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IDENTIDAD EN COMUNICACION

El diálogo «dolarizado» entre Alberto y los gobernadores

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De a uno, varios más de una vez, casi todos con demandas de fondos, los gobernadores pasaron el último mes por Casa Rosada. Pivotearon entre Santiago Cafiero y Eduardo «Wado» De Pedro aunque algunos, pocos, tuvieron su cara a cara con Alberto Fernández. 

El presidente mezquina las citas en Gobierno pero tiene el teléfono abierto: es el último dique que habilita los auxilios, que ya fueron unos cuantos, que ejecutan Martín Guzmán o, vía Relaciones con las Provincias, De Pedro.

La dimensión de la crisis, el «quebranto» que vocea el albertismo -es la palabra fetiche de la mesa chica presidencial para definir el estado de situación- «monetizó» el vínculo entre la Casa Rosada y los gobernadores.

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El expediente porteño sobre la reducción de la coparticipación que le corresponde a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que ocurrirá antes de fin de marzo, y el intríngulis con la deuda bonaerense, que mereció un mano a mano entre los Fernández, son los dos hechos más visibles pero no los únicos.

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Omar Perotti,el gobernador de Santa Fe acosado por un raid de muertes en Rosario con reflujos de interna policial y guerra narco, tiene otro frente abierto: elevó un alerta porque por primera vez en 20 años, Santa Fe presenta números en rojo.

Juan Schiaretti, el cordobesista líbero, paso la última semana por Casa Rosada y dejó un listado de deudas acumuladas en la era Macri, por aportes de obras que cubrió su gobierno y déficit de la caja previsional.

El jueves, Rodolfo Suárez, el radical que gobierna Mendoza, se sentó con Cafiero y Cecilia Todesca en busca de un atajo para reprogramar deuda que la provincia tiene con el Banco Nación.

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Hay que radarizar la interna mendocina: Fernández, en frente a las cámaras de la televisión, apuntó a la deuda que tomó Alfredo Cornejo, el anterior gobernador, una voz crítica en el Congreso, actitud que incomoda a Suárez porque necesita un vínculo pacífico con el gobierno nacional.

Algo se astilló en esa relación: Suárez generó y absorbió la crisis por la ley minera, planteó que los recursos de esa actividad son necesarios para viabilizar la provincia pero durante todo el episodio Cornejo se mantuvo en silencio. 

«La demanda es infinita» exagera -o parece exagerar- un funcionario aunque lo cierto es que en casi todas las sentadas con gobernadores, aparece la cuestión económica. De mínima, pedido de obras o que aceleren el cronograma de entrega de las tarjetas alimentarias. Ese renglón también juega.

Axel Kicillof no tendrá los 250 millones de dólares que necesita para pagar a los tenedores del BP21. pero la ANSeS le renegoció un vencimiento de U$S 263 millones y desde febrero, a través de las 560 mil tarjetas alimentarias, Nación inyectará en la provincia unos 3,200 millones de pesos mensuales.

«50 millones de dólares por mes» hace la cuenta, rápido, un dirigente que prefiere dolarizar sin el 30% del recargo turístico.

Por encima de las urgencias diarias, de la coyuntura que obligó a asistir en diciembre a Chubut, Chaco y Tucumán, y luego a dar anticipos de «copa» también a Rio Negro y Santa Cruz, aparece otro frente: los 25 mil millones de dólares de deuda que tienen las provincias.

Más del 60% es de Buenos Aires, CABA y Córdoba, y el top seis se completa con Neuquén, Chubut y Mendoza. Más abajo aparece Santa Fe que, por primera vez en su historia, colocó deuda en dólares.

En Casa Rosada emparentan esas provincias con el modelo Macri, porque se subieron al «festival de endeudamiento» que promovió y patrocinó la Casa Rosada. Salvo Chubut, a quien Macri no quería ni ver, los demás integraban el Olimpo de gobernadores amigos o socios. Algunos, claro, ya no están: como María Eugenia Vidal.

El último viernes hubo un default acordado en dólares: fue del municipio de Rio Cuarto, segunda capital de Córdoba, que debía pagar casi 15 millones de dólares y consensuó con casi 90% de los tenedores que empezará a pagar, en cuotas, recién a mitad de 2020.

Ese bono, que se emitió en 2017, puede ser anecdótico en la marquesina nacional pero da una pista de la sequía general. El ministro de Economía bonaerense Pablo López repite ante los negociadores de bonos una frase: «No tenemos los dólares pero tampoco tenemos los pesos.»

Córdoba y Capital, que recolocó bonos el jueves -9.400 millones de pesos a Badlar más 825 puntos básicos- tienen pagos a lo largo de este año, y a Buenos Aires lo espera un junio ardiente en cuando a vencimientos.

Con suerte, según el deseo de Fernández, para entonces la negociación de la deuda nacional estará resuelta o al menos encaminada. El diálogo seguirá monetizado pero, quizá, con otra moneda: no dólares, sino pesos.  



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