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El Presidente homenajeó a Pérez Esquivel y lo definió como «militante de la vida, la paz y la no violencia»

El presidente Alberto Fernández homenajeó este miércoles a Adolfo Pérez Esquivel y lo definió como «un militante de la vida, la paz y la no violencia», al cumplirse 40 años desde que le fuera otorgado el Premio Nobel de la Paz.

Durante el encuentro, que se realizó este mediodía en el Salón Blanco de la Casa Rosada, se emitieron videos con mensajes del papa Francisco; el expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el teólogo Leonardo Boff, entre otros.

Pérez Esquivel trabajó con diversas organizaciones populares y movimientos latinoamericanos en defensa de los Derechos Humanos y, ya con el golpe de Estado de 1976 en Argentina, apoyó a los familiares de las víctimas y contribuyó a la fundación del Servicio de Paz y Justicia (Serpaj), tras lo cual fue encarcelado durante 14 meses y estuvo en libertad vigilada otros 14 meses.

«Deberías ser modelo de todos los argentinos. Todos los argentinos estamos orgullosos de vos. Nos honras del mejor modo», le dijo emocionado el Presidente a Pérez Esquivel, presente en el acto que se realizó en el Salón Blanco de la Casa Rosada.

En el comienzo, Fernández recordó el discurso en 1980 de Pérez Esquivel cuando hablaba de las injusticias que padecía América Latina y reflexionó: «Todavía se padecen hoy: las persecuciones, la desigualdad. Tenemos un sistema donde la riqueza se concentra en pocos y la pobreza se distribuye en millones«.

También mencionó la lucha de todos estos años junto a las organizaciones de Derechos Humanos: «Luchaste con ellos después que la dictadura te hizo padecer el encierro, la tortura, la persecución y nunca bajaste los brazos. Y lo hiciste predicando la no violencia, la paz y lo mejor del evangelio cristiano. Sos la mejor expresión del cristianismo«.

Fernández destacó la figura de Pérez Esquivel como símbolo de la Argentina y consideró: «En tiempos en donde el reconocimiento está fundado en otras cosas, en el éxito material, en el éxito individual, vos deberías ser modelo de todos los argentinos. Nunca te convenciste de que sos un premio Nobel y seguiste tu lucha inalterable con la humildad de siempre y el compromiso permanente».

Pérez Esquivel ganó el Premio Nobel de la Paz en 1980 por su defensa a los derechos humanos en América Latina.

Pérez Esquivel ganó el Premio Nobel de la Paz en 1980 por su defensa a los derechos humanos en América Latina.

«Quiero decirte que los argentinos estamos orgullosos de vos. El comprometerse en la lucha con los que peor están, con los que menos tienen, los que padecen, los que sufren», resaltó el mandatario y marcó que «gracias a esa lucha, la de las Madres, las Abuelas, los organismos de Derechos Humanos, se recuperó a muchos de la tragedia, a muchos hijos a cuyos padres desaparecieron». En ese momento, aprovechó para repasar algunos nombres que integran el gabinete nacional como Victoria Donda, Juan Cabandié y Wado de Pedro, todos hijos de desaparecidos.

«Quiero agradecerte en nombre de todos los argentinos, nos honras del mejor modo, gracias por todo lo que has hecho y el ejemplo que nos diste», concluyó el mandatario y le dio la palabra al homenajeado que se mostró conmovido y agradeció a Fernández, a sus compañeros de lucha y a su esposa.

“Los premios no me pertenecen, este es el legado que podemos dejar al presente y a las nuevas generaciones. Es por eso que la antigua casa de la resistencia contra la dictadura la pusimos en manos de la Universidad de Buenos Aires. No quise un museo de Adolfo Pérez Esquivel sino un lugar en nombre de todos los premios Nobel latinoamericanos, un centro de formación, de conciencia, de crítica, de valores para la generaciones presente y futuras”, anunció entre aplausos Pérez Esquivel.

En este sentido, agregó que se trata de «la primera casa en todo el continente dedicada a todos los premios Nobel para que esto pueda generar valores en las nuevas generaciones”.

Pérez Esquivel y su análisis de la actualidad

Tras el anuncio, el premio Nobel de la Paz analizó el contexto actual y señaló que «la pandemia del coronavirus no es la única pandemia, está la pandemia del hambre». Y sugirió: «Hay que pensar en el pequeño y mediano productor rural, en los pueblos originarios”.

“Creo firmemente que otro mundo es posible si sumamos voluntades en la diversidad, no todos tenemos que pensar igual, eso sería fatal. La riqueza de los pueblos es la diversidad”, expresó y propuso: «Tenemos que generar un nuevo contrato social”.

Fomentando la pluralidad de voces, Pérez Esquivel planteó que “hay que evitar el monocultivo de las mentes, nos somete nos esclaviza y necesitamos la conciencia critica y la rebeldía de las conciencias». Y agregó: «No podemos hacer nada si no somos rebeldes frente a las injusticias que vive la humanidad”.

Se refirió también a los desalojos en terrenos tomados como el de Guernica, y analizó: “Acompañamos a los pueblos originarios, al derecho a la tierra, hoy el grave problema de los desalojos de gente que no tiene dónde vivir. Cuando hablamos de derechos humanos hablamos del derecho de los pueblos”.

Y cerró su discurso con una de sus clásicas frases acompañada del aplauso de los funcionarios y amigos presentes: “La paz no se regala, la paz se construye”.

 

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