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El presidente polaco gana, pero no le alcanza para …

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Los resultados de las elecciones presidenciales en Polonia le dieron un empuje a las aspiraciones del liberal Rafal Trazkowski, quien llegará fortalecido a la segunda vuelta para desafiar al aspirante a la reelección, el presidente de ultraderecha Andrzej Duda. Las encuestas a boca de urna que los medios locales dieron a conocer al cierre de los comicios le dan la victoria a Duda con un 41,8 por ciento de los votos, mientras que el centrista Trzaskowski se alzaría con el 30,4 por ciento de los sufragios. En tanto, el anuncio de los resultados oficiales está previsto para la mañana del lunes. Al no superar el 50 por ciento de los votos, los dos aspirantes a la presidencia tendrán que medirse en una segunda vuelta que se presume muy disputada y en la cual podría triunfar el líder opositor y actual alcalde de Varsovia. 

En una primera reacción desde el búnker oficial, el presidente Duda agradeció a los ciudadanos por su participación y recordó que durante su mandato había tomado «decisiones difíciles», aunque éstas se ven recompensadas con una mejora en su performance electoral: un 41,8 por ciento frente al 34,7 por ciento que obtuvo en 2015 en primera vuelta. El público, entre varias banderas polacas, lo vitoreó al grito de «¡Polonia está aquí!», abucheando a Trzaskowski cuando el presidente lo felicitó por sus buenos resultados.

El candidato liberal, por su parte, se presentó en Varsovia para celebrar las cifras preliminares. «Con estos resultados, uno puede ir y luchar por Polonia», afirmó con optimismo Trazkowski. De acuerdo con las encuestas publicadas antes de los comicios presidenciales, ambos candidatos quedarían prácticamente empatados en la segunda vuelta, en la que el líder opositor podría triunfar por unas décimas de ventaja.

Trzaskowski, estrella ascendente del partido de centro liberal Plataforma Cívica, se siente ahora capaz de aspirar a un éxito que nadie pronóstico un mes atrás, cuando el gobierno se vio forzado a aplazar las elecciones, previstas originalmente para el 10 de mayo, debido al coronavirus. El factor decisivo será el comportamiento de los partidarios de los otros nueve candidatos a la presidencia que quedaron eliminados en esta primera vuelta.

La participación en estos comicios, que ronda el 62,9 por ciento según los primeros sondeos, contrasta con las presidenciales de 2015, en las que votó solo el 50 por ciento de los polacos habilitados, y apunta a una movilización del electorado descontento con la deriva autoritaria del Partido de la Ley y la Justicia (PiS), representado por el presidente Duda.

En las legislativas de 2019, el PiS perdió el control del Senado, por lo que un triunfo opositor en las presidenciales supondría un segundo golpe para un partido que, según los analistas, no está acostumbrado a la institucionalidad. En el sistema semipresidencial polaco, el jefe de Estado tiene entre otras atribuciones la capacidad de vetar la aprobación de leyes que sean manifiestamente contrarias al Estado de Derecho. En ese sentido, Trzaskowski podría ponerle un freno a los intentos del PiS de ejercer un control sin trabas sobre todas las instituciones.

Con una retórica profundamente nacionalista, Duda se sitúa en la órbita de los Cuatro de Visegrado, estados comunitarios que como Hungría rechazan lo que consideran injerencias de Bruselas en cuestiones internas, como la relación entre gobierno e instituciones. Los seguidores del presidente no aprecian solamente su perfil de buen católico y hombre de familia, sino que destacan las medidas sociales aprobadas bajo su mandato como los subsidios por hijo o la suba del salario mínimo.

Por su parte, Trzaskowski promete reforzar los vínculos con la Unión Europea. A pesar de que el liberalismo económico del que su partido hizo gala en el pasado genera dudas en la centroizquierda, en una campaña que estuvo centrada en los valores y las libertades, Trzaskowski emerge ahora como la antítesis perfecta de Duda. Así, mientras que el ultraconservador cargó contra la «ideología LGBT», que concibe como amenaza a la familia tradicional, el alcalde de Varsovia firmó el año pasado una declaración antidiscriminatoria, y defiende abiertamente el derecho al matrimonio entre homosexuales.

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