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Alvaro García Linera: «Argentina y México son ejemp…

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En el último mes y medio. Álvaro García Linera, su pareja, Claudia Fernández, y la hija de ambos, Alba, estuvieron viviendo en casas ofrecidas por amigos y conocidos. Al vicepresidente depuesto de Bolivia le preocupa que Alba, de solo 2 años, haya transitado por nueve casas en las últimas semanas entre Bolivia, Perú, México y Argentina.

Los golpistas amenazaron con quemar la nutrida biblioteca de García Linera, un reconocido intelectual. En La Paz, su suegra quedó al cuidado de los libros y sus dos perras, Atenea y Cana, que en aymara significa luz.

Un dramático y nefasto desenlace puso un final –o una pausa– a 13 años de gobierno el pasado 10 de noviembre, cuando las Fuerzas Armadas le pidieron la renuncia al presidente Evo Morales, en el marco de denuncias de fraude, movilizaciones, un motín policial y una dudosa maniobra de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Ese día, a las ocho de la mañana, Cristina Kirchner lo llamó, recuerda García Linera en entrevista con Página/12. “Estábamos tomando la decisión de que íbamos a renunciar y Cristina fue la primera en saberlo. Los militares se habían sublevado. Teníamos a compañeros a los que les estaban incendiando las casas, un compañero ministro estaba desesperado porque amenazaban con quemar a su hijita; era todo un caos la información alrededor. Cristina me dijo: `sepan que vamos a apoyar la decisión que tomen`”.

García Linera es refugiado temporal en Argentina desde el 12 de diciembre, camino a serlo de forma permanente. Por ahora no está en sus planes volver a Bolivia. “Sería como un suicidio”, sintetiza en relación a las amenazas proferidas por el régimen de Jeanine Añez. Tres o cuatro universidades le ofrecieron dar clases. “Somos gente que vive de su trabajo”.

Al destituido vicepresidente no le extrañan las presiones del gobierno de Estados Unidos sobre Alberto Fernández para que ni Evo Morales ni él desarrollen actividades políticas. “Somos respetuosos del asilo de Argentina. Sin embargo, no me parece rara la actitud del gobierno de EE.UU., desde el primer día que estuvimos en el gobierno ellos se entrometieron en asuntos políticos de Bolivia”. Y enfatiza: “ellos están molestos porque Evo está libre y vivo. Van a impedir que hagamos cualquier tipo de actividades”.

García Linera anticipa que la reunión que este domingo mantendrán Evo Morales y él con dirigentes del Movimiento al Socialismo (MAS) en el hotel Bauen será un primer debate sobre la candidatura presidencial, de cara a las elecciones de 2020 en Bolivia. Hay cuatro precandidatos en danza: los excancilleres David Choquehuanca y Diego Pary, el exministro de Economía Luis Arce y el líder cocalero Andrónico Rodríguez.

“En unas tres semanas a más tardar tendremos candidato”, dice el vicepresidente depuesto, quien para ese momento aspira a terminar la lectura del libro de 1100 páginas de Thomas Piketty “Capital e ideología”.

–Todo un desafío hacer campaña desde Argentina, ¿le parece?

— Sí, y saber bien qué vas a decir, porque ya no es Evo el candidato, y hay que hacer que lo que se diga desde acá no afecte la campaña de los compañeros. Este domingo se va a realizar una reunión pequeña entre el presidente Evo y los líderes de organizaciones sociales, campesinas y populares. Se van a debatir nombres de candidatos para las futuras elecciones. Estamos pensando en una reunión ya más grande, en quince días o una semana, que tendría que ser en algún lugar cercano a la frontera, por la cantidad de personas que vendrían, cien o 150 personas. De esa forma, se reduce el precio de transporte de los compañeros. Sería una reunión más definitoria donde deberían venir obligatoriamente los dirigentes de todas las organizaciones sociales. El MAS es una confederación de organizaciones sociales, laxa, una gran coalición.

–¿Cómo debería ser el presidenciable del MAS?

–Teníamos un debate interno sobre si debía ser un candidato de la resistencia, que te garantice una buena bancada, y que agrupe a todo el núcleo duro. Pero dadas las circunstancias, estamos en la posibilidad de tener un candidato para optar por la victoria. Es decir, que irradie a otros sectores. Porque la oposición se presenta ahora dividida y abre las posibilidades a que un candidato nuestro pueda ganar. No con la contundencia de Evo, pero puede ganar. Entonces tiene que ser un candidato que reafirme el núcleo duro -indígena, campesino–, pero que también tienda puentes hacia sectores medios populares y ascendentes, con las posibilidades de luchar por la victoria en las elecciones que se realicen en el primer semestre de 2020. Hay cuatro nombres de compañeros: David Choquehuanca, ex canciller, con fuerte presencia en el mundo rural y andino; Diego Pary, el último canciller, quechua, con presencia también en el mundo rural; Luis Arce, exministro de Economía 12 de los 13 años de gobierno, uno de los constructores del éxito económico de Bolivia; y Andrónico Rodríguez, un joven líder campesino, muy típico de la nueva clase media: de origen popular, quien se recibió de cientista político. Tiene 30 años, es carismático con la juventud y estuvo en los momentos duros: en (las matanzas de) Chapare, Sacaba y Senkata. Su figura rápidamente descolló en el debate.

