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IDENTIDAD EN COMUNICACION

Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta miran el humor social para definir cómo sigue la cuarentena

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«Si sigue a este ritmo, las camas de terapia intensiva pueden estar colapsadas en la provincia de Buenos Aires en la segunda quincena de agosto». En otro contexto, acaso no hace tanto tiempo atrás, la frase del ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollan; hubiera sido el anticipo de que se estaría ante un inminente endurecimiento de la cuarentena​. Pero, tras más de cuatro meses de aislamiento, el escenario es distinto y, en la previa a un nuevo anuncio del presidente Alberto Fernández con el gobernador Axel Kicillof y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta; el desgaste social ante la medida y la crisis económica hacen mella y obligan a las autoridades a tener en cuenta un abanico más amplio de variables. 

Por eso, además de los parámetros sanitarios, como la cantidad de nuevos casos, la ocupación de camas de terapia intensiva y el «R», el número de personas a las que infecta cada contagiado; en los tres distritos miran con atención la evolución del termómetro social. «No hay peor cuarentena que la que no se cumple«, repiten voceros de Nación, Provincia y Ciudad.

En la Provincia, donde Kicillof siempre se mostró más cauto que Larreta en la Ciudad a la hora de disponer apertura de actividades, también advierten cierto desgaste de la herramienta. No se trata de un gesto de solidaridad ni de empatía con las necesidades económicas que plantea el jefe de Gobierno porteño, sino que lo comprueban en los sondeos que maneja la gobernación y que también miran las autoridades sanitarias.

Mientras que la afirmación de que en agosto puede colapsar el sistema sanitario, como dijeron públicamente Gollan y su vice Nicolás Kreplak, se apoya en proyecciones privadas, el termómetro social lo evalúan con distintos sondeos que encargan -y que reciben- en La Plata. Uno de los últimos que recibió el gobernador encendió la alarma: por primera vez desde que se desató la pandemia, los bonaerenses reconocen estar más preocupados por la situación de la economía que por lo sanitario. Así lo indicó el 51 por ciento de los 1.268 encuestados -en el AMBA, en forma telefónica y presencial- entre el 19 y el 21 de julio por la consultora Agora. Mientras, el 43% mantiene su alarma por el coronavirus​. En junio, los valores eran exactamente inversos: 43-51.

A pesar de la continuidad del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y del programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP), la preocupación por la economía en la tercera sección electoral, donde se agrupan los distritos más populosos del Conurbano, dio un salto importante en el último mes, del 42 al 51 por ciento, lo que explica en parte la alarma de los intendentes peronistas más poderosos. En tanto, en la primera sección, fue menos marcado pero más sostenido en el tiempo: 48 por ciento hoy, 44% en junio, 39% en mayo. y 33% en abril 

En el desglose de estos datos, en la gobernación también tomaron nota de otro indicador: si en junio el 73% creía en la cuarentena, entre quienes sostenían que debía mantenerse el aislamiento y priorizar la salud, y quienes concedían la flexibilización de apenas algunas actividades, en julio ese universo cayó al 64% y pasó a engrosar el 35% que integran quienes sostienen que se debe poner el eje sólo en poner en marcha la economía ó abrir la mayoría de las actividades. «El número de gente que apoya la cuarentena sigue siendo altísimo», relativizan desde el Gabinete de Kicillof. Y exponen que «hay que tener en cuenta que mucha gente perdió sus ingresos y de todas maneras respalda las medidas sanitarias».

En abril, cuando la cantidad de muertos y contagios se mantenía controlada producto de la cuarentena rígida, apenas el 38 por ciento priorizaba lo económico, mientras que hoy ese ocurre en seis de cada diez encuestados (59%).

En la gobernación, sin embargo, plantean que todavía hay margen para imponer medidas más restrictivas. Aunque tal vez no utilicen ese «crédito» para la próxima semana. El dato que respaldaría una eventual medida ante un escenario de colapso sanitario surge cuando se le pregunta a la gente «¿qué es lo que debe priorizar el Gobierno?». Menos de un tercio (29%) sostiene que debe ser la economía, mientras que seis de cada diez confirman su apoyo a priorizar la salud.

En ese sentido, el interrogante de las autoridades tiene que ver con el regreso a la fase 1 que se dispuso el 30 de junio, cuando todavía había cierto margen sanitario y, en consecuencia, no se terminó de respetar. «La cuarentena dura, después de cuatro meses, es una herramienta de último recurso, tiene que ser tomada a tiempo. No te podés confiar y dejar abierto cuando tenés que cerrar, pero tampoco podés adelantarte y desgastarla», exponen desde el equipo de infectólogos.

Con este menú, Kicillof recibirá este miércoles a Rodríguez Larreta en La Plata. La intención de mantener un esquema coordinado de decisiones por ahora prevalece para ambos, que chatean casi todos los días, y también para el Presidente, que habla periódicamente con el gobernador y también mantiene un vínculo aceitado con el alcalde porteño.

Pero eso no solapa diferencias. De hecho, en la Ciudad dicen tener argumentos sanitarios para mantener el esquema actual de aperturas trazado el 17 de julio. Pero también políticos: un sondeo privado que recibió Larreta dice que sólo el 25 por ciento de los porteños cree que se debe retroceder en esta fase 3 flexibilizada de la cuarentena.

Alberto Fernández, que dice no darle importancia a las encuestas a la hora de tomar decisiones, se inclina porque a partir del 3 de agosto «siga todo como está», según sus principales colaboradores. La decisión comenzará a tomar forma a partir del encuentro que este jueves tendrá con su ministro de Salud, Ginés González García; y el consejo de expertos.  

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