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IDENTIDAD EN COMUNICACION

A Jeanine Añez hasta los aliados le critican su can…

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La crisis política parece acentuarse cada vez más en Bolivia. En línea con el pedido de la presidenta autoproclamada, Jeanine Añez, los ministros del gobierno interino de Bolivia empezaron a presentar sus respectivas renuncias. A la dimisión de la ministra de Comunicación, Roxana Lizárraga, se sumó el ministro de Obras Públicas, Iván Arias. Añez le pidió a todos sus ministros que presenten su renuncia argumentando que de cara a un proceso electoral «es usual que se produzcan ajustes en el equipo de trabajo del gobierno». Ahora se enfocará en su flamante candidatura a las elecciones presidenciales del tres de mayo.

La exsenadora había expresado en reiteradas ocasiones que no pensaba candidatearse, razón por la cual le llueven criticas desde todos los sectores. Para el candidato presidencial del Movimiento al Socialismo (MAS), Luis Arce, las actitudes de Añez dejan en evidencia que en Bolivia se produjo un golpe de Estado. Arce llegará el martes (hoy) a Bolivia para iniciar la campaña electoral, con un masismo unido frente a una derecha dispersa en al menos cinco candidatos. 

Anticipándose al pedido de Añez, la ministra de Comunicación, Roxana Lizárraga, presentó su renuncia el domingo. «Al convertirse en presidenta/candidata ha dejado de lado el mandato del pueblo boliviano que luchó en las calles y ha puesto al gobierno al servicio de un grupo de políticos y de un proyecto prorroguista que se diferencia muy poco de las prácticas de Evo Morales y el masismo», destacó Lizárraga, con una virulencia inesperada.

Pero este perfil crítico de Lizárraga no la exime de culpa y cargo. La gestión de la exministra al frente de la cartera de comunicación es, cuanto menos, polémica. Bajo su mando se cerraron unas 50 radios comunitarias, y los equipos de algunas de esas emisoras fueron destruidos. A fines de 2019, las señales de RT y Telesur fueron quitadas del aire de las televisoras privadas. A su vez, varios periodistas extranjeros (entre ellos algunos argentinos
) debieron alojarse en las embajadas de sus respectivos países, ante la amenaza del gobierno de facto de apresarlos por el delito de sedición.

El lunes, el primero en obedecer al pedido de Añez fue el ministro de Obras Públicas, Iván Arias. «Agradeciendo enormemente la confianza que usted ha depositado en mí para administrar esta cartera de Estado y enaltecer los pilares fijados por el Gobierno, me despido con las más altas consideraciones», expresó en su carta de renuncia. Sobre Arias no son pocos los dirigentes del MAS, incluido el expresidente Evo Morales, que denuncian la paralización de obras públicas iniciadas y proyectadas durante su gobierno, interrumpido por un golpe de Estado.

Ese misterio llamado Añez

La trayectoria de Añez durante las últimas semanas es difícil de comprender, fundamentalmente porque no parece obedecer a una misma lógica. Primero, su mandato debía extenderse hasta el 22 de enero, día en que terminaban los mandatos contitucionales del Ejecutivo y el Legislativo. Pero Añez consiguió ampliar los plazos hasta la asunción de las nuevas autoridades, gracias al aval del Tribunal Supremo Electoral. Durante ese lapso de tiempo, Añez reiteró que no le interesaba postularse a la presidencia. Pero lo hizo. Y ahora le pide la renuncia a su gabinete para garantizar la «institucionalidad» en el país.

Sobre su pedido de renuncia al gabinete, Añez aclaró que esta decisión fue adoptada con el fin de «encarar esta nueva etapa de la gestión de transición democrática». Según el comunicado compartido por el gobierno cerca de la madrugada del domingo, «Añez completará a su equipo de gobierno en el menor tiempo posible». En ese sentido, el ministro de la Presidencia, Yerko Núñez, confirmó que el martes (hoy) será presentado el nuevo gabinete, donde «algunos funcionarios serán ratificados y otros no».

Añez asumió de manera interina la presidencia el pasado 12 de noviembre, al activar como segunda vicepresidenta del Senado el mecanismo sucesorio que quedó roto con la renuncia dos días antes de Evo Morales. El expresidente se vio forzado a renunciar por la presión de las fuerzas armadas y violentos grupos reaccionarios.

«No estaba en mis planes», había admitido Añez al anunciar su candidatura presidencial. Su postulación es muy cuestionada en el país, incluso desde sectores aliados a la exsenadora. Por citar un caso, el expresidente boliviano Jorge «Tuto» Quiroga, que el pasado ocho de enero renunció al cargo de asesor presidencial para lanzar su propia candidatura, se mostró «entre los que sienten dolor y decepción» por la candidatura de Añez. Los también candidatos de ultraderecha, Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho, criticaron duramente sus aspiraciones presidenciales.

En una conferencia de prensa desde el hotel Quagliaro del barrio porteño de Balvanera, el expresidente de Bolivia, Evo Morales, y el flamante candidato presidencial del MAS, Luis Arce, se sumaron al repudio. «Entendemos que cualquier boliviano tiene derecho a postularse, sin embargo también creemos que las personas tienen que cumplir con su palabra. No solamente la señora Añez, Camacho, que ha participado abiertamente del golpe de Estado, dijo que tampoco iba a a ser candidato y se postuló», remarcó Arce. 

Para el presidente depuesto, Evo Morales, «los golpistas se creen un gobierno de transición pero es una dictadura. Si fuera gobierno de transición no tienen por qué cambiar el modelo económico». En ese sentido, citó el ejemplo del expresidente Eduardo Rodríguez Veltzé, que cumplió «una verdadera tarea de transición», al asumir de manera interina tras la renuncia de Carlos Mesa en 2005.

Frente a un escenario de persecución y hostigamiento judicial contra dirigentes y funcionarios del MAS, el partido liderado por Morales piensa en cómo articular la campaña presidencial. No será tarea fácil. «Mañana (por hoy) voy a estar en Bolivia», declaró Arce. Advirtió, sin embargo, que la candidatura de la presidenta interina Añez «genera enormes dudas sobre la transparencia del proceso electoral» en su país y solicitó la colaboración de la comunidad internacional.

Lejos de hacerse cargo, y en una llamativa interpretación de las críticas a su postulación, Añez las atribuye a «un grupo ya minoritario de machistas que se resiste a que las mujeres estén en la palestra pública». En un acto oficial, según informó el diario Los Tiempos de Bolivia, la presidenta interina destacó que «cuando buscamos mayor participación, somos muy observadas (…) pero vamos por la igualdad de oportunidades».

Más allá de las libres interpretaciones, las elecciones del tres de mayo definirán al futuro presidente de Bolivia. Con un masismo fortalecido y unido, y una derecha fragmentada en al menos cinco candidaturas, Evo Morales cree que esta campaña pondrá de manifiesto un claro combate entre «nacionalizadores y privatizadores». En unos meses sabremos quien resulta ganador.

Informe: Guido Vassallo. 



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