MULTIMEDIOS PRISMA 24

IDENTIDAD EN COMUNICACION

Alberto Fernández, entre las charlas con Cristina Kirchner, el fuego amigo y la «paciencia infinita»

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El florentino

Alberto Ángel Fernández habla a diario con Cristina Kirchner. Presidente y vicepresidenta se comunican y mantienen largas conversaciones, como las que mantenían en el departamento de la ex jefa de Estado en Juncal y Uruguay o en el departamento de Florencia Kirchner en Constitución, en tiempos pre pandemia. Más allá de que Cristina ha visitado varias veces la Quinta de Olivos -con larga charla en el chalet presidencial el día de la presentación de la oferta a los bonistas-, las llamadas de WhatsApp son habituales entre los dos. La deuda, la situación en el conurbano, los tiempos de la cuarentena​ y los casos de los Kirchner en la Justicia son temas habituales. Pero también aflora el asunto de las sesiones en el Congreso y la relación con la oposición. Hoy, Fernández aceita con gran cantidad de funcionarios opositores, donde el vínculo con Horacio Rodríguez Larreta, Gerardo Morales, Jorge Macri y Néstor Grindetti aparecen como las caras más visibles. Ante eso, siempre aparece un intercambio entre los compañeros de fórmula. “¡Vos sos un florentino!”, le dice siempre CFK a AF. “¡Es un orgullo que me digas eso!”, replica el hoy Presidente.

Alberto Fernández junto a la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner cuando se presentó la reestructuración de la deuda externa. Foto  Presidencia de la Nación

Alberto Fernández junto a la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner cuando se presentó la reestructuración de la deuda externa. Foto Presidencia de la Nación

Maquiavelo

La referencia de la señora de Kirchner es a los tiempos de la acción política que ejerció la familia Médicis en Florencia, ciudad que gobernaron por casi tres siglos y donde el célebre Maquiavelo desarrolló toda su experimentación política y cuyo pensamiento político terminó plasmado en el libro “El príncipe”, obra que este diplomático y filósofo político de la época renacentista dirige a Lorenzo de Médici -alias El Magnífico- y donde Maquiavelo explica cómo actuar y qué hacer para unificar a Italia y sacarla de la crisis en que se encuentra. Hoy, Alberto se siente más identificado que nunca con esa definición de “florentino” que le dedica la ex Presidenta.

Nicolás Maquiavelo, según un retrato del artista italiano Santi di Tito (1536-1603).

Nicolás Maquiavelo, según un retrato del artista italiano Santi di Tito (1536-1603).

Fuego amigo

Pero más allá del diálogo amable, hay tensiones, como quedó demostrado esta semana, cuando el secretario de Derechos Humanos -y kirchnerista de La Cámpora- Horacio Pietragalla, fue llamado a Olivos para mantener una reunión de un minuto y medio con el Presidente, donde tomó veloz nota de las molestias. “Alberto tiene una paciencia infinita”, define un ministro del ala “albertista”. Esa paciencia también tuvo su tiempo para el “fuego amigo” o los errores de una administración con un defecto de base: el loteo, esto es, que los cargos fueron repartidos entre los distintos sectores internos del peronismo y, a la hora de gestionar, las colisiones aparecen, inevitablemente. Este caso del pedido oficial de Derechos Humanos por la prisión domiciliaria de Ricardo Jaime y Martín Báez -hijo de Lázaro- sucede en un ministerio (el de Justicia) donde la ministra Marcela Losardo es amiga personal y socia histórica del estudio jurídico de Fernández; y donde el vice es Juan Martín Mena, segundo de Parrilli en la AFI y mentor judicial de numerosas iniciativas kirchneristas.

Horacio Pietragalla Corti. Archivo Clarín

Horacio Pietragalla Corti. Archivo Clarín

Al banco

Pero los nombres de los apuntados por el Presidente por sus errores, no distingue sectores y pertenecen a integrantes de las diferentes tribus peronistas. Además del mencionado Pietragalla, varios son los que recibieron el enojo de que “me molesta enterarme por los diarios” de malas gestiones de su administración. El primero en aparecer allí es Daniel Arroyo, tras conocerse que se pagaron sobreprecios por parte del Ministerio de Desarrollo Social. Luego asoma Miguel Pesce, un cercano al propio Alberto, pero el principal responsable del desorden del funcionamiento de los bancos el día en que se abrió el cobro a jubilados; pegado a ese lío, aparece el nombre de un no funcionario, como es el gremialista bancario Sergio Palazzo, una rara avis por ser radical, kirchnerista y allegado a Pesce. ¿El regreso de la transversalidad?

Miguel Pesce, presidente del Banco Central.  Foto Bloomberg

Miguel Pesce, presidente del Banco Central. Foto Bloomberg

Pero quien se lleva la parte más jugosa en el desencanto presidencial es Alejandro Vanoli, también responsable del desorden de miles de jubilados y beneficiarios de planes sociales, expuestos a colas infinitas y al riesgo de contraer coronavirus: el ex titular del Banco Central llegó a la titularidad de la ANSES bajo el ropaje de kirchnerista. Pero cuando dirigentes K se le acercaron para buscar reparo en la Administración de la Seguridad Social, Vanoli les dijo que él se reportaba solo a Santiago Cafiero. El jefe de Gabinete se encogió de hombros cuando le tocaron el timbre a él, mostrando así que el hoy jefe de ANSES cuenta con poco respaldo político. Por ejemplo, sin el de La Cámpora, pues la agrupación que conducen Máximo Kirchner y Wado De Pedro, mira de muy mal modo a quien fuera jefe del BCRA en la “década ganada”.

El titular de la ANSES, Alejandro Vanoli

El titular de la ANSES, Alejandro Vanoli

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