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IDENTIDAD EN COMUNICACION

Editorial: Prioridad PyME -Competir con herramientas

Por Mabel Lema

 

HABLEMOS DE PYMES

Las pymes no bajan los brazos: una historia que se repite y reclama futuro

Hay algo profundamente argentino en esa costumbre de resistir, de seguir apostando a pesar de todo. Las pymes son una muestra diaria de esa obstinación esperanzada. Son los almacenes del barrio, los talleres familiares, las agencias de servicios, las pequeñas fábricas. No salen en la tapa de los diarios, pero empujan el país con cada jornada de trabajo.

La Encuesta ICAF 2025, elaborada por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), nos devuelve una radiografía que duele y, al mismo tiempo, inspira. Porque nos habla de un sector que está de pie, aunque con muchas dificultades.

El 89,7% de las empresas encuestadas son micro y pequeñas, y pertenecen en su mayoría al rubro de comercio y servicios. Es decir, son las más vulnerables, las más sensibles a los vaivenes económicos, pero también las más decididas a seguir adelante.

Un dato inquietante: dos de cada tres pymes no accedieron a financiamiento en los últimos seis meses. ¿Por qué? Porque los requisitos son imposibles, porque desconocen los programas disponibles, porque las condiciones ofrecidas no son viables. En un país donde el crédito debería ser un puente hacia el desarrollo, hoy es una pared.

Y sin embargo, el 73,7% de estas pymes tiene intención de invertir en el próximo trimestre. Quieren comprar maquinaria, reponer materia prima, mejorar su producción. No esperan que las cosas cambien mágicamente: quieren ser parte activa del cambio. Pero para eso, necesitan un Estado que las mire, un sistema financiero que las incluya, y una sociedad que las valore.

La encuesta también señala una demanda clara: capacitación. Recursos humanos, comunicación, marketing, educación financiera. No se trata solo de sobrevivir: quieren mejorar, crecer, adaptarse. Pero no lo pueden hacer solas.

Otro dato que no debe pasar desapercibido: más de la mitad de las pymes desconoce las herramientas del mercado de capitales. Hay opciones, pero no hay acceso. Hay soluciones, pero no llegan. La brecha no es solo económica: es también informativa, educativa, estructural.

Entonces, ¿qué hacemos con esta información? ¿La convertimos en otro informe de diagnóstico que duerme en un escritorio? ¿O decidimos que es hora de actuar en serio?

Porque cuando una pyme crece, no solo mejora su balance. Se enciende una cuadra, se contrata a un vecino, se dignifica una familia. Cada máquina que vuelve a andar es una señal de que algo puede cambiar. Cada crédito accesible, una apuesta al trabajo real. Cada curso ofrecido, una herramienta para transformar futuro.

Las pymes no bajan los brazos. Nosotros, como país, no deberíamos bajar la mirada.

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