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-Le tocó debutar presidiendo parte de una sesión con el debate de la ley de aborto y votó en contra. ¿Qué sintió cuando se aprobó el proyecto?
-Que me hubiera gustado estar discutiendo estrategias para que más de un 50 % de la Argentina salga de la pobreza. Un sistema educativo que nos proyecte al futuro. Comprendo que es un tema de alta sensibilidad para un sector del país. Pero lo vi más como una cuestión encajada en la agenda del Presidente.
-¿Cree que ahora los van a llevar a discutir también la suspensión de las PASO?
-Bueno, ahí me parece que queda expuesto un conflicto puertas adentro del Gobierno.
-¿Tiene noticias de cómo viene esa interna en el Frente de Todos?
-Está impregnada de especulación política y eso no está bueno. Suspender las PASO es modificar las reglas que hacen a la estabilidad misma del sistema electoral de la Argentina. Y no creo que la excusa tenga que ver con la cuestión económica, sino más bien con la conveniencia o no del Gobierno.
-¿Juntos por el Cambio se vería en problemas para dirimir la interna entre “halcones” y “palomas”?
-Evidentemente el que gobierna tiene más herramientas para ordenar su espacio político. Pero lo que pensamos es que un país que cambia las reglas a cada rato no es un país sustentable. Nosotros como espacio tenemos la enorme convicción de que el país necesita tomar un camino distinto y para eso tenemos que recuperar el gobierno y necesitamos estar unidos. Llegado el momento, hagan las trampas que quieran, con PASO o sin PASO, tenemos claro que vamos a estar unidos.
-Aparte de estar unidos ¿Qué más deberían ofrecer para evitar que el Frente de Todos consiga mayorías en las dos Cámaras del Congreso?
-El 2021 es crucial. Porque no se especula nada más con lo que va a suceder en 2023, sino que va estar en juego la calidad institucional futura del país. El único espacio que tiene la Argentina para garantizar estabilidad institucional es la Cámara de Diputados. En la de Senadores, aún ganando, no se podría quebrar la mayoría que tiene el kirchnerismo. El esfuerzo tiene que ser muy fuerte, no solamente nuestro sino de toda la sociedad. Comprender que para que las democracias funcionen necesitan contrapesos. Por eso es fundamental que gane la oposición. Y me refiero a la verdadera oposición. Porque están los que entraron al estadio con la camiseta de Boca, pasaron por el túnel y salieron a la cancha con la de River. Terminan siendo funcionales al Gobierno.
-¿No cree para recuperar votos les haría falta una autocrítica más a fondo?
-A esta altura es evidente que la responsabilidad que nos adjudica el Gobierno es intrascendente. Siempre se cometen errores cuando se gobierna. Pero los aciertos fueron diez o veinte veces más que los errores. En nuestro gobierno Argentina había encontrado una hoja de ruta. Se sabía en el mundo adonde íbamos. Habíamos empezado a eliminar el famoso déficit, que no es otra cosa que la insostenibilidad económica de cualquier país. Si gastás más de lo que ganás, en algún momento explotás. Y nosotros entregamos el gobierno en 2019 con las cuentas prácticamente en equilibrio. Y hoy tenemos ya un déficit de 10 puntos. Tenemos los peores indicadores del mundo en la mayoria de los temas centrales. No es todo adjudicable a la pandemia.
-Hace un año dijo un un acto que si le hubieran hecho caso a Monzó no perdían las elecciones. ¿A qué se refería?
-No sé si fue tan textual.
-Fue cuando asumió su sucesor en Luján de Cuyo, con Monzó presente…
-Francamente, para ir por el costado de la pregunta, tiene que ver con la falta de acuerdos políticos. Los problemas en la Argentina no son económicos, son políticos. O dicho mejor, los problemas económicos son una consecuencia de los problemas políticos. El problema siempre ha tenido que ver con la falta de poder articular tres o cuatro ejes estratégicos, y para eso hace falta una clara articulación política.
-Después de criticar la falta de timing politico volvió al lado de los duros, con Macri a la cabeza ¿Qué sucedió?
-No es por pasar por el medio, pero yo tengo una gran relación con Macri, con Rodríguez Larreta, con Patricia Bullrich y obviamente con Emilio Monzó. No he tenido problemas de enrolamiento. Mauricio reconoce que muchos problemas han tenido que ver con la falta de acuerdos políticos.
-Volviendo a la división de “halcones” y “palomas”, ¿coincide con los que ven a Macri sólo como líder de un sector que ve a Larreta demasiado blando frente al Gobierno?
-No creo en halcones y palomas. Creo que somos un gran equipo y dentro de ese equipo hay distintas posiciones. Hay quienes tienen responsabilidad ejecutiva, los que tienen responsabilidad parlamentaria o de conducción política partidaria. Cada uno se para en la cancha de acuerdo al rol que le toca jugar. Y en eso articulamos entre todos un gran equipo. Y no lo digo para zafar. Es como si usted dijera, “pero en ese equipo todos los goles los mete el 9”. Bueno, sí porque le toca hacer esa tarea.
