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DÍA DEL PADRE A MEDIA MÁQUINA Y VACACIONES SIN MOTOR: LA PREOCUPACIÓN DEL COMERCIO

EDITORIAL POR MABEL lEMA

La caída de ventas y la falta de políticas de fondo encienden alertas para el receso de julio

El Día del Padre, tradicionalmente una de las fechas más esperadas por el comercio minorista argentino, llegó este año con un sabor amargo. Lejos de las jornadas de alto consumo y movimiento en vidrieras que solían acompañar este festejo, el 2025 dejó postales de locales vacíos, promociones insistentes y bolsillos cerrados.

Según estimaciones preliminares de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), las ventas por esta fecha registraron una caída interanual de entre el 2 % y el 3 % en unidades. Vicente Lourenzo, vocero de la entidad, fue contundente: “Fue un Día del Padre frío, no sólo por la temperatura, sino también porque la gente cuidó muchísimo el bolsillo”.

La cifra, aunque parezca leve en el número, duele en el contexto. El ticket promedio se movió entre los $40.000 y $50.000, un monto que apenas alcanza para un regalo modesto en tiempos de inflación sostenida. “Se notó mucho que los consumidores priorizaron regalos de menor costo. En lugar de tres obsequios, muchos optaron por uno solo”, señaló Lourenzo. La rentabilidad fue menor incluso para quienes lograron vender: promociones agresivas, descuentos y cuotas sin interés fueron moneda corriente, pero no alcanzaron para compensar la retracción del consumo.

Esta caída no es un hecho aislado. Es parte de una tendencia que viene marcando las fechas comerciales desde el año pasado. Ya se habían observado desempeños flojos en San Valentín, el Día de la Madre y otras fechas clave. Lo preocupante es que el Día del Padre suele ser una “bocanada de oxígeno” para las pequeñas y medianas empresas en un mes particularmente exigente: sueldos, aguinaldo, alquileres e impuestos hacen de junio una verdadera cuesta arriba. Esta vez, el empujón no llegó.

Desde CAME advierten que el panorama no es alentador si no se logra una recuperación concreta del poder adquisitivo. “Necesitamos medidas que sostengan al comercio pyme, de lo contrario el segundo semestre será aún más difícil”, alertó Lourenzo. A esto se suma un fenómeno que sigue ganando terreno: el crecimiento del comercio electrónico, tanto local como internacional. En muchos casos, los consumidores eligieron comprar en plataformas digitales, incluso en Marketplace del exterior, impulsados por precios competitivos y envíos gratuitos.

El factor climático también jugó su parte. Un fin de semana lluvioso en buena parte del país desincentivó las compras de último momento, esas que muchas veces salvan las cuentas del mes. Pero el mal clima más profundo es económico: la incertidumbre, la pérdida del poder de compra y el temor al futuro inmediato hacen que cada vez más familias elijan ahorrar antes que agasajar.

Vacaciones de invierno: entre la esperanza y el desencanto

Con la mirada puesta en el receso invernal, zonas turísticas como las sierras cordobesas, Bariloche, Mendoza o la Costa Atlántica intentan renovar expectativas. Pero el optimismo, por ahora, no se traduce en reservas ni consumo anticipado. Los comerciantes advierten que, sin propuestas culturales o eventos que convoquen al turismo consumidor, difícilmente se reactive el movimiento.

“No alcanza con que la gente venga a pasar unos días. Necesitamos propuestas que los hagan salir, consumir, vivir experiencias”, advierten desde las cámaras de comercio de destinos turísticos. La falta de actividades organizadas, festivales o propuestas atractivas golpea de lleno a la economía local. Y lo que es peor: desde el Estado y otras entidades, las respuestas parecen limitarse a decorar calles o montar alguna feria de paso, sin generar estrategias estructurales ni inversiones en promoción hacia las ciudades emisoras de turistas.

En lugar de campañas que impacten en origen —donde se decide si viajar o no—, la promoción turística se sigue pensando en destino, ya cuando es tarde. Y el resultado es el mismo: pocos llegan, y quienes lo hacen, gastan lo justo.

El verdadero termómetro

Más allá del termómetro del clima, el que hoy marca la urgencia es el del consumo. Con un Día del Padre débil y un invierno que aún no arranca, el pequeño comercio pide algo más que intenciones: necesita políticas que acompañen, decisiones que motiven y propuestas que convoquen.

Porque cuando se pierde la capacidad de regalar, de viajar o de disfrutar, lo que se enfría no es solo la economía. “Se enfría la vida cotidiana y las ideas claras.”

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