Alberto Fernández busca acercarse a Washington y negocian un llamado con Joe Biden

Alberto Fernández y su embajador ante los Estados Unidos, Jorge Argüello, negocian con un grupo de demócratas que la semana próxima se produzca una ansiada llamada, entre el mandatario argentino y el presidente electo, Joseph Biden.

Esos demócratas, cuyos nombres guardan en secreto, son parte del equipo de transición del futuro gobierno estadounidense y ya habrían dado el visto bueno para encaminar la primera llamada, luego de que Biden eligiera al chileno Sebastián Piñera como el primer mandatario de America Latina con el que quiso hablar esta semana. Ambos mantuvieron una conversación telefónica el último martes.

En parte todo ello explica también las palabras elogiosas que comenzó a emitir Fernández sobre Biden esta semana, inesperadamente, e intencionalmente tuiteadas.

Durante una videoconferencia con su amigo y ex candidato a presidente de Chile, Marco Enriquez Ominami, dijo el lunes que Biden tenía «una gran oportunidad de generar otro vínculo y reencontrarse con América Latina» y que su política al respecto «va a ser mejor» que la de Donald Trump.

Dijo tener la «impresión» de que resultará «muy difícil que un gobierno (norte)americano pueda poner más en riesgo el vínculo con América Latina» que la administración del republicano. 

Fernández aspira a tener una buena relación con el demócrata y a dar vuelta de página a los sinsabores -y hasta fuertes choques políticos y comerciales-, que hubo entre la administración de Cristina Kirchner y la de Barack Obama, de quien Biden fue vicepresidente.

Alberto F. busca explotar los vínculos que él mismo tejió después de alejarse del gobierno de Cristina a mediados de 2008.

Uno de ellos es con Dan Restrepo, ex asesor en Seguridad de Obama. Argüello también hace lo suyo.

Cultivó una buena relación con Susan Rice, cuando ambos eran embajadores de sus respectivos países antes las Naciones Unidas. Rice es mentada en la prensa estadounidense como una potencial secretaria de Estado, junto con Anthony Blinken, y William Burns, cuya hija vivió en la Argentina. Pero estos nombres forman parte de las especulaciones. Hay otros en un anillo más amplio que están hablando con el embajador argentino, y cuyos nombres no confiesa. 

El sorpresivo viaje presidencial a Uruguay de este jueves para almorzar y darse un abrazo Luis Lacalle Pou en la estancia Anchorena se enmarca también en un mismo objetivo: mostrarse más unidos en una región agrietada.

Fernández y Jair Bolsonaro jamás hablaron, su tensiones persisten a pesar del intenso trabajo diplomático que lleva adelante el ahora embajador en Brasil Daniel Scioli. Pero Fernández busca aprovechar en su seducción a Biden la alianza de Bolsonaro con Trump. El brasileño aún no felicitó al demócrata por su triunfo electoral.

Aún así, el diálogo entre Biden y Piñera deja en claro de que buena parte de lo que ocurra en la relación de ambos depende de los argentinos, porque la agenda de los demócratas es la misma que cuando perdieron el poder con Trump en 2016.

La de los argentinos fue y vino varias veces. Pero además, los demócratas sintonizaron mejor con Mauricio Macri que con el kirchnerismo de Cristina. Entre Argentina y Estados Unidos hay varias cuestiones comerciales pendientes. Las empresas reclaman acceso a las divisas, y Washington ya manifestó preocupación ante la OMC por las trabas a las importaciones

Biden y Piñera hablaron de un acceso a la vacuna contra el Covid-19, de los desafíos climáticos, de la protección del medioambiente -todos temas en la agenda de Alberto F.- pero también del libre comercio, y del fortalecimiento de la democracia y el Estado de Derecho en la región, lo que genera confusión y posiciones contratadas dentro del oficialista Frente de Todos, que lidera Cristina Kirchner.

«Maduro, a quien he conocido, es un dictador, así de sencillo. Y está causando un sufrimiento increíble al pueblo venezolano para mantenerse en el poder», ha dicho Biden durante su campaña electoral.