-Cuando Larreta asomaba como el candidato puesto para 2023, Macri levantó a Cornejo. ¿La lectura es que su comprovinciano aparece más duro?
-No. Cornejo es el presidente de uno de los principales partidos del frente, y a su vez ha sido un buen gobernador de Mendoza,. Y tanto Macri como Larreta hablan bien de Cornejo. Es un socio muy respetado.
-¿Pronostica una interna entre Cornejo y Larreta en 2023, o una fórmula mixta?
-Faltan tres años. Es una lotería. Tenemos que apuntar que haya un gran acuerdo dentro de nuestro espacio. Y si no se pudiera producir se evaluará la forma de resolverlo. Pero ni sé qué país vamos a tener en seis meses. La situación económica es mucho más grave de los qeu nos estamos imaginando. Los que estamos en política tenemos que salir de la burbuja electoral para entender cuáles son los problemas de la gente.
-¿A Macri hay que jubilarlo, como piden Carrió y Monzó?
-Es un ex presidente y como tal, una figura de máxima importancia en el espacio. No solo no hay que jubilarlo sino que el aporte que puede hacer Mauricio en este próximo tiempo es valiosísimo.
-¿Sigue siendo el líder de Juntos por el Cambio?
-Los liderazgos se construyen a diario. No se decretan. El hecho de ser ex presidente le adjudica una calidad de liderazgo natural. Evidentemente hay emergentes importantes que mencionábamos, como Rodríguez Larreta, una de las personas más influyentes de la Argentina y con un futuro evidentemente espectacular. Ver peleados a Macri y Larreta es una fantasía que anida en otros sectores.
-¿Cuando alerta sobre la gravedad de la situación, cree que el Gobierno la está atendiendo?
-En un año, este Gobierno ha obtenido los peores indicadores del 83 a la fecha. En todo sentido: económicos, institucionales, sanitarios. Nunca tuvo ni tiene plan. Nunca tuvo ni tiene equipo y el liderazgo está discutido; por lo tanto, es muy difícil que una organización funcione sin plan sin equipo y sin líder.
-¿Hasta dónde llega la influencia de Cristina?
-Bueno, este es el resultado de algo inédito en el mundo, en el que una vicepresidenta elige al candidato a presidente. En algún momento nos pareció maravilloso desde la especulación política, pero esas alquimias electorales después cuando tenés que ponerlas a trabajar en favor de la gente y cumplir una agenda de desarrollo para un país, suelen no funcionar. Es lo que está pasando.
-¿Cuál puede ser el efecto de esta ofensiva de la ex presidenta contra la Corte?
-El Poder Judicial es el que tiene mayor impacto en el equilibrio del sistema. Por lo tanto, pretender colonizarlo sería muy grave y estaríamos en un proceso más pronunciado de deterioro institucional. Los procesos de deterioro de los países es raro que surjan, salvo a través de revoluciones, de un día para el otro. Son procesos graduales. Vemos más de 5 millones de venezolanos migrando por el mundo, y una Venezuela con pobreza absoluta. Pero no empezó con Maduro, sino hace 20 años con Chávez. No tenemos que confiarnos, porque en la Argentina se empiezan a naturalizar cosas que nos hubieran parecido absolutamente inviables hace algún tiempo.
-¿Lo tomo como una indirecta o cree realmente que vamos camino a Venezuela?
-Una directa, directa. No haber acompañado la nota de sanción de la OEA al proceso electoral venezolano o aparecer en una relación amigable con el gobierno de Venezuela habla a las claras de cuál es el modelo que este gobierno persigue. Si no le ponemos un corte a partir de un triunfo impactante de la oposición ese camino se va a radicalizar y se va a profundizar. Mire, en los últimos 100 años, la Argentina se frustró y llegó Macri en 2015 que representa los valores que todavía tenemos que recuperar. El gobierno de Alberto es el último estertor del populismo en la Argentina.
-Pero ustedes decían que Cristina «ya fue», y volvió…
-En 2015 arrancamos un camino para modificar una cultura que venía anidándose durante décadas, que tiene que ver con igualar para abajo, que el Estado te resuelve todo, que no importa gastar más de lo que tenés. El cambio se interrumpió en 2019. Alguien vino y dijo que de un día para el otro te llenaba la heladera y culturalmente volvimos abrazar esos valores decadentes. No hay chances sin esfuerzo e igualdad de oportunidades.
-¿Le parece correcto la idea de Larreta de correrse al centro cuando ahora tienen el riesgo de fugas por derecha?