— En la Casa Rosada hubo una reunión fuera de agenda entre funcionarios de la embajada de Estados Unidos y el presidente Alberto Fernández y parte de su gabinete. EE.UU. presentó una protesta formal por las actividades políticas que desarrolla Evo Morales en Argentina. ¿Cuál es su opinión?

— Me he enterado por los periódicos. Con el presidente Evo, cumplimos el protocolo mundial que se establece para los refugiados. No nos involucramos en las actividades políticas del país que nos ha acogido. Eso lo hemos respetado siempre. No se nos prohíbe hablar, comentar sobre nuestro país, reunirnos. No vamos a generar ningún tipo de problema o infracción a las normas argentinas. Somos respetuosos del asilo de Argentina. Sin embargo, no me parece raro. Desde el primer día que estuvimos en el gobierno, EE.UU. se entrometió en asuntos políticos de Bolivia. No tenemos ninguna animadversión hacia los norteamericanos: valoramos su cultura, su tecnología, su economía, pero no permitimos que se metieran en los asuntos bolivianos, o que nos dijeran qué teníamos que hacer. Los respetamos en muchas cosas, pero por favor, no se metan. No nos hicieron caso, tuvimos que expulsar al embajador (Philip Goldberg), con pruebas. Desde allí no han dejado de agraviarnos, y eso continúa hasta el día de hoy. El conjunto de audios de funcionarios norteamericanos que se reunieron a principios de 2019 con opositores para financiar una campaña contra el presidente Evo es conocido por todos. Estuvieron presentes en el golpe de Estado, protegiendo a los mandos militares que han cometido una masacre en mi país. Más tarde, hicieron lo imposible para que el avión de México que iba a llevar a Evo Morales no llegara a Bolivia. A México le manifestaron su malestar por el apoyo que nos brindaron. Para Evo, ellos tenían pensada la muerte o la detención. Están molestos porque Evo está libre y vivo. Van a impedir que hagamos cualquier tipo de actividades. Les preocupa la influencia de Evo, que sea una gran inspiración para otros compatriotas en determinados temas. Y no le temen a la persona, le temen al proyecto social y exitoso de socialismo democrático. Tuvimos la tasa de crecimiento más importantes del continente latinoamericano, 30 por ciento de la población salió de la pobreza. Eso para EE.UU. son credenciales subversivas. Evo es el ejemplo viviente de que se puede ser progresista, de izquierda, y hacer un buen trabajo económico.

–Pidieron una orden de detención contra Evo Morales. ¿Existe una acusación en su contra?

–En mi caso, no. A los cuatro días que salimos de Bolivia, nos enteramos de que abrieron una causa contra Evo por terrorismo, sedición. Yo podría volver a Bolivia, pero si hago eso, seguro que van a fabricar causas judiciales.

–A la luz de lo acontecido, ¿hay lugar a la reflexión de por qué Evo Morales y usted pensaron que eran los únicos que podían liderar el proceso de cambio?

— La convocatoria al referéndum de 2016 para la nueva candidatura de Evo fue una decisión que se tomó con más de 5000 dirigentes reunidos. Ellos entendieron que había que hacer un referéndum: habíamos ganado y querían que la gente se pronunciara sobre una nueva candidatura de Evo. Y yo dije públicamente que eso iba en contra del sentido común. Acabas de ganar, tienes por delante cinco años, espera que pasen cuatro y allí pregunta: ¿lo he hecho bien? Pero los compañeros, a quienes respetamos, lo tomaron así. Y la reunión sobre qué deberíamos hacer, si insistir por las vías constitucionales para que Evo fuera candidato igualmente fue tomada por los que forman la musculatura del MAS: sindicatos, gremios, incluida la Central Obrera Boliviana. No es una decisión personal en estos casos, es colectiva.

— Pero generó controversia ya que habían perdido el plebiscito.

— Sabíamos que había una colisión constitucional entre el artículo 161, refrendado por un referéndum, y el artículo 13, que establece la primacía de los acuerdos internacionales en Derechos Humanos por sobre la Constitución. Sabíamos que no era fácil la decisión, pero que había una opción constitucional para buscar la candidatura de Evo. Y los compañeros optaron por eso, sabiendo que era complicado e implicaba un costo político. Por eso se hace la consulta al tribunal constitucional, para que dirima el conflicto de los dos artículos, y lo hizo a favor del artículo 13, habilitando la candidatura.

— La OEA tuvo un informe preliminar señalando irregularidades en las elecciones del 20 de octubre. Después en el informe final habló de un servidor oculto y de la interrupción sin motivo del conteo rápido. ¿Cómo lo refutan?

