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Luego de casi 14 horas de una intensa sesión, el Parlamento uruguayo votó en contra del desafuero del senador de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos. El fiscal Rodrigo Morosoli pretendía imputarlo por omitir la admisión del represor José Nino Gavazzo en un Tribunal de Honor de 2018 (cuando Manini Ríos era comandante en jefe del Ejército). Allí Gavazzo reconoció que había hecho desaparecer el cuerpo del tupamaro Roberto Gomensoro en febrero de 1973. Durante el debate se le concedió una hora a Manini Ríos para realizar su descargo. Aprovechó para victimizarse denunciando un «hostigamiento» y una «operación política» en su contra, cuyo objetivo es desgastar la coalición multicolor que integra y llevó a Luis Lacalle Pou a la presidencia. Previo a su discurso, había dicho que los familiares de los desaparecidos viven «prisioneros del odio«, lo que le valió el repudio de la agrupación Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, que a partir de las diez de la mañana se concentró en las inmediaciones del Palacio Legislativo.
La aprobación del desafuero se presumía difícil de antemano. El artículo 114 de la Constitución uruguaya marca que se necesitan dos tercios de los 31 senadores para aprobar una medida de este tipo. Pero sólo los 13 legisladores del Frente Amplio y dos de Ciudadanos, facción del Partido Colorado, emitieron votos favorables. Uno de los primeros en hablar fue el senador frenteamplista Charles Carrera, quien leyó las actas en las que José Nino Gavazzo reconoció haber tirado al río Negro el cuerpo del tupamaro Gomensoro. «Este plenario tiene por delante resolver una cuestión fundamental: dar lugar o no a la verdad y la justicia», dijo Carrera. En tanto el senador y dos veces presidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti, defendió su posición en contra del desafuero de Manini Ríos. «No veo una intención criminal, de ocultamiento, en la conducta del comandante en jefe», manifestó.
La senadora del Partido Nacional, Carmen Asiaín,
argumentó en contra y sostuvo que cuatro abogados habían analizado el caso y
avalado esa postura. Además, dijo que estaba en contra del desafuero pero necesito aclarar que repudiaba los hechos vinculados con la dictadura. «Tuve un tío que fue
torturado» en un régimen autoritario, señaló. «La consecuencia del
desafuero es gravísima. Le estamos enmendando la plana a la ciudadanía. El
senador Manini fue electo por el pueblo», agregó Asiaín. También hubo tiempo para una áspera discusión entre el senador frenteamplista Óscar Andrade y el de Cabildo Abierto, Guillermo Domenech.
«Vamos a ser sinceros, vamos a decir las cosas como son, a la Justicia se la acata, no es que se le tenga confianza, yo creo en Dios, no creo en la Justicia, la acato. Que eso es lo que debe hacer un republicano y un demócrata. Claro que muchos de los que acá se rasgan las vestiduras son partidarios de las peores dictaduras que han existido», aseguró Domenech luego de expresarse contra el desafuero. Ese comentario molestó a Andrade, quien le respondió: «Me genera una enorme sorpresa que para amparar en los fueros al senador Manini se tenga que recurrir a la Guerra Fría». Aunque su cierre fue más lapidario: «Que quien nos venga a dar cátedra en dictadura era abogado sumariante de docentes es un poco grueso».
Cerca de la madrugada habló el último orador anotado, el expresidente José «Pepe» Mujica. Si bien en un primer momento Mujica dijo que votaría en contra del desafuero, terminó votando a favor para respetar los lineamientos del Frente Amplio. «No me gusta tocar los fueros. No me gusta victimizar. Estas reflexiones no son estratégicas, son experiencias tácticas recogidas en el andar», dijo en el sentido en que se venía expresando en las últimas semanas, aunque dejó una frase contundente: «Se consiguen mas verdades en los casinos de oficiales que en la justicia».
