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El caso Nisman pone a prueba la protección de Alberto a Cristina

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El Gobierno frenó, por ahora, su ofensiva político-judicial contra el peritaje de la Gendarmería que determinó que Nisman fue asesinado y que tiene en una situación incómoda a Cristina Kirchner quien está procesada por la denuncia de encubrimiento de Irán del ex fiscal de la AMIA. El retardo se debe al viaje a Israel y a las marchas y contramarchas de las jugadas K en los pliegues de la Justicia que ponen a prueba la protección política que Alberto le da a Cristina. 

Después de avalar durante la primera semana de enero el anuncio de la ministra de Seguridad Sabina Frederic, -proveniente del cristinismo- de revisar el peritaje, el Gobierno se mostró ahora moderado frente a la impaciencia del kirchnerismo. Ningún ministro habló esta semana del caso Nisman seguramente por el acto por el quinto aniversario de su muerte violenta y por el viaje a Israel que el presidente Alberto Fernández empieza el martes. Uno de los pocos que tuvo un rol activo fue el ex jefe de Gabinete Aníbal Fernández -el encargado de la campaña sucia contra Nisman en el 2015- quien calificó la marcha como “un bochorno”.

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A principios de mes, la ministra Frederic lanzó su polémica idea de revisar el peritaje que había pedido el fiscal Eduardo Taiano y había avalado luego el juez Julián Ercolini y la Cámara Federal porteña, pero rápidamente comprendió que ésta es una facultad exclusiva de la Justicia. Entonces, tras reunirse con el presidente, Frederic habló de una «auditoría externa» para saber si el peritaje se hizo en base a métodos científicos. Para que no quedaran dudas, Alberto Fernández afirmó, en esos días, que el estudio «parece carecer de todo rigor científico».

El peritaje había sido realizado por el director de Criminalística y Estudios Forenses de la Gendarmería, comandante Orlando Caballero, junto con un equipo de 27 profesionales que incluyó médicos forenses, expertos en balística, informáticos, psicólogos, arquitectos, acústicos, peritos en huellas, radiólogos y papiloscopía (análisis de documentos).

Esa primera ofensiva del Gobierno, llevó a que Pablo Lanusse, abogado de Sara Garfunkel -la madre de Nisman-, denunciara que el Presidente estaba con sus declaraciones “presionando a la Justicia” e hizo reserva de su derecho de ir eventualmente a la Corte.

Sin embargo, pese a esta polémica político-judicial de alto voltaje, hasta el viernes pasado la Gendarmería “no había recibido ningún pedido de informes del Gobierno, ni ninguna orden” como para empezar una auditoría, contó una fuente oficial. El anuncio de la ministra había provocado preocupación entre cuadros de la fuerza pero con el correr de los días se fue disipando.

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Paralelamente, medios K entrevistaron al ex espía Alan Bogado -procesado en la causa por el encubrimiento de Irán- para que dijera que había sido “guionado” por el macrismo en su primera indagatoria y luego sincronizadamente al ex agregado cultural de Irán en Buenos Aires, Mohsen Rabbani, quien en sintonía con el kirchnerismo, dijo que a “Nisman lo mataron (sus propios aliados) por no tener pruebas” para fundamentar su denuncia.

El crimen de Nisman y su denuncia había sido, en las dos últimas semanas, potenciadas ante la opinión pública por el documental “El fiscal, la presidenta y el espía” y por el asesinato del general irán Qasem Soleimani, junto a la inminencia del quinto aniversario. Pero en los últimos días el tono del mensaje del Gobierno se fue mesurando. Un primer síntoma de moderación del oficialismo no kirchnerista lo dio el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, quien dijo el jueves que no cree en el suicidio, «sino bien en el homicidio o en un suicidio inducido» de Nisman.

El que no frenó fue el kirchnerismo. Carlos Zannini, el actual Procurador General del Tesoro y procesado por la denuncia de Nisman, pidió al tribunal oral federal 8 (TOF 8) la “declaración anticipada” del ex titular de Interpol, Ronald Noble. Para las querellas -que representa el abogado Tomás Farini Duggan- la solicitud de hacerlo antes y no esperar el juicio oral, encubría “una maniobra para intentar anular” la causa abierta por la denuncia de Nisman en el 2015. Noble está imputado por el fiscal Gerardo Pollicita y fue asesorado por el ex fiscal del juicio a las juntas y ex consultor del ex canciller Héctor Timerman sobre el pacto con Irán, Luis Moreno Ocampo. Zannini es uno de los principales “cerebros” de la estrategia judicial de Cristina Kirchner. En el arsenal de medidas K, figuran otras jugadas como, ,por ejemplo, pedir que se profundice la investigación sobre la cuenta con 1,6 millones de dólares que tenía Nisman en Nueva York y otras para ensuciar la cancha.

Por esas y otras razones las querellas de los familiares de víctimas del atentado a la AMIA, Luis Czyzewski y Mario Averbuch, están preocupadas porque el juicio oral por esta causa, elevada en marzo de 2018 por el juez Claudio Bonadio a esa instancia, todavía no tiene fecha de inicio. No solo eso. Desde febrero del año pasado, la Corte no respondió un pedido del TOF 8 de más personal para iniciar el juicio. Ante esta situación, Farini Duggan dijo “me preocupa de que hayan pasado muchísimo tiempo de que la prueba se ofreció y no se ha fijado fecha para el debate y que la Corte no responsa”.

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La ex ministra de Seguridad y principal ariete político de Cambiemos, Patricia Bullrich sostuvo que las presiones contra el peritaje y el juicio obedecen a que “Cristina Kirchner y el actual presidente pactaron una candidatura presidencial a cambio de impunidad”. Lo cierto es que no se sabe exactamente cuáles son los límites de Alberto a la protección política que le da a su aliada y vicepresidenta.

Pero si fue una decisión estratégica realizar su primer viaje al exterior a Israel, en este sensible contexto nacional e internacional. La decisión de concurrir al acto internacional por el Holocausto habría sido aconsejada por un importante empresario de la comunidad judía. El diputado de Cambiemos y ex vicepresidente de la DAIA Waldo Wolf avaló la decisión de Alberto de viajar a Jerusalen pero, a la vez, le pidió que revise su apoyo al régimen de Nicolás Maduro, el principal aliado de Irán en América Latina. Habrá que esperar al regreso de la gira de Tierra Santa para saber si el freno de Alberto es provisorio o se seguirá comprometiendo más en el berenjenal judicial que construyó Cristina alrededor de la causa AMIA y el crimen de Nisman, entre otras causas.

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