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Las jubilaciones mínimas y las asignaciones familiares no perderán poder adquisitivo este año. Se trata del 87 por ciento de los beneficiarios del sistema de seguridad social, que en 2020 habrán tenido un aumento del 35,3 por ciento de sus haberes, similar a la inflación proyectada para diciembre por consultoras privadas (Rem-Bcra). Sin embargo, tampoco podrán recuperar el 19 por ciento de poder de compra que perdieron en los últimos dos años con la movilidad que tuvo el gobierno de Cambiemos.
Esa fórmula fue suspendida en diciembre del año pasado por la ley de solidaridad social, por lo que se mantuvieron los aumentos trimestrales, pero asignados por decreto. De haberse mantenido la movilidad, todo el universo de las jubilaciones hubiera aumentado 42 por ciento. Con las subas discrecionales, los haberes mínimos subieron 35,3 por ciento, y los máximos, 24,3 por ciento.
Sin embargo, las jubilaciones mínimas recibieron tres bonos que suman 13 mil pesos. Con estos bonos, en todo un año recibieron casi 7300 pesos más de lo que hubiesen recibido con la fórmula suspendida, si se compara lo que cobraron en total entre diciembre de 2020 y el mismo mes del año anterior, cuando asumió el gobierno del Frente de Todos y otorgó el primer bono.
El cálculo surge de comparar cómo arrancaron en diciembre de 2019: con una jubilación mínima de 14.068 pesos. Con la fórmula del gobierno anterior, que fue suspendida, hubieran tenido aumentos en marzo de 11,6 por ciento, en junio de 10,9 por ciento, en septiembre de 9,9 por ciento, y en diciembre de 4,5 por ciento. En conjunto con el aguinaldo de diciembre y junio, hubieran tenido ingresos de 244.603 pesos entre diciembre 2019 y 2020.
La jubilación mínima pierde, sin embargo, en el haber final del año, ya que de haberse aplicado la movilidad de 2017 hubieran tenido un aumento acumulado de 42% en el año, terminando en diciembre con un haber de 19.995 pesos (contra 19.035 que resulta del aumento del 5% informado esta semana).
Lo que ocurrió es que la misma jubilación mínima de diciembre de 2019, por la suspensión de la ley de movilidad, tuvo aumentos por decreto. Fueron de 13 por ciento en marzo, de 6,12 por ciento en junio, de 7,5 por ciento en septiembre y de 5 por ciento en diciembre. En conjunto con el aguinaldo, y con el bono de diciembre y de enero (de 5000 pesos cada uno) y de 3000 pesos en abril, tuvieron ingresos por 251.874 pesos. Una diferencia de 7271 pesos. De todos modos, en la actualidad, la jubilación mínima pasará a ser de 19.035 pesos, y la canasta básica de un jubilado es de 49.600 pesos, según la Defensoría de la Tercera Edad.
De esta manera, las jubilaciones mínimas, que representan el 65 por ciento del total de los beneficiarios, en 2020 le habrán ganado a la inflación y además, a lo que hubieran cobrado con la fórmula del macrismo. Por el contrario, las jubilaciones superiores a los 20.200 pesos y hasta las máximas de 128 mil pesos, habrían cobrado más con la movilidad de Cambiemos. La pérdida es mayor a medida que la jubilación es mayor.
La explicación del Gobierno es que, con la suspensión de la movilidad y los aumentos por decreto, se decidió beneficiar a los de la mínima, en línea con el discurso de Alberto Fernández de campaña de “empezar por los últimos”. Además, la directora de Anses, Fernanda Raverta, destacó durante el anuncio del aumento de diciembre que se “preservó a los jubilados” pese al derrumbe económico que ocurrió en todo el mundo debido a la pandemia. Y agregó que se benefició a los jubilados con medidas como los 170 medicamentos gratuitos, la suspensión transitoria del cobro de los créditos Anses (y la condonación de los intereses) y el congelamiento de las tarifas.
El congelamiento de la movilidad y los aumentos por decreto significaron un ahorro fiscal del 0,5 por ciento del PBI, según cálculos del economista Julián Folgar, profesor de finanzas públicas de la UBA. Si bien considera que es “relativamente poco”, la clave es que el ahorro es “permanente”, debido a que la nueva ley de movilidad aplicará sobre valores más bajos.
Después del 5 por ciento de diciembre, el próximo aumento será en marzo, ya con una nueva fórmula que votará las próximas semanas el Congreso. Desde el Gobierno plantean que, de haberse mantenido la ley del macrismo, los jubilados a lo sumo le empatarían a la inflación, pero nunca mejorarían su haber en términos reales, como ocurrió con la ley de movilidad de 2008, que significó que entre 2009 y 2017, los jubilados tuvieron una mejora en sus ingresos del 26 por ciento en términos reales. La fórmula actualizaba por salarios y recaudación, en años donde ambas variables le ganaron en la mayoría de las veces a la inflación.
De hecho, el FMI en su informe de noviembre de 2016, en un apartado con “reformas propuestas”, sugería cambiar la fórmula de actualización de los haberes, para “corregir los desequilibrios” del sistema previsional. El documento decía que indexar los beneficios por inflación llevaría a los jubilados a preservar el valor real de su beneficio, y reduciría el aumento del gasto en pensiones limitándolo al 20 por ciento del PBI. Un año más tarde, en diciembre de 2017, esa fue la fórmula que llevó el macrismo al Congreso.
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