«Campaña de enchastre»
El propio Manini Ríos pidió el uso de la palabra durante la sesión extraordinaria en la Cámara de Senadores. En un discurso poco conciliador señaló que está «convencido de que hay una operación para dividir, para fracturar la coalición de gobierno, sacando del medio a uno de sus principales sostenedores». Recordó su promesa electoral de no ampararse en los fueros parlamentarios, pero argumentó que hay «nuevos elementos que surgieron» desde aquel entonces.
Manini Ríos acusó una «campaña de enchastre» que lleva varios meses y manifestó su «más profundo rechazo a la muerte de un detenido desaparecido». Luego pasó a expresarse sobre temas que poco tenían que ver con su desafuero, lo que irritó a la presidenta del Senado, Beatriz Argimón. «Quienes siempre, durante décadas, han envenenado el alma de generaciones de uruguayos alimentando una fractura funcional a sus intereses políticos han sembrado a diestra y siniestra que Cabildo Abierto es una amenaza a la democracia, que somos extremistas, fascistas, nostálgicos de la dictadura, epítetos que hace décadas le endilgan a cualquiera que se resiste a aceptar su relato o sus ideas, de neto corte totalitario y destructoras de nuestras instituciones», disparó Manini Ríos.
El excomandante en jefe criticó a quienes «izaron la bandera con la hoz y el martillo, la bandera soviética a la sombra de la cual decenas de millones de personas pagaron con su vida la lucha por la libertad«. Posteriormente, Manini Ríos dijo que «habría que profundizar» en las causas que llevaron que el gobierno de la época declarara «el estado de guerra interno el 15 de abril de 1972». Fue allí cuando la presidenta del Senado no soportó más y le dijo: «Señor, ¿le puedo pedir que los minutos que le quedan aquí se atenga al período histórico y al tema que estamos considerando?». No fue suficiente para hacer callar a Manini Ríos, quien pidió la palabra para responder a cuanto senador pudo durante el extenso debate.
El discurso del odio
En la víspera de la votación, Manini Ríos habló con el portal de entrevistas Mejor Dicho, gestionado por estudiantes de la carrera de Comunicación de la Universidad Católica. Allí el senador consideró que los familiares de los desaparecidos «siguen prisioneros de ese odio que los ha movido toda la vida» y que «tienen que fabricar un enemigo porque sino no tienen razón de existir si no hay un enemigo presente». Lejos de bajar el tono, el senador de Cabildo Abierto agregó: «Pareciera que simplemente lo que quieren es seguir en esa lucha permanente. Los mantiene vigentes, con protagonismo. No digo que sea así, sino que pareciera por la forma en la que actúan».
Ignacio Errandonea, integrante de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos, aseguró que los dichos de Manini Ríos son «más de lo mismo». En diálogo con Página/12 dijo: «Es un tipo que está educado en la doctrina de la seguridad nacional, que divide entre los amigos y los enemigos. Dice que todo el que es crítico es un enemigo, él está educado en el odio y la cobardia escondiéndose en el uniforme. Piensa que nosotros somos como el, pero no lo somos porque buscamos a nuestros familiares. ¿Y por qué los buscamos? Porque los queremos y los queríamos cuando estaban en vida y los seguimos queriendo hoy». Presente en la movilización convocada en la puerta del Palacio Legislativo, Errandonea expresó que «en realidad el que está enfermo de odio es Manini, que nos sigue negando información».
El desafuero de Manini Ríos fue solicitado el primero de noviembre de 2019 por la justicia para poder imputar a quien fuera comandante en jefe del Ejército entre 2015 y 2019 por la omisión de denunciar la confesión del exmilitar José Nino Gavazzo por la desaparición y muerte de un guerrillero durante la dictadura cívico-militar uruguaya (1973-1985). La confesión de Gavazzo sobre la muerte del tupamaro Roberto Gomensoro en 1973 salió a la luz después de que en 2019 se publicaran actas del Tribunal de Honor del Ejército en las que había documentos que incluían las declaraciones del exmilitar. Sin embargo, dichas declaraciones fueron omitidas por el Tribunal de Honor y nunca fueron llevadas a la justicia.
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