MULTIMEDIOS PRISMA 24

IDENTIDAD EN COMUNICACION

«Pasé momentos durísimos y tengo más ganas de vivir que nunca»

https://images.ole.com.ar/2020/06/03/URYNLSn34_1200x630__1.jpg

Los grandes hombres no siempre aparecen en las tapas de los diarios o en los primeros planos de la televisión. No sólo son los que ganan, sino los que tienen agallas para dar pelea. Los que no se rinden. Los que luchan con todas sus fuerzas hasta las últimas instancias. Los que saben librar las pequeñas y a la vez grandes batallas de la vida cotidiana. Algunos lo hacen desde el anonimato. Otros tienen más exposición mediática. Poco importa. A los 57 años, Ariel Wiktor debió lidiar con el rival más feroz al que enfrentó en su vida. El ex defensor, quien durante su carrera como futbolista pasó por Independiente, Olimpo, Lanús, Huracán y Aucas de Ecuador, todavía recuerda con precisión el shock que sintió el día en el que le confirmaron que tenía cáncer. Fue a fines de agosto del año pasado cuando comenzó su lucha. No sólo logró abatir al monstruo y sacar valor del seno de la desgracia, sino que sus firmes palabras denotan que salió fortalecido. La suya es una historia de resiliencia. De superación. En charla con Olé, su relato sintetiza el empuje que puede tener un hombre cuando las ganas de vivir son un canto que se antepone a las adversidades más duras. “Estoy muy feliz de haber vuelto a trabajar en Independiente, en el área de captación. En este momento no se puede salir a ver jugadores. Hicimos circular un baner para que los chicos nos envíen videos que vamos a evaluar, los filtraremos y se lo pasaremos al coordinador general de las Inferiores, Fernando Berón, quien luego citará a los mejores para una prueba”, cuenta Wiktor, quien se reinsertó en su mundo: el de la pelota.

Mirá también

-¿Te genera una satisfacción personal haber vuelto a trabajar después de todo lo que te tocó pasar?

-Sí, yo y mi familia estamos muy felices. Viví momentos difíciles. Se me detectó un cáncer en la lengua. La obra social de técnicos de fútbol se portó muy bien. El tratamiento de quimioterapia y rayos fue duro. Gracias a Dios pude salir adelante después de varios meses complicados. El oncólogo que me trató fue un fenómeno. La familia me ayudó mucho. Si no hubiesen estado al lado se me hubiese hecho muy difícil. Estuve internado en dos ocasiones como 25 días. No podía comer porque los rayos me los hicieron en la zona de la garganta y de la boca y no podía ni tragar saliva. Perdí mucho peso. Tuvieron que ponerme una sonda para alimentarme.

Wiktor disfruta de su familia.

Wiktor disfruta de su familia.

-¿Cómo detectaron la enfermedad?

-Sentía dolor de garganta. Fui al médico y le conté lo que me estaba pasando. Me derivaron a un otorrino, me hice una resonancia y ahí se dieron cuenta de que tenía una mancha en el costado de la lengua, bien al fondo. Descubrimos que el dolor no era de la garganta si no de la lengua, donde tenía una especie de llaga grande, un tumor que me generaba mucho dolor. Después de eso me hice una tomografía y una resonancia. “No me gusta mucho, te voy a mandar a un cirujano de cuello”, me dijo el médico. Cuando fui a la clínica, él doctor me dijo de una que se trataba de un tumor maligno. Me hicieron una biopsia y después de una espera de 15 días se confirmó esa presunción. Ahí arranqué con el tratamiento. Tuve 35 sesiones de rayos de lunes a viernes. Y seis de quimio, todos los jueves. Después me tuvieron que internar porque un día me desmayé en el baño. Eso me pasó por no alimentarme bien, el dolor era tan intenso que no podía ni tragar. Y además la quimioterapia es muy dura. Ahí estuve 15 días internado y me pusieron la sonda. El tratamiento lo terminé a fin de 2019 y unos diez días antes de la cuarentena me hice un estudio en el que evaluaron todo mi cuerpo para ver si había quedado algún rastro de células malignas. Gracias a Dios me salió muy bien. Cuando llegaron los resultados de los estudios no me animaba a abrir el sobre, lo vio primero mi familia.

-¿De dónde sacaste tantas fuerzas para librar la batalla?

-Soy muy creyente y me apoyé mucho en Dios, me aferré a eso. Y también a la familia. Esta enfermedad es muy fea, el tratamiento es muy duro. Sin ellos no hubiese podido salir. Mis hijos venían a visitarme todos los días antes o después del trabajo, mi señora estuvo siempre ayudándome. Nuestros seres queridos son lo más importante que tenemos en la vida.

Ariel con un amigo del fútbol, el Negro Clausen.

