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Durante años, el fútbol argentino estuvo atravesado por la grieta Menotti-Bilardo. Empezó como una polémica y devino una guerra dialéctica que separó las aguas y acaso haya contaminado la discusión futbolera por 30 años, centrándose más en las personas que en el juego. Y la dicotomía partía de dos maneras opuestas de sentir el juego, aunque subyacían dos estilos opuestos de ver la vida. Mucho tiempo nos quedamos empantanados en Menotti-Bilardo.
Luego se abrieron otras grietas que hieren al fútbol argentino. En estos días, el profe Signorini invitó a que Maradona y Riquelme se dieran un abrazo para terminar con un choque que hasta interfirió la última visita de Diego a la Bombonera. Y Sebastián Verón se mostró abierto a reconciliarse con Maradona, con quien mantiene otro enfrentamiento al que potenció la pertenencia de la Brujita a Estudiantes en coincidencia con el nuevo amor de Diego por Gimnasia.
!["No me boludeés". "Yo no te boludeo". Fue justo en un "partido por la paz".](https://images.ole.com.ar/2020/04/22/TYrVWEg8z_720x0__2.jpg#1587606457099)
!["No me boludeés". "Yo no te boludeo". Fue justo en un "partido por la paz".](https://images.ole.com.ar/2020/04/22/TYrVWEg8z_720x0__2.jpg#1587606457099)
«No me boludeés». «Yo no te boludeo». Fue justo en un «partido por la paz».
Los chispas vienen de los tiempos en que Maradona dirigía a la Selección y tuvo a ambos como jugadores, pero escalaron con dichos muy hirientes. Riquelme acusó a Maradona de voltear a Basile para ocupar su lugar como DT de Argentina; Maradona dejó picando que Román cambió de opinión por plata en las elecciones de Boca, y que Verón había ido para atrás contra Inglaterra en el Mundial 2002.
![Román y Diego, a los abrazos en Pekín 2008 (AP Photo / Ricardo Mazalan).](https://images.ole.com.ar/2019/11/22/1acpN-sn_720x0__2.jpg#1587606634934)
![Román y Diego, a los abrazos en Pekín 2008 (AP Photo / Ricardo Mazalan).](https://images.ole.com.ar/2019/11/22/1acpN-sn_720x0__2.jpg#1587606634934)
Román y Diego, a los abrazos en Pekín 2008 (AP Photo / Ricardo Mazalan).
A los hombres de honor se les dificulta olvidar las ofensas graves que reciben. Pero los hombres generosos abren el espíritu al perdón y pueden empezar de nuevo.
Menotti y Bilardo no se podían ni ver, pero sus seguidores en la polémica pública eran mucho más impiadosos con los del otro bando, que los propios Menotti y Bilardo entre sí. La enemistad entre ídolos de ese calibre se amplía y proyecta enemistad entre sus seguidores.
Es tiempo de generosidad de espíritu.
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