El BID sugiere pedir rescate al FMI | Informe sobre…

La economía de América latina y el Caribe caería este año entre 1,8 y 5,5 por ciento, estima el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Meses atrás, la entidad anticipaba un crecimiento de la región del orden del 1,6 por ciento. En el caso de Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay el deterioro será más profundo que el promedio, de entre el 3,1 y el 6,7 por ciento. El impacto viene por todos los frentes: la paralización del mercado interno, la salida de capitales y encarecimiento del crédito externo, caída de exportaciones y de los precios de los commodities. El BID sugiere a economías como la argentina, que no tiene posibilidad de recurrir al endeudamiento externo, salir a pedir rescate al Fondo Monetario Internacional (FMI), cosa que el gobierno de Alberto Fernández espera conseguir en el corto plazo, y también cerrar acuerdos de ayuda bilateral, como el swap de Brasil y México con la Reserva Federal de los Estados Unidos.

Los últimos cálculos dicen que este año la economía mundial caería hasta un 3 por ciento. El informe del BID resalta que en Estados Unidos, el aumento de pedidos de seguro de desempleo fue de 6,6 millones en la última semana de marzo y el índice S&P 500, que agrupa a las empresas más valiosas del mundo, cayó un 23 por ciento desde finales de 2019. La caída de la economía norteamericana podría llegar hasta el 4,4 por ciento, mientras que en la zona euro se espera una baja de hasta el 5 por ciento. En tanto, China este año registraría un crecimiento de entre el 1 y el 3 por ciento si consolida la recuperación paulatina de su actividad productiva.

La situación de la región

El BID compara la situación actual con la crisis de las hipotecas subprime. “En ese momento, se recomendó a la mayoría de los países de la región aumentar el gasto público o reducir los impuestos para sostener la demanda agregada. La región respondió rápidamente debido a sólidas posiciones fiscales y a niveles de deuda relativamente bajos”, indica el informe. En cambio, advierte que la situación fiscal de la región es más débil: se pasó de un superávit fiscal del 1,9 por ciento del PIB en 2009 a un déficit de 0,4 por ciento en la actualidad. Al mismo tiempo, la deuda pública subió en promedio del 40 al 62 por ciento para la región. En otras palabras, la región está peor parada, porque en 2009 venía de varios años de crecimiento “a tasas chinas” y con precios de los commodities por las nubes que permitieron financiar el crecimiento.

En el caso de la Argentina, la situación es peor que la media de la región, porque tiene menos espacio fiscal, está más endeudada y encima viene de una crisis económica con importantes secuelas, como por ejemplo, una inflación del 54 por ciento frente al promedio de avance de los precios del 2,9 por ciento en América latina y el Caribe.

En la consideración del BID, el poco espacio fiscal y elevado endeudamiento sin posibilidad de acceder al mercado de capitales limitan la posibilidad de las medidas fiscales, al tiempo que la herencia en materia inflacionaria complica la expansión monetaria que es necesaria para sostener a la economía nacional. Un punto en donde Argentina no está sufriendo tanto como otros países en la región tiene que ver con que los precios de los commodities agrícolas, en particular de la soja, no fueron hasta ahora tan golpeados como el petróleo, que se derrumbó de 60 dólares a 20 dólares el barril, lo cual afecta mucho a países exportadores como Colombia, Ecuador, México y Venezuela.

“En casos en que las condiciones iniciales macroeconómicas no sean demasiado sólidas, debería considerarse seriamente un acuerdo tipo stand-by u otro tipo de acuerdo de préstamo con el FMI. Estos acuerdos podrían abrir un mayor acceso al financiamiento de otros bancos multilaterales, e incluso posiblemente de fuentes bilaterales”, sugiere el BID. También resalta la importancia de los acuerdos de canje de monedas celebrados entre Brasil y México y la Reserva Federal de los Estados Unidos.