Patrón y el secreto top del Boca multicampeón

Mucho se habló, claro, de aquel equipo multicampeón de Bianchi que le dio inicio al ciclo más exitoso de la historia de Boca. Pero casi siempre, los elogios cayeron en el Virrey y en varias de las figuras del equipo: Riquelme, Palermo, Guillermo Barros Schelotto, Delgado… Sin embargo, Jorge Bermúdez eligió salir de esos lugares comunes. Y reveló que la fórmula mágica de ese equipo no era propiedad exclusiva del Virrey, sino de alguien más: el preparador físico Julio Santella.​

«Los jugadores de Boca pasamos a ser parte de elite mundial por su trabajo. El profesor Santella, con su disciplina, fue el que nos hacía reventar por la camiseta. Era un preparador físico distinto a todos. Entrenarse con él era más difícil que jugar un partido. Y no exagero. De la forma que te exigía, llegabas convencido de que el domingo ibas a dar un paseo», contó el Patrón.

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Y fue por más a la hora de destacar a la mano derecha de Bianchi en aquellos tiempos, que el ex defensor volvió a traer a escena con declaraciones que no se habían dado antes. «Yo pasé de un jugador normal a ser un jugador de elite físicamente por él. El gran secreto de la exigencia que tenía ese equipo para cumplir lo que nos decía Bianchi lo tenía el Profe, su manera de trabajar. Era un PF de avanzada, manejaba conceptos que nadie tenía, con sus herramientas físicas nos hacía destrozar al rival», aseguró en Cadena Xeneize.

En ese sentido, el Patrón no se quedó en palabras. También lo quiso reflejar en los hechos: «Ese equipo marcó bastantes goles en los primeros 15 minutos, pero la mayoría en los 15 finales. Esa estadística quiere decir que éramos demoledores todo el partido». En efecto, las exigentes pretemporadas en Tandil de Santella fueron una marca registrada en los dos ciclos de Bianchi en el club. Y está claro que los jugadores lo sabían.

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El Patrón, de todos modos, no se olvidó del Virrey, a quien definió como un «padre» por el trato humano que tenía con los jugadores. «Carlos Bianchi fue el mejor líder de grupo que conocí: muy respetuoso, daba el ejemplo con sus acciones. Lo más destacable era el ser humano, el respeto que se ganó de un plantel que no era fácil de llevar. Era un padre, un amigo, un hermano mayor. Supo cultivar la sed de gloria», aseguró.

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Y por último, se refirió a los goles importantes que convirtió con la camiseta de Boca (en total fueron 16 en 165 partidos), varios de ellos muy significativos. El primero, ante Cruzeiro, nada menos que en su debut, por la Supercopa 97. El gol a River por el Clausura 99 para encaminar el bicampeonato. El que le hizo a Central que selló el récord de los 40 partidos invictos del que se cumplieron 21 años.  Y el de la definición por penales ante Palmeiras, para ganar la Libertadores del 2000. «Los elijo a todos. No me quedaría con ninguno. Todos fueron importantes, todos sirvieron para dejar la piel por esta camiseta», remató el hombre que hoy sigue en el club, ahora como parte del consejo de fútbol de Riquelme.