Ariel con un amigo del fútbol, el Negro Clausen.

-¿Estos golpes te hacen replantearte el orden de prioridades?

-El ser humano es así. Tenemos que aprender a no preocupamos por tonterías. Lo importante pasa por otro lado. El trabajo y el dinero se recuperan.

-Muchos jugadores a los que dirigiste en Inferiores o Reserva te mandaron mensajes de apoyo…

-El día que fui a buscar los resultados, primero se los hice saber a mi familia, que estaban muy preocupados. Y después mi hijo Jony sacó un tweet en el que hizo público esto. Yo nunca quise hacerlo saber: sólo estaban al tanto Fernando Berón, Panchito Sa y un par más. Pero no todos. Después se empezaron a enterar. A partir de fines de septiembre dejé de ir al club porque ya no podía, se me hacía muy difícil. Los chicos de las categorías 89 y 90 como Patito Rodríguez y Javi Báez, entre otros, me mandaron mensajes de apoyo. Eso fue una caricia al corazón. Fueron momentos muy difíciles y cuando la gente aparece eso te genera una gran satisfacción porque te das cuenta de que a lo largo de tu carrera hiciste las cosas bien.

-¿Sos consciente de que tu testimonio puede ayudar a los que están pasando por un momento difícil?

-Sí, seguro. A los que les toque pasar por esto les recomendaría que se aferren mucho a Dios y a la familia. Ellos son los que más te pueden ayudar. Hay que llevar a cabo el tratamiento al pie de la letra. Había días en los que me iba a hacer radioterapia y no podía ni levantar un pie. MI familia me llevaba y a veces me venía a buscar la ambulancia. Hubo momentos en los que estuvo muy complicado. Es necesario que quien pasa por esto lleve el tratamiento como pueda, que tengan mucha fuerza. ¡Yo quiero vivir, hermano! Pasé momentos durísimos y ahora tengo más ganas de vivir que nunca. Quiero estar con mis hijos, con mis nietos. La familia fue el ángel que me sostuvo siempre.

-¿Ahora estás tomando cuidados especiales en este cuarentena?

-Sí, claro. Lo primero que me dijo el médico es que me vacune contra la gripe y la neumonía porque todavía tengo las defensas muy bajas. Sé que si me agarra este virus sería muy jodido. Salgo sólo si tengo que hacer algún trámite imprescindible. También se tienen que cuidar los chicos y mi señora, porque si salen ellos y se agarran el virus me pueden contagiar a mí. Ellos tratan de protegerse con los barbijos, en la distancia, en tratar de no acercarse a nadie. No me gustaría para nada que después de haber luchado tanto y de salir adelante me toque esto.

-¿Te dejó alguna enseñanza esta dura experiencia?

-Me di cuenta de que me hecho problemas por cualquier boludez, como le pasa a cualquiera. Se te rompe el auto o no pudiste pagar algo y te volvés loco o no podés dormir. Si no pudiste pagar algo, lo podés solucionar. Si nos preocupamos por esas cuestiones chiquitas, ¿qué nos queda para estas enfermedades que son tan duras?

Mirá también

-Y ahora estás volviendo a la normalidad, a la vida cotidiana del club.

-Sí, y estoy muy contento. Trabajo en el club desde 2005 y siempre hubo buenas Inferiores. Han aparecido muchos chicos. Pero después está la decisión de los técnicos de Primera de ponerlos o no. Uno en Inferiores labura y empuja, pero a veces te tocan técnicos que no valoran eso o le dan más importancia a traer jugadores de afuera que a mirar la cantera. Y es difícil. Vos fijate lo que pasó con Holan. Cuando llegó jugó con cinco juveniles, salió campeón de la Sudamericana con Barquito, Martín Benítez, Franco, Bustos, Figal que después fue sancionado. Y en la Copa de 2010 la dupla central estaba compuesta por dos pibes como Galeano y Velázquez. Por suerte Pusineri les está dando importancia a los de abajo como el Chaco Martínez, Lucas González, Velasco, Barreto que asoma. Si el entrenador les da prioridad a las Inferiores eso es lo mejor que le puede pasar al club. Coincido con lo que dijo Berón: el técnico que viene de afuera primero tiene que mirar hacia adentro para ver si hay algo y recién después salir a comprar.

-¿Por qué en general se mira hacia abajo sólo en las urgencias?

-En los peores momentos, como la etapa previa al descenso, los pibes pusieron el pecho como locos. Y salieron a la cancha a dar la cara con 17, 18 ó 19 años. ¿Cuántos pibes tuvieron que poner el pecho? Estaría bueno que en los momentos buenos los chicos también tengan protagonismo.

[ad_2]

Source link

Desarrollo Web Efemosse
/ España: efemossesistemas.com
WhatsApp chat