— Ha habido una ingenuidad nuestra sobre cómo la OEA ha usado la información y en qué momento. ¿Por qué convocamos a la OEA? Porque no teníamos nada que esconder. Si no has modificado ni un solo voto, no tienes nada que esconder. Y te presentas ante cualquier tribunal. La OEA presenta el día 10 (de noviembre) a la mañana un adelanto del informe final. Según el acuerdo firmado con Cancillería, tenía que entregar el informe el miércoles 13. Lo adelanta curiosamente para generar un titular porque ya sabía que los militares iban a sublevarse. Y lo sabían los norteamericanos, y por lo tanto (Luis) Almagro. Resulta que el día 13 no entrega su informe y lo hace un mes después. Había actuado según la necesidad política, no técnica. ¿Qué dice el informe? Hubo un servidor externo que estuvo ahí. Ya lo sabía. Le empresa Neotec que se encargaba del recuento rápido, informó que había incorporado un servidor como respaldo. No era un recuento oficial de la tendencia electoral. Tenía que informar al 80 por ciento de las actas y luego pasaba al recuento manual, que se hace acta por acta, frente a partidos y a la prensa. El oficial es el recuento manual. Del recuento manual dicen estos señores que se objetan 273 actas de 34. 500, porque hay una votación excesiva para Evo, por encima del 70 por ciento. Aquí en Argentina, cuando uno va a los barrios populares o barrios de clase alta hay quienes votan ese alto porcentaje a diferentes opciones. Aun anulando las 273 actas, aun repitiendo la votación en 273 mesas, y que el cien por ciento le diera su voto a Carlos Mesa, aun así ganaba Evo Morales. En cualquier país se repite la votación, no se hace un golpe de Estado, no se mata gente ni se anula elecciones. La OEA apostó a fomentar un golpe de Estado.

–Aún no está definida la fecha para las elecciones…

–Hay todavía un debate sobre qué va a pasar el 22 de enero, día en que terminaba el mandato de Evo, el mío y de todos los diputados y senadores. A quienes plantean extender los mandatos hasta agosto. Los golpistas están propugnando que se amplíe el mandato solo del Ejecutivo, pero no del Legislativo. La presidenta autoproclamada (Jeanine Añez) asumió por ser vicepresidenta del Senado, pero el 22 fenece su mandato. Entonces, ¿fenece el mandato de los golpistas? Si no va a existir el Senado. ¿Puede ser ella presidenta? En parte del debate de este domingo tiene que ver con todo esto.

–¿Confiarán en el nuevo proceso electoral?

— Nos preocupa que ahora sí vaya a haber fraude. Vamos a estar apelando a la comunidad internacional y no a los organismos financiados por Estados Unidos, sino a organismos decentes: estamos convocando a la Fundación Carter, a una delegación técnica de la Unión Europea, a que asista la mayor cantidad de observadores del mundo. Hay una institución que agrupa a presidentes de cortes electorales de América latina. Los golpistas van a hacer todo por impedir lo que hoy las encuestas muestran, el favoritismo del MAS. Si uno revisa las encuestas hechas por la derecha en enero, marzo, abril, Evo ganaba.

—- ¿Van a postularse los mismos candidatos de la derecha más el ultraderechista  Fernando Camacho?

Mesa es el candidato de la embajada, eso está claro. Va a recibir el apoyo de los norteamericanos. Camacho hizo el trabajo sucio, pero no lo ven como gobernable.

América del Sur vivió profundas crisis en 2019: Chile, Ecuador, Bolivia, Colombia. ¿Cuál es su reflexión?

— Es un continente que está buscando su destino y que es un escenario, un laboratorio de marchas y contramarchas, de revoluciones y contrarrevoluciones. Hay fuerzas que están despertando hacia algo positivo, hacia la hermandad, y hay fuerzas que se están resistiendo de forma rabiosa. No hay una línea homogénea. Es un torbellino, un escenario de disputa. Se gana en un territorio, se pierde otro. No acaba ni de instalarse la contrarrevolución ni la contrarreforma porque no tiene provenir, se funda en el odio, la venganza, en la revancha. Pero tampoco acaban de irradiarse las tendencias de la transformación social. Es un escenario complicado. El continente explora de modo dramático los caminos de su bienestar, no hay una ruta preestablecida ni un modelo a seguir. A que confiar que los pueblos tracen y busquen el lugar donde se encuentren las respuestas.

— ¿Argentina y México le generan expectativa?

— Claro, Argentina y México son ejemplos de dignidad. Sin ellos tendríamos un continente regresivo, casi oscurantista. Tienes la rebelión en Chile y Colombia. En Bolivia tienes el regreso de un oscurantismo decimonónico, pero también tienes un despertar de sectores nuevos de la sociedad, populares, que se oponen a los racismos exacerbados. Y hoy por hoy México y Argentina son como un oasis en medio de ese caos. ¿Qué tienes fuera de ambos países? Países que hacen actos de genuflexión frente a Estados Unidos. Vivimos una década donde Estados Unidos era un nombre muy lejano, donde las cosas que hacíamos bien o mal la hacíamos entre latinoamericanos.

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