con Arcor bastante alineado con el Gobierno y Rocca dispuesto a sentarse a debatir en la mesa del poder, sólo el Grupo Clarín de Héctor Magnetto decidió seguir adelante en el período de guerra sin cese del fuego. A diferencia de Rocca, el CEO del holding confronta en privado y pega en lo público.
Por otra parte, Rocca se asegura sostén y subsidios para sus negocios, sobre todo el energético, en plena pandemia y justo cuando él mismo observa que la economía da señales concretas de salida del pozo.
Naturalmente, Guzmán y el Gobierno saben que nadan con tiburones, pero estos acercamientos van más allá de la gestualidad al sector privado. Persiguen además objetivos de fondo, que el propio ministro deslizó en Techint, como llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que tenga banca del establishment para rechazar hipotéticos pedidos de ajuste, y que eso redunde en un apoyo de la política y la sociedad. A cubrir esos frentes vienen las reuniones constantes que Guzmán tiene con empresarios de peso, Rocca, uno de los más asiduos visitantes.
En el medio de la charla, el italiano volvió sobre algunos temas cliché entre los CEOS, como la baja de impuestos y el equilibrio fiscal. “Tenemos preocupación por el equilibrio de las variables principales, lo hemos discutido, Martín”, expreso. En ese estadío de la charla, Guzmán tomó el tiempo y puso el freno para mostrar hasta dónde está dispuesto a compartir diagnósticos. “Para el Gobierno, la estabilidad cambiaria es fundamental, pero hay que poner las cuentas en orden a una velocidad que le permita a la economía recuperarse. Y a la vez ir recuperando reservas internacionales. Tenemos que pasar de un esquema de estar más bien a la defensiva a uno con medidas macro más prudenciales”, explicó. Agregó el ministro que “debemos ir achicando el déficit fiscal, pero con más orden de la estructura tributaria, no estamos en condiciones de reducir los ingresos fiscales”.
Como se especificó antes, Rocca es pícaro. Una vez que se abrió el panel a preguntas de los empresarios presentes, casi todas tuvieron que ver con pedidos de baja de impuestos. En una de ellas, uno de los periodistas presentadores coló un comentario tendencioso, casi una bajada de línea en sintonía con el pedido de menos impacto tributario. “Ah, por lo que veo, ustedes ya dan por hecho que hay que bajar impuestos”, deslizó Guzmán en un tiro por elevación picante, pero a su estilo, sin estridencias.
El otro intento infructuoso del CEO de Techint para hacer jugar a Guzmán en su terreno fue el de la estrategia geopolítica de Argentina. En al menos tres de las preguntas de los empresarios se apuntó al rol negativo de China en el comercio global. Y sugirieron que con Joe Biden en el Gobierno de Estados Unidos, habría que ir en esa línea. “Prefiero no meterme en cuestiones de otros países”, explicó Guzmán.
El final tuvo tono de pacto temporal, entre dos que se conocen pero condicionan la salud de su relación al día a día. Rocca apoyó el Plan Gas como “un éxito de esta administración, que va a hacer crecer la dimensión del mercado”, algo natural si se observa la medida como un subsidio estatal a más producción de hidrocarburos. Y hasta jugó con el Gobierno: «Estamos para apoyar, como lo hicimos en la crisis, lo podemos hacer en el período de crecimiento”, sentenció el CEO. Guzmán le devolvió un “gracias por las palabras de apoyo, el compromiso que tenemos que tener es con el país”.
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