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La izquierda brasileña contra Bolsonaro | Opinión

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1. Brasil se encuentra en una situación de empate, un equilibrio entre el golpe y el impeachment. Ni el presidente Jair Bolsonaro (foto) está en condiciones de dar el golpe, aunque sistemáticamente hizo amenazas, ni la oposición está en condiciones de imponer un impeachment. Bolsonaro está siendo cercado legalmente por el proceso en contra de uno de sus hijos por difundir fake news, el proceso iniciado a causa de las movilizaciones antidemocráticas organizadas por el llamado «gabinete del odio» instalado en el mismo palacio presidencial y el proceso que se abrió para declarar nulas las elecciones que llevaron a Bolsonaro a la presidencia. Por eso Bolsonaro moderó su lenguaje, buscando reanudar los lazos con el Supremo Tribunal Federal (STF). La oposición, a su vez, perdió apoyos para el impeachment. Se instaló una especie de empate catastrófico, mientras el país sigue desmoronándose, tanto en términos de la crisis de la salud pública, como de las crisis económica y social.

2. El gobierno comenzó a sostenerse, con la partida de Moro y el tema de la lucha contra la corrupción, sobre un trípode: empresarios, militares y «Centrao» (un grupo de legisladores conocido por su flexibilidad ideológica y adaptación al poder de turno). El mantenimiento de Paulo Guedes garantiza el apoyo de la comunidad empresarial. El apoyo de los militares se sostiene con un incremento de su particiación en el gobierno (hay más de 3.000 uniformados en cargos públicos) y la entrega a las fueras armadas del Ministerio de Salud. Y la alianza con Centrao es clave para tratar de evitar la destitución en el Congreso.

3. El arresto de Fabrício Queiroz cambia el panorama político, con proyecciones incalculables. Debido al papel central que desempeñó en las finanzas de la pandilla del presidente, entre otras actividades, sus declaraciones y las de su esposa pueden revelar mecanismos de funcionamiento del núcleo familiar del poder. Bolsonaro se vio sacudido públicamente, sus hijos también, al anticipar estas revelaciones. En el caso del ex abogado de Bolsonaro, Frederick Wassef, en cuyo domicilio fue encontrado Queiroz, también hay una fuente de revelaciones incontrolables. Queda por verse cuántas de estas revelaciones podrá soportar el trípode. «Centrao» es el apoyo más incierto, aunque ya ha recibido grandes cargos en el gobierno, pero tiene menos cohesión interna. En cuanto al apoyo económico, el único síntoma nuevo es la aparición de una oposición en Fiesp, la federación industrial de San Pablo. Entre l os militares, que fueron marginados políticamente y se sintieron desmoralizados por la Comisión de la Verdad durante los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT), no hubo deserción, excepto por parte del personal militar que Bolsonaro retiró del gobierno, debido a peleas ocasionales, que ahora hacen declaraciones críticas a Bolsonaro. Pero la situación ya está abierta. Ellos habían encontrado en Bolsonaro alguien dispuesto a reivindicar todas sus acicones: golpes de estado, tortura, torturadores, etc. Ingresaron al gobierno debido a la falta de cuadros propios de Bolsonaro, y a que el partido político con el que había ganado la elección se vino abajo. El ingreso de los militares al Ministerio de Salud es muy arriesgado, porque pone en juego su reputación de buenos gerenciadores. 

4. Reaparece la especulación sobre el reemplazo de Bolsonaro por el vicepresidente Hamilton Mourao, pero es una operación muy arriesgada. La situación de Bolsonaro y sus hijos es tan frágil que saben que, si él deja el gobierno, todos corren el riesgo de ser arrestados y condenados. Bolsonaro se da cuenta de que incluso Temer, que hizo todo lo que la derecha quería, en algún momento fue arrestado. Pero sería la mejor solución para la derecha (empresarios, medios de comunicación, poder judicial). El proceso de anulación de la lista elegida en 2018 está en marcha en el Poder Judicial, donde aparentemente tendría pocas posibilidades de prosperar. Pero da la impresión de que la derecha no tiene un liderazgo centralizado, como sí lo tuvo en las campañas electorales contra el PT, cuando el bloque de los principales propietarios de los medios funcionó como una especie de liderazgo del partido de la derecha. Hoy hay un núcleo empresarial, militar y de partidos que sostiene a Bolsonaro mientras los medios de comunicación se oponen francamente a él, pero no a su política económica. El STF encontró un espacio para sí mismo, poniendo límites a las más grandes arbitrariedades de Bolsonaro y apareciendo como si fuera el defensor del estado de derecho y de la misma democracia__después de haber sido fundamental en la ruptura de la democracia y en la victoria de Bolsonaro. La capacidad de gobernar Bolsonaro está restringida, con un gran número de iniciativas bloqueadas. Pero nada que obstaculice el funcionamiento de la política económica de Paulo Guedes. Tampoco la distribución de cargos entre los militares y al «Centrao».

5. El principal problema para la izquierda es que las contradicciones en el campo de la derecha ocupan el centro de la política nacional, dejando a la izquierda como protagonista secundaria, presionada para tomar posición en el enfrentamiento entre los polos de la derecha. Por supuesto, su consigna es el «Fuera Bolsonaro», pero hay sectores de la derecha que también apoyan al impeachment. La izquierda se diferencia porque está en contra también de la política neoliberal y, además del «Fuera Bolsonaro», también apoyan la salida  del vice Mourao y del ministro de Economía Guedes. Pero el objetivo inmediato es sacar a Bolsonaro, porque él es responsable de las tres crisis que sufre el país: salud pública, económica y sociopolítica. Con él, Brasil no puede hacer nada y las personas sufren mucho más por el virus, la recesión y el desempleo.

6. El mayor obstáculo para el «Fuera Bolsonaro» es que el presidente no paga el precio político ni por la pandemia ni por la recesión. Su discurso culpa a otros, como siempre. Su cansancio se debe a las crisis políticas que genera, su lucha con todos por las acciones de sus hijos produce la falta de tranquilidad que sufre un país cansado de los conflictos. Para crear un clima nacional de no más Bolsonaro, es necesario hacer que parezca culpable por la muerte de un brasileño por minuto todos los días, de la depresión económica y la precariedad del trabajo, que ya llega a la mitad de la población brasileña. Los otros obstáculos – falta de un apoyo de dos tercios del Congreso, obstáculos legales y otros – pueden superarse, si se puede crear un clima nacional en contra de Bolsonaro, si se puede señalarlo como culpable frente a la gran mayoría de la población, por los males que vive Brasil, en el peor momento que ha vivido el país. Hasta que el Basta Bolsonaro sea una realidad para la gran mayoría de las personas.

7. Es posible que suceda como sucedió con Collor: Bolsonaro es derrocado, pero la política económica no puede ser derrocada. De todos modos será una victoria para la democracia, para el pueblo, para Brasil, lo que dará más confianza al movimiento popular para las luchas futuras. Pero eso se puede discutir más adelante.

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