Editorial: Héroes que viven entre nosotros

por  Mabel Lema

Cada año, el 2 de junio no es un día cualquiera. Es una fecha que, aunque muchos la pasen por alto, merece ser recordada con el corazón en la mano. Porque ese día es para ellos… para los que no buscan aplausos, pero los merecen todos. Es el Día del Bombero Voluntario.

Y cuando uno se detiene a pensarlo, es realmente conmovedor. En cada pueblo, en cada ciudad, hay mujeres y hombres que, sin cobrar un sueldo, sin pedir nada a cambio, están siempre listos. Escuchan una alarma, suena el llamado, y sin dudarlo, dejan lo que están haciendo y salen. A veces sin saber a qué se enfrentan. A veces sabiendo que arriesgan su vida.

No lo hacen por obligación. Lo hacen por elección. Por vocación. Por ese compromiso profundo con la comunidad que nace del alma.

Son los que se calzan el traje y enfrentan el fuego. Los que llegan cuando todo parece perdido. Los que calman, los que rescatan, los que sostienen. Los que están en las buenas, pero sobre todo en las malas.

Y es fácil olvidarlo en la rutina. Pero ellos siempre están. Día y noche. Con frío, con calor. En silencio muchas veces. Con coraje, siempre.

Por eso, este día no es solo un homenaje. Es un recordatorio. De que todavía hay personas que eligen dar, servir, proteger. Que nos enseñan que el verdadero valor no se mide en palabras, sino en actos.

A todos los bomberos voluntarios: gracias. Gracias por su entrega, por su valentía, por su humanidad. Porque en un mundo que a veces parece egoísta y apurado, ustedes nos recuerdan que todavía hay lugar para el coraje y la solidaridad.

Son héroes. No de los que vemos en las películas. Héroes reales. Héroes que viven entre nosotros.