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Cristina construye poder: en el día a día y con mira electoral

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Al Senado

Cristina Fernández de Kirchner mantuvo dos reuniones con intendentes el último lunes: primero, recibió al de Tigre, Julio Zamora; y luego, a la de  Moreno, Mariel Fernández. Con ambos mostró el estado político actual de la vicepresidenta: operativa, atenta al detalle de los distritos bonaerenses y haciendo números para lo que viene. “Estoy un poquito más metida”, dice, austera, diferenciándose de su perfil bajo del inicio de la cuarentena, cuando Alberto Ángel Fernández copó el escenario completo. La razón de recibir en el Senado a esos dos alcaldes tuvo un rasgo común y detalles diferentes: con ambos se mostró como una ayuda del gobernador bonaerense y de su hijo Máximo Carlos Kirchner. “¿Hablaste con Axel?”. “¿Lo llamaste a Máximo?”, son preguntas que nunca deja de hacer CFK ante los distintos interlocutores que tiene en la Provincia. Axel es su predilecto político, su hijo es su sucesión. Kicillof es el jefe de la gestión, Kirchner hijo, el ejecutor del ordenamiento político provincial. La diferencia en esas reuniones obedeció a la problemática de cada distrito: a Julio Zamora, Cristina le hizo un “mimo” político, en medio de la tensión con su antecesor en el distrito, Sergio Massa. El zamorismo ve una mano extraña en las protestas que se hicieron en Tigre la semana anterior contra la cuarentena. En medio de su enojo con el massismo, Zamora asoma casi como un “vecinalista” más que dentro del peronismo, algo que Cristina salió a operar y a confirmar que esa intendencia (y ese intendente) deben seguir estando en las aguas peronistas. En cambio, en el caso de Mariel Fernández, Cristina y Máximo ven una gestión floja en Moreno, en mayor medida por la herencia que recibió de otro peronista (Walter Festa) que dejó un distrito a la deriva. Por eso, se espera que, en breve, a la flamante intendenta la “ayuden” dirigentes del kirchnerismo, quienes se sumarían al gabinete de ese distrito, de los más pobres del conurbano.


Cristina Fernandez de Kirchner en el Senado. Foto Federico Lopez Claro

Axel

Un dirigente histórico del peronismo ataja a quienes señalan que Kicillof no lee bien lo que pasa en el territorio bonaerense: “El que cree que Axel no entiende, se equivoca. Piensa distinto a nosotros pero entiende todo, eh”, detalla en relación a las miradas distintas de cómo manejarse con las intendencias. Por eso, a nadie sorprendió cómo el gobernador manejó el último envío de dinero a las arcas municipales. “Axel quiere que a nadie lo tape el agua pero que, tampoco, le sobre nada”, indica el mismo alcalde, quien puede presumir de tener un “canuto” guardado, esto es, dinero amarrocado para poder pagar los sueldos municipales. Por eso, los intendentes del conurbano “lloran” con que solo cuentan con fondos para comprar insumos médicos, levantar la basura y, algunos, vacunar. “Estamos transformándonos en pagadores de sueldo”, lamenta uno que sabe que el gobernador conoce al detalle cuánto dinero del municipio tiene ahorrado en un plazo fijo.


Cristina Kirchner con Axel Kicillof en La Matanza. Foto AFP

2021

Pero al mismo tiempo de analizar lo que la pandemia obliga en el día a día, los tradicionales peronistas saben que la elección parlamentaria del año próximo ya es materia de evaluación en la Provincia. “De 10 lugares en las listas, Cristina se va a quedar con 8”, analiza resignado un intendente cercano al kirchnerismo pero que no quiere dejar de meter lo suyo en las nóminas electorales de 2021. ¿Y el Albertismo?, pregunta el periodista. “El Albertismo no es porque el propio Alberto no quiere que sea”, asegura el alcalde. Todos en el peronismo bonaerense saben que CFK no descuida en absoluto los resortes del poder y que ejerce su derecho a veto en la gestión nacional,  que mira a todos y a todas y que no descuida la relación con nadie.


Cristina Fernández de Kirchner junto a Alberto Fernández. Foto AFP

Otra muestra de eso es cómo cultiva la relación con Sergio Tomás Massa, tomando el té con él, hablando de política más allá de ser vecinos legislativos. También el vínculo con Massa lo cultiva, con mates, almuerzos y cenas, Máximo Kirchner​, con quien la sintonía es absoluta. Con el de Tigre, el hijo de Cristina repasa la política bonaerense y nacional. Y habla con casi todos los ministros. Como el llamado a Matías Lammens para una cita: ¿hablarán también, además del tema electoral por venir en Ciudad de Buenos Aires, del “regreso del fútbol” con el ministro de Turismo y Deportes, quien supo ser presidente San Lorenzo de Almagro?


Máximo Kirchner en la Cámara de Diputados. Foto Germán García Adrasti

Wado

Otra de las cartas claves del armado político cotidiano y la construcción de poder de CFK es Eduardo De Pedro​. “Wado” -jefe de La Cámpora junto a Máximo- está construyendo en todo el país, desde su silla de ministro del Interior. Antes de esto, La Cámpora tenía presencia y ascendencia en Ciudad y provincia de Buenos Aires, en Santa Cruz (obviamente) y algo en Catamarca. Ahora, ya está desembarcando en Córdoba y en Salta y completando el mapa argentino en su totalidad con la mano dedicada de “Wado”. En las parlamentarias de 2021, precalentamiento para la elección presidencial de 2023, se verá la mano del silencioso y poderoso ministro.


Alberto Fernández, en la recorrida por Tecnópolis, con Eduardo «Wado» de Pedro (Interior)

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