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Los plazos se siguen postergando, porque el plan (y sobre todo el deseo) que tenían en River era que este lunes se les realizarían los test a todos lo jugadores, cuerpo técnico, colaboradores y empleados vinculados al plantel profesional(un total de 60 personas) para retornar a los entrenamientos el jueves en el River Camp de Ezeiza. Sin embargo, como la actividad se retomaría recién el lunes de la semana que viene (el 10), hecho que se confirmaría tras la reunión del martes entre Claudio Chiqui Tapia, presidente de la AFA, y Ginés González García, ministro de Salud de la Nación, el club de Núñez citó a los empleados del predio para que se presenten a trabajar desde el inicio de la semana para ir acondicionando todos los detalles necesarios para cumplir con los protocolos que deberán respetarse meticulosamente cuando el equipo de Marcelo Gallardo reinicie las prácticas.
Las 14 hectáreas y las siete canchas del River Camp permitirán que se respete el aislamiento entre personas sin problemas. Aunque igualmente el predio precisa ciertas reformas, como la señalización de cada uno de los lugares para estacionamiento, el acondicionamiento y la organización del uso de los baños por grupos y el marcado de las canchas con un espacio determinado (y limitado) para cada jugador, ya que durante la primera semana de entrenamientos se podría trabajar con sólo seis futbolistas por tanda. En los vestuarios del predio, en principio, no habría modificaciones, ya que la idea es que los jugadores lleguen cambiados con la ropa para entrenar y regresen a ducharse en sus casas. O sea que sólo necesitarían usar los baños de los vestuarios, al que también hay que sumarle el sanitario del camarín de los árbitros.
Los lugares del River Camp que, por ahora, no tendrán que ser adaptados para evitar la circulación de personas y los contactos son el gimnasio (es muy amplio) y el salón comedor, ya que la obligada rutina de los almuerzos grupales diarios es naturalmente imposible de mantener en la situación actual. Así, a partir de este lunes los empleados del club que trabajan en el predio de Ezeiza se dedicarán a señalar la división de espacios y, principalmente, a poner en las mejores condiciones posibles cada uno de los siete campos de juego. Porque la prevención de contagios de Covid-19 es la prioridad para la salud de los jugadores, pero Gallardo también necesita que sus muchachos empiecen a conectarse con la pelota, y a ritmo acelerado, para poder salir a la cancha en las mejores condiciones el jueves 17 de septiembre contra el San Pablo y, apenas cinco días después, ante Binacional de Perú en los 3.824 metros de altura del estadio de Juliaca.
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