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El Gobierno se mete en la interna de Juntos por el Cambio y apunta contra el ala dura

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Si en el Gobierno ya había malestar porque entendían que las marchas anticuarentena del fin de semana fueron motorizadas por un sector de la oposición, el nuevo derrotero de críticas de la ex ministra de Seguridad y actual titular del PRO, Patricia Bullrich; terminó de caldear el clima en la Casa Rosada, donde replicaron con contundencia contra el sector duro de Juntos por el Cambio, al que calificaron como «irresponsable» y de intentar «ideologizar la estrategia sanitaria».

Si bien no es novedoso el rechazo del oficialismo a la oposición más extrema, la frase de Bullrich que resonó especialmente en Balcarce 50 fue la que utilizó, en diálogo con Radio con Vos, para cuestionar al aislamiento social preventivo y obligatorio dispuesto por el Gobierno desde el 20 de marzo: «Yo esperaría que el Presidente el sábado dé una explicación de por qué debemos cerrar a 80 días del comienzo: qué pasó y qué falló en el pronóstico», reclamó la referente opositora más cercana a Mauricio Macri.

«(Bullrich) no está cuestionando a un Gobierno, le está faltando el respeto a la gente que desde hace dos meses está haciendo un esfuerzo enorme en todo aspecto para respetar la cuarentena y que a pesar del cansancio lógico tiene temor de contagiarse», plantearon en Balcarce 50.

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Para el Gobierno, sin embargo, no es sólo Bullrich: la señalan como el exponente del sector más duro de Juntos por el Cambio, en el que incluyen al ex presidente Mauricio Macri, al ex candidato a vice Miguel Pichetto; y a dirigentes parlamentarios «sin responsabilidades de gestión» que «fogonean en redes sociales». 

«El comportamiento de la oposición que no tiene responsabilidades institucionales es claramente político. Quiere llevar la decisión que se toma en el marco de una estrategia sanitaria a un terreno partidario», repite un funcionario que sigue los pasos del Presidente. Más: pone como ejemplo las «grandes coincidencias» que encuentran con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta; en cuanto al diagnóstico sobre la cuarentena y la necesidad de mantenerla estricta en el AMBA para evitar que se dispare la curva de contagios. 

En ese sentido, diferencian la postura que adoptaron otros dirigentes de Juntos por el Cambio: no sólo Larreta; y los gobernadores radicales Gerardo Morales (Jujuy), Rodolfo Suárez (Mendoza) y Gustavo Valdés (Corrientes); sino también sectores con los que tampoco faltaron cruces, como María Eugenia Vidal y la tropa de dirigentes que le responden, a los que les reconocen que «no pegaron golpes bajos» para cuestionar la cuarentena. 

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En cambio, el ala dura de Juntos por el Cambio se lleva todos los reproches: «Estuvieron detrás de las marchas y ahora quieren enrarecer el debate antes de que se prorrogue la cuarentena. Buscan condicionar a Alberto», consideran cerca del mandatario. «Uno puede discutir política, pero llevarlo al terreno ideológico es inadmisible en medio de una pandemia», amplían. 

El desafío, apuntan en un despacho de Casa Rosada, no es sólo al jefe de Estado: «Cuando cuestionan a la cuarentena, también cuestionan lo que decide Larreta». 

Más allá del debate mediático, el enojo del Gobierno contra el ala dura de Juntos por el Cambio se potenció a partir de las marchas contra la cuarentena del último fin de semana. Es que, si bien no fueron multitudinarias, admiten la preocupación de que genere un efecto contagio en sectores de la población y que a mediano plazo se cuestione masivamente al aislamiento. «Es la única herramienta para controlar que no se disparen los contagios. ¿Qué quieren, más muertos?», se preguntaron desde Salud.

Una anécdota que contó un alto funcionario en una cumbre con otras primeras líneas grafica esta preocupación: el hombre, con cargo de ministro, planteó la sorpresa que se llevó durante un viaje que hizo al Interior cuando quedó en medio de una marcha anticuarentena: sucede que, en esa ciudad, ya se abrió el grueso de las actividades.

Por eso, la estrategia comunicacional que trazan Alberto F. y el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; busca reforzar el mensaje de que «el país no es el AMBA». 

Ante la consulta de Clarín, Bullrich rechazó proponer una discusión partidaria. «No es ideológico lo que planteo. Hacer política es poner el apellido de (Axel) Kicillof (NdeR: una acción que ya fue desmentida por la Provincia) a los alimentos ó de los intendentes a las bolsas de comida», redobló la cruzada.

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Y reclamó: «La estrategia tiene que ser razonable, conocida y planificada. No me importa que se enojen, eso no me preocupa: quiero que expliquen cuál es el plan y que dejen de corrernos el arco todo el tiempo. Todos los países están saliendo menos nosotros». 

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