-Soy respetuoso de todas las construcciones políticas. Asi surgió el PRO. Pero hay que ser cuidadosos para que esas opciones no terminen siendo funcionales al gobierno. No digo que quienes lo están haciendo lo sean pero hay que tener esa precaución. A veces las posiciones extremas sirven para sostener el equilibrio, aunque nuestra avenida siempre va a ir por la moderación.
-Ahora que está en la cocina de la Cámara de Diputados ¿Me puede dar un pálpito de cómo termina la reforma de la Procuración?
-No es una reforma. Es una avance de un sector del gobierno sobre la gestión de los fiscales. Es eso. Si no, nos ponemos a discutir qué hay que tocar de la reforma para que sea mejor. No hay que tocar nada. No es que cuando las cosas no te gustan las cambiás. Creo que aquellos tibios opositores que acompañan en otros temas al Gobierno en este caso temen pagar costos muy altos y aún no están consiguiendo los votos.
-Llegamos al final y todavía no me explicó por qué dice que este el último gobierno populista…
-Porque los populismos sin plata no funcionan.
RETRATO: EL «MENDOCINISTA» QUE UN DÍA PIDIÓ APRESAR A FIDEL CASTRO
Su especialidad no es remar con la corriente. Omar De Marchi supo encabezar el ala liberal del Partido Demócrata la tradicional fuerza conservadora donde inició su carrera en Mendoza y ahora representa la pata federal del PRO, donde predomina una estructura metropolitana.
Fue uno de los argumentos del macrismo duro para que reemplace a un larretista como vice de Diputados, en cumplimiento de un acuerdo que los sectores que quieren imponer como líder al jefe porteño pretendían desconocer.
Con todo, su mayor audacia fue desafiar en las primarias del año pasado al aparato radical que gobierna su provincia. Aunque perdió con Rodolfo Suárez, a la postre electo sucesor de Alfredo Cornejo, el 28,38% que obtuvo casi en soledad le sirvió para que le hicieran lugar en la lista de diputados. Y va por más: ya avisó que no abandonará su obsesión de llegar a gobernador.
Nieto de cuatro inmigrantes italianos afincados en Luján de Cuyo, si de algo se jacta es de haber modernizado como intendente a ese departamento, uno de los más ricos de Mendoza: reúne a las principales bodegas, la segunda refinería más grande de YPF y el turismo de montaña. Pone como ejemplo el 60% que sacó su candidato a sucederlo: Sebastián Bragagnolo, su sobrino y mano derecha política.
Se entusiasma cuando argumenta que, lejos de la cultura feudal de otras provincias, en su provincia existe un espíritu “mendocinista” que valora el esfuerzo personal y atraviesa a todos los partidos.
Aclara que es el primer político de su familia. Como estudiante se acopló a la agrupación liberal que estaba de moda, UPAU, y que sobre el filo de la primavera democrática le dio pelea a Franja Morada. Empezó a estudiar derecho en una universidad privada de Mendoza y se terminó diplomando en la Universidad Nacional de Córdoba.
De su primera incursión en el Congreso le queda el recuerdo de un inédito pedido de detención del comandante Fidel Castro, en 2006, para que se lo juzgue en la Argentina por “delitos de lesa humanidad” en Cuba. El líder comunista completó sin problemas su último viaje para una cumbre del Mercosur y el proyecto quedó archivado en Diputados.
El pase al PRO, donde ejerce la jefatura mendocina, estuvo precedida de un escándalo con su partido de origen. Fue porque la Justicia condenó al Partido Demócrata a indemnizar por una cifra millonaria a un empleado municipal de Luján de Cuyo que se accidentó trabajando en horas extras para la campaña a diputado del intendente De Marchi.
ITINERARIO
Omar De Marchi es abogado y comparte estudio con su esposa, con quien tiene dos hijos. En Madrid hizo una maestría en administración de empresas. Nació hace 54 años en Luján de Cuyo, donde inició su carrera como concejal en 1993 y fue diez años intendente: de 1999 a 2005 y de 2015 a 2019. En 2005 fue electo diputado. Dos años más tarde se postuló a gobernador por el Partido Demócrata, la fuerza que dejó en 2013 para pasar al PRO. En 2019 perdió la interna a gobernador y en diciembre regresó como diputado.
AL TOQUE
Un proyecto
Gobernar la provincia de Mendoza
Un desafío
Ayudar al cambio cultural para que el esfuerzo sea la variable del crecimiento.
Un líder
Churchill
Un placer
Las pastas de los domingos en familia.
Un prócer
San Martín.
Un sueño
Ver al país creciendo con igualdad de oportunidades.
Un recuerdo
Mi madre y mi padre. Mi madre murió cuando yo era chico y mi padre murió este año, a los 95 años.
Una sociedad que admire
La mendocina
Una comida
Un asado bien jugoso Una bebida Un buen malbec de Luján de Cuyo.
Un libro
Soy Roca.
Una película
I como Icaro.
Una serie
Borgen.
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Fuente
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