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La economía nacional caerá este año un 5,7 por ciento, calcula el Fondo Monetario Internacional (FMI), como producto del freno en el mercado interno a causa de las medidas de restricción sanitarias y de la paralización del comercio exterior. La merma del 5,7 por ciento es la media en un rango de caída que va del 4,5 hasta el 7,5 por ciento para la Argentina.
La merma esperada para el PBI nacional es la más alta de América del sur, detrás de Venezuela y Ecuador. Sin embargo, el caso argentino es en donde el giro de las proyecciones fue menos marcado, ya que incluso antes de la pandemia se esperaba una baja del 1,2 para este año, mientras que en el caso de los vecinos, el crecimiento que se proyectaba ahora se transformó en caída. El menor empeoramiento relativo se debe a que el país no sufrió tanto la salida de capitales porque en los últimos años ya se fugaron prácticamente todos los que podían hacerlo, a diferencia del sacudón financiero que sufrieron recientemente Brasil, Colombia, México y Perú.
El FMI publicó esta mañana su informe “World Economic Outlook” en donde califica a la crisis económica derivada de las medidas de restricción sanitaria como el “Gran Confinamiento”, en una analogía con la “Gran Depresión” de 1929. Según las proyecciones del organismo, este año la economía global va a caer un 3 por ciento, lo cual implica casi tres veces la baja de 2009, cuando estalló la burbuja de las hipotecas subprime. Los Estados Unidos caerían un 5,9 por ciento; la eurozona, 7,5 por ciento; Brasil, 5,3, y China desaceleraría hasta el 1,2.
Hace apenas tres meses, el organismo preveía un crecimiento global del 3,6 por ciento, pero ahora los 170 países de mayor peso económico esperan un achicamiento en 2020, lo cual da una idea del grado de profundidad y velocidad que adquiere la actual crisis económica. Pero además, si bien comienzan a aparecer señales de que la curva de contagios dejó de crecer en los países más afectados, la situación es de altísima incertidumbre, a punto tal que nadie descarta el riesgo de un segundo brote que obligue más adelante a reeditar la cuarentena.
El FMI publica para todos sus países miembro las proyecciones de variación del PBI, desempleo, inflación y balance de pagos. Sin embargo, en el caso argentino, el presente informe no incluye proyecciones de inflación ni de balance de pagos “por motivo de las negociaciones de la deuda en curso con los acreedores privados”, indica el organismo. De todas maneras, fuentes del Fondo sostienen una estimación del 40 por ciento de inflación para este año. En el caso del desempleo, se proyecta una suba del 9,8 por ciento en 2019 a 10,9 por ciento en 2020.
Al no publicar dichas estimaciones, el Fondo busca evitar interferir en la negociación que el gobierno argentino está llevando a cabo con los acreedores privados. La renegociación de la deuda es un dato de relevancia para saber cómo sigue la trayectoria de la economía nacional, aunque el contexto de crisis generalizada motivó que ese factor, que antes era absolutamente central, comparta su importancia junto a la marcha del comercio internacional y a las medidas de política contracíclica aplicadas por el gobierno nacional. El escenario de default de la deuda pública con legislación extranjera, que es más probable que a principios de año, no invalida una renegociación de los pasivos con el Fondo, siempre que el organismo considere que el país actuó de “buena fe” frente a los acreedores.
Uno de los factores de los cuales depende la posibilidad de que la caída de la economía argentina se ubique en 4,5 por ciento o en un máximo de 7,5 por ciento es la extensión de la cuarentena. Se calcula que una semana de cuarentena implica una caída del PBI del orden del 0,5 por ciento. Por otro lado, el sostén de la vida económica en el mercado interno depende de la calidad de las políticas públicas aplicadas, que hasta ahora vienen en línea con la recomendación de parte de organismos internacionales de otorgar ingresos para los sectores precarizados y apoyar con beneficios impositivos y crediticios a las empresas que no pueden desarrollar su tarea.
Otra de las variables que incidirán en el resultado del PBI es la marcha del comercio exterior, castigado por el derrape económico de los principales socios. Para Brasil, se estima una caída del 5,3 por ciento, cuando en enero pasado se calculaba un crecimiento del 2,2 por ciento (reversión de 7,5 puntos), mientras que China crecería apenas un 1,2 por ciento (en enero se estimaba un crecimiento del 6 por ciento); Estados Unidos bajaría 5,9 por ciento (cuando antes se calculaba una suba del 2 por ciento) y la eurozona, un 7,5 por ciento, frente a un alza que meses atrás se estimaba en el 1,3 por ciento.
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